[4]
Al rey, nuestro señor, Lope de Vega Carpio
Alcides nuevo, cuyos hombros tiernos,
mientras descansa el gran Filipo Atlante,
cargan dos mundos, porque sois bastante,
si los hubiera, para más gobiernos;
objeto de los cielos sempiternos, [5]
como el espejo al sol, luz en diamantes,
Júpiter
español, César infante,
mas digno de vivir siglos eternos;
aquí, donde mi Isidro fue nacido,
nacisteis vos, tan bienaventurado [10]
cuanto debéis de estarle agradecido.
Vuestros antecesores le han honrado.
Ya reina en Dios: si labrador ha sido,
juntad el cetro a su divino arado.