[6]
DEL DOCTOR FRANCISCO QUINTANA
De la
elegancia
y el modo
de este discurso colijo
que es, siendo de regocijo,
cifra de elocuencia y todo
—cuando a verle me acomodo— [5]
dar
doctrina
tan a tiempo,
disfrazada en
pasatiempo.
Llego también a pensar
que a este tiempo ha de faltar,
para su alabanza, tiempo. [10]