Título del texto editado:
“El rústico pastor de Belén, a los lectores”
[17]
EL RÚSTICO, PASTOR DE BELÉN, A LOS LECTORES
No te espantes, lector amigo, si en estos
divinos
discursos
no
cumple
nuestra
rudeza
con la obligación del nombre, y en materias tan altas excede nuestra humilde capacidad los
justos
límites, pues, si lo que dijimos y cantamos aquella noche visitando al soberano Niño, sujeto y argumento de estas
canciones
y
prosas,
guardaba en su puro corazón su santísima Madre —como es de fe, y que las confería con las que ella sabía, ya de los ángeles, ya del mismo Dios, que no hay mayor encarecimiento—, no podrás negarnos que eran cosas profundas, proféticas y reveladas de la divina Sabiduría, pues fueron dignas de ser guardadas en archivo donde Dios depositó las mayores virtudes y excelencias que ha dado a humana ni a angélica criatura, cuyas grandezas y sacramentos no se pueden tratar sin
sublime
estilo.
Presupuesto lo cual, leerás sin pena lo que de las divinas y humanas letras nos oyeres; que, si en esta felicísima noche florecieron los helados campos, dieron fruto los secos árboles y de las duras piedras salieron fuentes, no fue mucho que los pastores rudos
hablásemos
como
sabios,
a cuya pequeñez revela Dios sus secretos y da su gracia, resistiendo a la malicia y
envidia
de los soberbios.