Información sobre el texto

Título del texto editado:
“Al lector. Don Francisco de Lugo y Dávila”
Autor del texto editado:
Lugo y Dávila, Francisco de
Título de la obra:
Corrección de vicios. En que Boca de todas verdades toma las armas contra la malicia de los vicios y descubre los caminos que guían a la virtud.
Autor de la obra:
Salas Barbadillo, Alonso Jerónimo de
Edición:
Madrid: Juan de la Cuesta / A costa de Miguel Martínez, 1615


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Fuentes
Información técnica





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AL LECTOR

DON FRANCISCO DE LUGO Y DÁVILA


Solía decir muchas veces Diógenes Cínico que otros herían sus enemigos para quitarles la vida, y él a sus amigos para perficionársela. Lo mismo, ¡oh, lector!, te dice Alonso Jerónimo de Salas, pues si te hallases, en el género de estado que te toca, tal vez herido de sus palabras, advierte que no es para dañarte, sino para hacerte de vida más perfeta. Y si esto no te consolare bastantemente, pues no solo se pelea con el escudo, recibiendo en él los golpes (porque nuestra naturaleza no tanto se inclina y ama la tolerancia, cuanto la superioridad y aptitud de la venganza justa), así como te enseña a recebir el golpe con que te hiere reprehendiéndote tu vicio, te da armas ofensivas contra los demás estados. Que si en el primer capítulos se encuentra con escribanos y alguaciles, es para que los otros se consuelen, pues donde hay tanto que decir, tanto se modera. Y estos, si el médico o letra do quisiere vituperarlos, también hallarán a pocas hojas hecha la respuesta. Que no porque el poderoso murmure del triste —que por no darle tanto oro la fortuna le quedó inferior y obligado a servirle, forzado de su miseria—, le maniató la lengua para que le responda; antes cuanto más acrecentado en las riquezas, tanto más sujeto a las imperfeciones del ánimo, y por consecuencia tanto más habrá con qué responderle (que no será necesario trabajar mucho para hallarlo el que lo hubiere menester).

Verdades son todas, manjar dulce para los virtuosos y sabios cuanto amargo para los ignorantes y viciosos. Y es justo, ¡oh, lector!, que en el tiempo que reina la mentira, tan compañera de la adulación cortesana, estimes quién saca la verdad a luz. Pues, como dice Juvenal, aquello que tú no tienes vergüenza de hacer, ¿por qué la he de tener yo de decirlo? Que no la hagas, y no ternás que temer, claman los vulgares proverbios. Y si este consejo te pareciere de poco fundamento, porque le pronuncia la vejezuela y el rapaz, rígete por la doctrina de Epiteto, excelente filósofo, que allí verás claro que la felicidad estriba en la tranquilidad del ánimo; y esta solo —a mi ver—la alcanza aquel a quien no tienen que reprehenderle. Mas, ¿para qué se desmanda mi pluma a darte avisos, pues todo este libro está lleno de ellos? Escoge los que te tocan y saldrás más aprovechado. Que no es otra cosa el vituperar una acción que el avisarte que huigas de ejecutarla, de suerte que te la puedan afear.





GRUPO PASO (HUM-241)

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2018M Luisa Díez, Paloma Centenera