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De don Juan de Arguijo a Lope de Vega Carpio
Con heroica grandeza el sabio griego
cantó de aquel astuto peregrino,
el luengo discurrir, cuyo camino
tuvo por fin de Ítaca al sosiego.
Y del ilustre Dárdano, que el ruego [5]
de Elisa desdeñó y a Italia vino,
los varios casos resonó el latino
plectro, que celebró de Troya el fuego.
De el uno y otro a la sublime gloria
un peregrino en su fortuna aspira [10]
por la voz dulce y cortesano aviso
del
culto
Lope,
que en su nueva historia
tales sucesos canta con la lira
del peregrino que lo fue en Anfriso.