Información sobre el texto

Título del texto editado:
“Dirigida a Claudio Conde, su verdadero amigo”
Autor del texto editado:
Vega, Lope de (1562-1635)
Título de la obra:
Decimaquinta parte de las Comedias de Lope de Vega Carpio, procurador fiscal de la Cámara Apostólica y familiar del Santo Oficio de la Inquisición
Autor de la obra:
Vega, Lope de (1562-1635)
Edición:
Madrid: Fernando Correa de Montenegro/Alonso Pérez, 1621


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Fuentes
Información técnica





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Dirigida a Claudio Conde, su verdadero amigo


Siempre he tenido en la memoria aquellas palabras de Sócrates, de las cuales con razón hace memoria Plutarco: «que el amigo ha de ser como el dinero, que antes de haberle menester se sabe el valor que tiene». No me engañó a mí esta confianza en el que vuestra merced mostró conmigo pertot discrimina rerum y en tantas adversidades, pues creo que no tiene en sus Diálogos de amistad Luciano tan peregrinas finezas como han pasado por los dos en nuestros primeros años. Esta comedia intitulada Querer la propia desdicha, si no en la sustancia, por lo menos en el título conviene con aquellos sucesos notablemente, cuando con tanto amor vuestra merced me acompañó en la cárcel, desde la cual partimos a Valencia, donde no corrimos menores peligros que en la patria, pagando yo a vuestra merced, con sacarle de la torre de Serranos y de sentencia tan rigurosa, la piedad usada conmigo en tantas fortunas que, si alcanzara esta edad, pudiera mejor que de Damón y Pitias hacer memoria de nosotros el príncipe de la retórica latina, y pedir el ilustrísimo marqués de Aytona con mayor causa el tercer lugar que deseaba Dionisio. Partimos antes de los primeros bozos a Lisboa, confirmando más nuestro amor, por opinión de Séneca, «la necesidad y la semejanza», donde, embarcados a la jornada que el rey Filipe Segundo prevenía a Inglaterra entonces, no se pueden sin algún sentimiento traer a la memoria tantos y tan varios accidentes, porque dijo bien de la fortuna Ovidio: «et tantum constans in levitate sua est».

Los peligros, finalmente, de la guerra, de la mar y de tantas ocasiones me obligaron a elegir entre muchas esta comedia (pues todas eran desdichas que yo quise, destierros que amaba y peregrinaciones que idolatraba una voluntad bárbara, en años que el apetito loco pone los pies en el cuello de la razón prudente) y dirigirla a vuestra merced para que se acuerde de que, entre tantos príncipes, en tan numeroso ejército, generales, capitanes, galeones, armas, banderas, amigos y enemigos, fuimos siempre tenidos por hermanos, y que esta memoria está confirmada con el título de la sangre para que no pueda borrarla el tiempo; que la distancia de las profesiones ni la mudanza de los estados no tienen fuerza en tan justas obligaciones, ni el reconocimiento de las mías puede faltar en mi pecho mientras tuviere vida. La de vuestra merced guarde Dios lo que yo deseo.

Capellán de vuestra merced,


Lope de Vega Carpio






GRUPO PASO (HUM-241)

FFI2014-54367-C2-1-R FFI2014-54367-C2-2-R

2018M Luisa Díez, Paloma Centenera