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DE UN INGENIO DE ESTA CORTE, TAN GRANDE EN EL SABER COMO EN LA SANGRE
Décima musa, cantad
con suspensión de las nueve,
a Santos, pues se le debe
las luces de
eternidad
a quien con tal
claridad
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habla tanto en breve suma.
Dude el mundo cuál presuma
merecer la palma honrosa:
si Madrid, por lo dichosa,
o, por dichosa, tal pluma. [10]