Título del texto editado:
“Gonzalo de Argote y de Molina, al curioso lector”
Título de la obra:
El conde Lucanor, compuesto por el excelentísimo príncipe don Juan Manuel, hijo del infante don Manuel y nieto del santo rey don Fernando
Gonzalo de Argote y de Molina al curioso lector
Estando el año pasado en la corte de su Majestad vino a mis manos este libro del conde Lucanor, que por ser de autor tan
ilustre
me aficioné a leerle, y comencé luego a hallar en él un
gusto
de la
propriedad
y antigüedad de la lengua castellana que me
obligó
a comunicarlo a los ingenios curiosos y aficionados a las cosas de su nación, porque juzgaba ser cosa indigna que un príncipe tan
discreto
y cortesano y de la mejor lengua de aquel tiempo anduviese en tan pocas manos. Solamente me daba alguna pena ver que el libro que yo tenía estuviese estragado en muchas partes por culpa del escriptor o por no habérsele ofrecido más fiel ejemplar, pero esto se
remedió
fácilmente confiriendolo con otros dos, el uno de que hizo
merced
el señor Jerónimo de Zurita, secretario de su Majestad y de la santa y general Inquisición de España, caballero
doctísimo
en todo género de buenas letras, y con otro del señor doctor Oretano, maestro del excelentísimo duque de Medina Sidonia, el
ingenio
y letras del cual dan testimonio de ser hechura del famosísimo Honorato Juan, maestro del príncipe nuestro señor, que está en el cielo. De suerte que con tan buen socorro pude
corregirlo
y emendarlo de muchos lugares que lo habían menester. Comunicando después este propósito de
imprimirlo
con personas doctas y que tienen buen gusto de este género de curiosidad, me
alentaron
a llegarlo a efecto, teniendo solamente consideración a que en ello se hacían algunos
efectos
loables, como es resuscitar la memoria de tan excelente príncipe y sacar una muestra tal como esta de la
pureza
y propriedad de nuestra lengua y servir en lo uno y en lo otro a los ingenios deseosos de cosas
nuevas,
allende que en este libro no solamente se hallará lengua, mas juntamente con esto
doctrina
de obras y de buenas
costumbres
y muy cuerdos consejos con que cada uno se puede gobernar según su estado, porque el autor en esta diversidad de exemplos e historias que aquí trata se acomodó al menester y provecho de todos, mezclando lo
dulce
con lo
provechoso,
y dando buen sabor y condimento al rigor de los exemplos con la
narración
de graciosos cuentos y casos notables, entre los cuales algunos nos podrán servir de noticia de algunos
sucesos
famosos de reyes y caballeros castellanos de que no hallamos memoria en las historias, y, si los libros de novelas y fábulas tienen lugar y aceptación pública, los cuales tienen un solo intento, que es entretener con apacible y algunas veces dañoso gusto, más justamente debe ser aceptado este libro, pues, demás de ser gustoso, tiene, como dicho tengo, tan buena parte de aprovechamiento
Siguió don Juan Manuel en esta manera de escribir este exemplario o libro de buenos consejos a la doctrina de la antigua filosofía, cuyos profesores debajo de graciosos cuentos y fábulas enseñaban a los hombres el acertamiento y buen orden de vivir, como vemos que hace
Sócrates
en Platón algunas veces, y, si es lícito juntar cosas sacras con profanas, este mismo intento tuvo nuestro redentor en toda la doctrina de sus parábolas llenas de sabiduría del cielo y de admirable institución de nuestras costumbres. Y ciertamente que esta fue muy más eficaz manera de enseñar que la teórica de los consejos, porque cuanto más poderosamente mueven las cosas que las palabras tanto más fuerza tienen para persuadir los sucesos y hechos representados a lo vivo y como puestos delante de los ojos que no los largos razonamientos y preceptos de filosofía. Así que todas estas razones me movieron a
publicarlo
con brevedad, acrecentándolo con la vida del autor al principio y una relación de la real descendencia y sucesión suya, que hoy es el linaje de los Manueles, y al cabo me paresció recoger toda la antigüedad de la lengua que en este autor hallé, haciendo un índice de los vocablos de ella; y, juntamente, tomando ocasión de los versos que en él hay, hice un pequeño discurso de la antigüedad de la poesía castellana, en la cual este mesmo
autor
fue de los más
excelentes
de su tiempo, cuyas obras en esta profesión y en otro género de curiosidad sacaré a
luz
en otra ocasión, si en la presente entiendo que este trabajo ha sido de algún gusto y se ha
rescebido
con el agradecimiento que mi
buen
intento meresce.