Título del texto editado:
“A la excelentísima señora doña Luisa María de Meneses, condesa de Portalegre, marquesa de Govea”
[1]
A LA EXCELENTÍSIMA SEÑORA DOÑA LUISA MARÍA DE MENESES,
CONDESA
DE PORTALEGRE, MARQUESA DE GOVEA
Las
faltas
de la pluma, excelentísima señora, enmienda el acierto de la dedicatoria y, aunque el discurso no admire por grande, respectos de grande adquiere con la
protección
de Vuestra Excelencia, a quien suplico sea el patrocinio, que, aunque el valor se busca para mayores empeños, advierto que, siendo la última parte de la tarde la menor del día, el sol, sin desechar asumpto tan pequeño no le desprecia, antes se inclina a él. Los ojos de Vuestra Excelencia tienen la misma calidad. Yo soy el águila más presumida, no podían parar en otra parte de mi presunción los vuelos. De las manos de Vuestra Excelencia se vale esta fábula
(primera
de las que el enfado de un dilatado
ocio
me ocasiona escribir). No temo la censura que, si el templo del aurora fue sagrado de los riesgos, no peligrarán mis discursos, teniendo en mi favor esos dos templos. Dios guarde a Vuestra Excelencia infinitos siglos.
París, 30 de mayo de 655.
Esclava de Vuestra Excelencia más afectuosa que su planta besa. Laura Mauricia.