Información sobre el texto

Título del texto editado:
“Al ilustrísimo señor don Francisco Jacinto Villalpando, marqués de Osera, caballero de la orden de Santiago, gentilhombre de la cámara de su Majestad, escribano de raciones de la real casa de Aragón, señor de las baronías de Quinto y Figueruelas, y de la villa de Estop[i]ñán”
Autor del texto editado:
Lizau, Matías de
Título de la obra:
La quinta de Laura
Autor de la obra:
Castillo Solórzano, Alonso de
Edición:
Zaragoza: Real Hospital de Nuestra Señora de Gracia / A costa de Matías de Lizau, mercader de libros, 1649


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Fuentes
Información técnica





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AL ILUSTRÍSIMO SEÑOR DON FRANCISCO JACINTO VILLALPANDO, MARQUÉS DE OSERA, CABALLERO DE LA ORDEN DE SANTIAGO, GENTILHOMBRE DE LA CÁMARA DE SU MAJESTAD, ESCRIBANO DE RACIONES DE LA REAL CASA DE ARAGÓN, SEÑOR DE LAS BARONÍAS DE QUINTO Y FIGUERUELAS, Y DE LA VILLA DE ESTOP[I]ÑÁN


Suelen dedicarse algunas veces los libros, o por la nobleza de sus patrones, o porque los defiendan con la sombra de su protec¬ción, para que los críticos no los infamen y calumnien con san¬grientas censuras y apologías, que hay hombres que solo viven con la detracción, y porque los demás los reverencien por maestros, todo lo reprenden, y de todos murmuran, y solo se contentan de sus sátiras; y si fueran tales como las de Persio y Juvenal, loable fuera su ocupación, pero fáltales la agudeza y les sobra la malicia, que esta pocas veces deja de ser abundante.

El dueño de estas novelas, bien conocido en España por sus escritos, y aunque fuera obscuro su nombre, el amparo de vuestra señoría lo ilustrara y diera a conocer, siendo vuestra señoría tan ingenioso artífice de este género de estudios. Diranlo abiertamente las comedias que en diversos teatros de España se han representado con admiración repetidas veces –algunas las gozamos impresas–, como también los Escarmientos de Jacinto y otras obras que se esperan de la copiosa oficina de vuestra señoría.

En otros sujetos para alabarlos, fuera necesario valerse de todo el artificio de la retórica, y aun de los hipér[b]oles y lisonjas, tan usadas en prefaciones de libros. Pero, hablando de vuestra señoría, antes será preciso, para no ofender su modestia, callar los partos felicísimos de su ingenio y el valor de su persona, ejercitada en la escuela militar del excelentísimo marqués de Leganés, donde vuestra señoría, en sus más tiernos años, cuando otros alcanzan los puestos por favores, los mereció vuestra señoría por sus servicios, que es el mayor realce de ellos. Diralo el reencuentro de Tornavento, donde peleando con los enemigos y defendiéndose últimamente de una tropa de corazas que le llevaba preso, salió herido de una gran cuchillada en la cabeza; y en el sitio de Verceli, esguazando el día del asalto las dos riberas que formaba el río Sesia debajo de la muralla, subió el primero por las escalas, que por aquella parte se había arrimado, y siendo tres veces rebotado de lo más alto de la muralla al foso, le retiraron a vuestra señoría con dos heridas en la cabeza, mereciendo esta acción, no solo los favores de su general, los aplausos del ejército, sino del enemigo; porque el día siguiente que se entregó la ciudad, preguntó quién fue el soldado valiente que subió por la escala y cayó al foso por la resistencia de sus armas; y así lo refirió el maestre de campo, don Martín de Mújica, que fue el primero que se entregó de aquellos puestos; y no bien convalecido de las heridas, le dio el marqués a vuestra señoría una compañía de caballos corazas que gobernó un año, hallándose en cuantas ocasiones se ofrecieron en aquel tiempo, y singularmente en el sitio y toma de Poma; y desmantelando aquella fortaleza, se retiró vuestra señoría a vista del enemigo, y fue su compañía de las últimas que escaramuzaron con él, deteniéndole para que nuestras tropas pasasen la puente de barcas que estaba sobre el Po.

Y vuelto vuestra señoría a España, en los sitios de Salsas, Monzón y Lérida, dio grandes muestras de su valor; y en el tiempo que gobernó la plaza de Fraga, la pertrechó con suma diligencia, a costa de su vigilancia y de su hacienda. No refiero las hazañas que en tantas facciones obró la espada de vuestra señoría, porque las dejaré para las plumas de los historiadores; solo suplico a vuestra señoría que admita este pequeño don de mi voluntad y me tenga en el número de sus criados, a quien guarde Dios muchos años para la gloria de Marte y delicia de las Musas de Zaragoza, y diciembre 18 de 1648.


Besa la mano de vuestra señoría su humilde criado.


Matías de Lizau






GRUPO PASO (HUM-241)

FFI2014-54367-C2-1-R FFI2014-54367-C2-2-R

2018M Luisa Díez, Paloma Centenera