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Del capitán Figueroa, secretario de don Pedro de Toledo
Esta es la
famosa
Vega
donde un labrador
divino
nos
muestra
el santo camino
que a la Ciudad de Dios llega.
En cuya fértil labranza [5]
con larguísimo tributo
verá responder el fruto
a la Fe y a la Esperanza.
Aquí se ve un labrador
que, tras los bueyes y arado, [10]
fue el más alto enamorado
de cuantos tratan de amor.
Y un
escritor
cuya pluma
lleva la
fama
en sus alas
a las
inmortales
salas [15]
donde nunca se consuma.
Y, aunque es del mundo el mejor,
no pueden causar espanto
tales obras de tal santo,
tal libro de tal autor. [20]