Información sobre el texto

Título del texto editado:
“Dirigida a don Francisco López Aguilar”
Autor del texto editado:
Vega, Lope de (1562-1635)
Título de la obra:
Parte catorce de las comedias de Lope de Vega Carpio, procurador fiscal de la Cámara Apostólica y su notario descrito en el Archivio Romano y familiar del Santo Oficio de la Inquisición
Autor de la obra:
Vega, Lope de (1562-1635)
Edición:
Madrid: Juan de la Cuesta/Miguel de Siles, 1620


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Fuentes
Información técnica





[8]

Dirigida a don Francisco López Aguilar


Júntanse a concilio poético ciertos que hablan siempre en versos, y deben de saber hacerlos, aunque quien esto sabe pocas veces habla en ellos, que, cuando los dueños andan a buscar quien se los oiga, no pienso que arguye buena opinión, que anda siempre fuera de la persona y muchas leguas de la propia conversación. Y en esta junta, o digamos Ateniense Liceo, llegó un soneto mío al rayo de aquel generoso caballero, tan desdichado como ilustre, que decía así:

Venerable a los montes laurel fuera,
Júpiter servador, tu sacra encina,
si tu mano feroz la sierpe trina
en su tronante origen suspendiera.

Cuando el temor humano considera [5]
tal vez inmoble la piedad divina,
teme la majestad, porque imagina
preciso el orden de la eterna esfera.

¿Por qué de un árbol siempre duro hiciste
defensa al cielo, ¡oh, tú!, que su horizonte [10]
bañado en esplendor trémulo viste?

¡Ay, decreto fatal!, en todo un monte
blanco a las flechas de sus iras fuiste,
y siendo Endimión, mueres Faetonte.


Aunque este no sea su propio lugar, y más parezca carta de defensa que dedicatoria de una fábula, en tanta amistad, en tanto amor, y escribiendo a ingenio tan conocidamente docto, no cae fuera de su lugar satisfacer brevemente a las objeciones propuestas; aunque, si en esto he de mirar, teniendo tanto escrito, corta fuera mi vida, puesto que la igualara el cielo con la de aquellos hombres en cuyo siglo había menos poetas, pero más sabios. A Júpiter llamaron servator, consagrándole la encina por el primero sustento del mundo. «Jovis arbore» y «sacra Jovi», dijo Ovidio; «amica Jovi», Valerio Flaco y Claudiano; y Alciato en una emblema: «Grata Jovi est quercus qui nos servat fovetque». Pero si no está la dificultad en esto, y les enfada haber llamado al rayo de Júpiter sierpe trina, porque usan tanto de sierpe de cristal para las aguas, debe de ser este elemento más común por la tierra, con que le mezclan como junta de dos ceras los astrólogos, que el fuego elementar no todos le alcanzan de vista, por fácil que nos le enseñen los Metheoros de Aristóteles; llamarla trina, siendo de tres puntas, ¿qué dificultad tienen? «Trisulci fulminis», dijo Séneca de los antiguos; y Policiano de los modernos: «Trifidum fulmen»; y por la misma razón Baptista Pío de Neptuno: «Trifido tridenti»; y Claudiano: «Cuspis trifida»; y Ovidio en la muerte de Faetón por el rayo:

Naiades Hesperiae trifida fumantia flamma
corpora dant tumulo.


Pero no les parecerá que es lo mismo que trino, de quien usaron César, Cicerón y Suetonio. Si Endimión fue cazador, ¿por qué se contenta, por calumnia, de que haya sido astrólogo? Valerio le llama: «Lathmius venator»; Reusnerio: «Errantem sylvis Endimiona», Ovidio: «Lathmius Endimion», y aquellos versos:

Lathmius aestiva residet venator in umbra,
dignus amore dee.


Natal Comité, en su Mitheologia, da la culpa de los amores de la luna, porque: «ad lunae lumen venaretur», de donde le nació para su astrología el observarla, y decir Pausanias que tuvo de la misma diosa cincuenta hijos, habiéndolo él sido de Ethleo y de Calices. Finalmente, no olvidaron esta opinión después de todos Fausto Sabeo, Vespastano Estroza y el Sanazaro, y todo el soneto junto se entiende ansí: don Miguel de Guzmán era cazador, andaba por los montes, no se hizo hijo del Sol, aunque pudiera, siéndolo del duque de Medina Sidonia; pues ¿cómo le mata Júpiter con su rayo, si fue solo Endimión por las selvas, y no por el cielo Faetonte? Vuestra merced no se canse en su defensa, sino reciba en su servicio y protección esta fábula mientras sale a luz con su nombre la Filomena, con más digno estilo de su alto ingenio, aunque también desigual a sus merecimientos y mis deseos. Dios guarde a vuestra merced.

Su capellán,


Lope de Vega Carpio






GRUPO PASO (HUM-241)

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2018M Luisa Díez, Paloma Centenera