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DEL MAESTRO JOSÉ DE VALDIVIELSO, CAPELLÁN DE HONOR DE SU ALTEZA, EL SERENÍSIMO CARDENAL INFANTE
DÉCIMA
Si por ti, Salas, no fuera
que eres un
sanalotodo,
pienso que de ningún modo
el mundo convaleciera.
A su sanidad primera, [5]
con la virtud de tus alas,
le restituyes, ¡oh Salas!
Salas que, por lo salado,
salas
lo desazonado,
y lo desabrido salas [10]