Información sobre el texto

Título del texto editado:
“Al excelentísimo señor don Pedro Téllez Girón, duque de Osuna, marqués de Peñafiel, conde de Ureña, señor de las villas de Morón y Archidona, etcétera”
Autor del texto editado:
Salas Barbadillo, Alonso Jerónimo de
Título de la obra:
Casa del placer honesto
Autor de la obra:
Salas Barbadillo, Alonso Jerónimo de
Edición:
Madrid: viuda de Cosme Delgado/Andrés de Carrasquilla, 1620


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AL EXCELENTÍSIMO SEÑOR DON PEDRO TÉLLEZ GIRÓN, DUQUE DE OSUNA, MARQUÉS DE PEÑAFIEL, CONDE DE UREÑA, SEÑOR DE LAS VILLAS DE MORÓN Y ARCHIDONA, Y ETCÉTERA


Después que vuesa excelencia (admirable a todas las naciones por sus gloriosos triunfos de que han sido teatros la tierra y el mar, porque tan ilustres hazañas no se han contentado con menos campo que el de dos elementos tan grandes) partió de Italia para España, la una con su valor defendida de la saña del mayor monarca de los infieles, y la otra, deseosa de ver un hijo que tanto la ilustraba, parece que ha concurrido el aplauso común de los pueblos a recebille y festejalle, siendo aun entre los estraños amado natural, propio efeto de la ínclita, virtud que les señala a los varones grandes todo el mundo por patria. La nobilísima república de Génova, el cristianísimo reino de Francia, viendo a vuesa excelencia pasajero suyo, cuánto se alegraron de reverencialle (siendo tributarios con admiraciones, ya mudas, ya elocuentes, de los despojos del ánimo), les pesó de que no fuese perpetuándose en ellas, y así libraron su consuelo en los fieles hurtos que el pincel ha hecho al semblante de vuesa excelencia en varios retratos, a quien respetan como a sombras de tanto sol, previniéndole ya aun en vida a vuesa excelencia las estatuas que han de ser en mármor y bronce eternos instrumentos de su fama, que a pesar de la fabulosa invidia, que vanamente se ha dejado sembrar con tantos errores, resplandecerá por gloria suya, en honor del siglo presente y para ejemplo de los que sucedieren. Todos los verdaderamente españoles, que en común sentimos esta verdad, quisiéramos hallarnos con los corazones en las manos, para ofrecellos en sacrificio a los pies de vuesa excelencia, a quien las armas y las letras deben igual patrocinio. Mas ya que es casi imposible sacar tan en público los interiores afectos, cada uno a su modo presenta testigos de su verdad, y yo entre tantos consagro a vuesa excelencia este hijo de mi entendimiento, que nace al mundo al mismo tiempo que vuesa excelencia llega a esta corte a darle, siendo su padrino, lucimiento y estimación, asegurando que según lo que a vuesa excelencia se debe, no me atreviera a ofrecerle menos que un hijo, ni vuesa excelencia, tan enseñado a dar, recibiera prenda que llevara consigo más que demonstración de voluntad. Guarde nuestro Señor 1 a vuesa excelencia como sus criados deseamos y hemos menester. De Madrid, y otubre 15 de 1620.

Alonso Jerónimo de Salas Barbadillo






1. Cormellas, en su edición de 1624, añade: «Guarde nuestro Señor y su benditíssima Madre a Vuessa Excelencia como sus criados desseamos».

GRUPO PASO (HUM-241)

FFI2014-54367-C2-1-R FFI2014-54367-C2-2-R

2018M Luisa Díez, Paloma Centenera