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A la excelentísima señora condesa de Olivares, don Lope Félix
Este triunfo de amor, que imita el celo
de Felipe católico aquel día
que, a vista de la ingrata apostasía,
ensalzó la verdad del Pan del cielo,
cuando con los reflejos de aquel velo, [5]
sol que en el Aries del Tusón ardía,
de la alta selva de Albión quería
el joven de Austria penetrar el hielo.
Será triunfo también que constituyo
a tu valor, porque despojos pise [10]
eterno
Fénix de su misma llama,
porque ninguno habrá que para el tuyo
pueda negar, esclarecida Nise,
laurel a tu virtud,
gloria
a tu fama.