Información sobre el texto

Título del texto editado:
“Al señor don Nicolás de Ortega y Delgado, familiar y receptor del Santo Oficio de la Inquisición”
Autor del texto editado:
Torres Villarroel, Diego de (1693-1770)
Título de la obra:
Noticias alegres y festivas de las ráfagas de luz que se vieron la noche 16 de diciembre sobre nuestro horizonte. Respuesta de don Diego de Torres en verso corriente, prosa pura y filosofía clara, como Dios las crio, sin las inmundicias y mezcolanzas de las voces griegas y castellanas de Tetuán, a una carta de una dama deseosa de saber la naturaleza, impresión y pronóstico de ese fantasmón aéreo a quien han querido llamar fenómeno los descomulgados del buen lenguaje.
Autor de la obra:
Torres Villarroel, Diego de (1693-1770)
Edición:
Sevilla: Imprenta Real de don Diego López de Haro, s.a. [1737?]


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Al señor don Nicolás de Ortega y Delgado, familiar y receptor del Santo Oficio de la Inquisición.


Acuérdome, amigo, señor y dueño mío, que en aquel tiempo en que se le antojó a la fortuna echarme a empellones de mi patria y mi reino debí a vuestra merced no solo la lástima, sino repetidos consuelos y ofertas de su discreción y bizarría. Sin otro conocimiento de mi persona que las vagas, confusas y diferentes voces que el vulgo (o ya político, o ya popular) esparce en el mundo de mis costumbres y mis cualidades, merecí a vuestra merced un afecto piadoso, una extremada inclinación y unos deseos vivísimos, en orden a redimirme y sacarme del poder de las desventuras y los trabajos. No me pareció entonces oportuno valerme ni desfrutar sus liberalidades, porque, enviándome Dios los socorros por otras manos, era codicia recoger lo que forzosamente me había de sobrar, y era un petardo que merecía el común desprecio de las gentes. En aquella ocasión no pude manifestar más agradecimiento que la porfía de cuatro cartas gratulatorias, con que intenté persuadir a vuestra merced mi gratitud y las ansias de conocer y servir a un sujeto de tan excelente caridad.

Estaba en aquel tiempo sin salud, sin empleo, sin honor y muy distante de poner presentes mis rendimientos. Dios ha querido volverme todo, y todo lo pongo en el arbitrio de vuestra merced, y aun me parece cortísimo culto para pagar tan caritativas memorias. Reciba vuestra merced mi agradable voluntad y el buen ánimo con que publico en esta carta dedicatoria cuanto tengo repetido en las misivas de nuestra correspondencia; y le suplico que se entretenga en leer este papelillo, que, aunque va sobreescrito a una dama, es inventiva que escogió mi ingenio para hacer menos desabrida su lectura; pues mi ánimo, aun antes de escribirle, fue el de dedicarlo a su nombre de vuestra merced como culto, memoria y agradecimiento de las finezas, deseos y expresiones con que su discretísima piedad me supo entretener en mis trabajos y calamidades.

Nuestro Señor le libre a vuestra merced de todo mal y le haga feliz muchos años. Salamanca, y diciembre, 20, de 1737 años.

Besa las manos de vuestra merced su mayor servidor, y agradecido amigo, que le ama, etc.

El doctor don Diego de Torres






GRUPO PASO (HUM-241)

FFI2014-54367-C2-1-R FFI2014-54367-C2-2-R

2018M Luisa Díez, Paloma Centenera