Título del texto editado:
“Dirigida a Francisco Pacheco, pintor insigne”
[9]
Dirigida a Francisco Pacheco, pintor insigne
Nació vuestra merced con ingenio sin invidia: parécenle bien los ajenos, celebra los que saben, honra los que supieron y solicita, no solo hacer
inmortal
la memoria de sus escritos, sino también las efigies de sus rostros con sus retratos. Años ha que en su famoso libro puso vuestra merced el mío, como suele naturaleza el lunar en las hermosas, para que mi ignorancia hiciese lucir la
fama
de tantos
doctos.
No he podido
pagar
aquella memoria como debo, porque en mi
Jerusalén
fui breve cuando dije:
Si fueran tus pinceles esta pluma,
u de tu pluma estos pinceles fueran,
escribiera o pintara parte, o suma,
de las muchas que en ti se consideran.
Tu misma perspectiva las resuma,
tu pluma y tus pinceles las refieran,
¡oh, gran Pacheco!, en quien sin vicio vemos
pluma y pincel, de tu virtud estremos.
Y aunque en la dirección de esta fábula pudiera dilatarme, tiene vuestra merced en la pintura y
poesía
tan merecidas
alabanzas
que todo elogio excediera, no solo precisos términos de carta, pero del mayor libro. Préciese la gran patria de vuestra merced, Sevilla, de un hijo tan célebre y por quien aquellas felicísimas edades están presentes; y los que no hubieren conocido al divino Herrera, a los dos Franciscos, Medina y Pacheco, Figueroa, Cetina y otros iguales (si iguales tienen), todos muertos, y todos
vivos,
pues por su pluma y pincel no los podrá acabar la condición del tiempo, viéndolos en su libro, le den gracias, y apliquen a sus fisionomías sus ingenios. Al de vuestra merced, rico de cuanto es bueno,
útil
y
deleitable,
ofrezco la
comedia
cuyo título es
La gallarda toledana,
que hubiera merecido más propiamente si ese pincel la retratara y no mi
ruda
pluma, pero sirva de señal de
amor,
afecto de mi deseo y rendimiento de mi obligación. Dios guarde a vuestra merced.
Lope de Vega Carpio