Información sobre el texto

Título del texto editado:
“Sabiendo que don José Benegasi y Luján quería dar la mayor prueba de su amistad imprimiendo la Fama póstuma del expresado reverendísimo, escribía el mismo este Romance heroico”
Autor del texto editado:
Merano y Guzmán, Antonio
Título de la obra:
Fama póstuma del reverendísimo padre fray Juan de la Concepción, escritor de su sagrada religión de carmelitas descalzos, calificador de la Suprema, secretario general, consultor del serenísimo señor infante cardenal, de la Real Academia de la Lengua Española, etc. Escribíala en octavas don José Joaquín Benegasi y Luján, regidor perpetuo de la ciudad de Loja, etc. También se incluye el célebre poema heroico que compuso dicho reverendísimo con el título de “Escuela de Urania” y un índice de varias obras suyas, impresas y manuscritas, etc.
Autor de la obra:
Benegasi y Luján, José Joaquín (1707-1770) De la Concepción Oviedo y Monroy, Fray Juan (1702-1753)
Edición:
Madrid: imprenta de la calle Mercurio, por José de Orga, 1778


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Sabiendo que don José Benegasi y Luján quería dar la mayor prueba de su amistad imprimiendo la Fama póstuma del expresado reverendísimo, escribía el mismo este

ROMANCE HEROICO

¿Adónde, fiel amigo, de tu afecto
las finezas, al uso tan extrañas
cuanto al heroico amor de un noble propias,
solicitan llegar con tristes ansias?

¿Adónde, adónde llevan tus gemidos [5]
el eco de la angustia que los causa?
¿O hasta dónde pretendes que se extienda
el luto sin alivio que tú arrastras?

Pero, ¿qué te pregunto si ya dije,
discreto Benegasi, que se estampa [10]
el carácter de fiel, amigo y noble
en tu bizarro pecho, que le guarda?

Faltó el docto, el agudo, el elocuente,
en quien trato, amistad y gusto hallabas.
Perdido el cuerpo, trato y gusto expiran, [15]
mas vive la amistad, prenda del alma.

Indeciso, el discurso no supera
escollos de la duda en que naufraga.
Si contemplo el cadáver, a él me inclino;
si tu lealtad medito, ella me llama. [20]

Fue fray Juan un asombro tan gigante
que cien lenguas, cien plumas no bastaran,
apurando retóricos preceptos,
a tocar de su mérito la raya.

Es tu amistad tan fina, tan robusta, [25]
que, luciendo y luchando con desgracias,
ni al embate de penas se estremece,
ni de la muerte al golpe se quebranta.

Fue fray Juan el que supo de las ciencias
las regiones correr más ignoradas; [30]
de Minerva el alumno más querido,
el más claro raudal de la Castalia.

Es tu amistad de aquellas peregrinas
que el sabio aplaude cuando nos declara
que el hermano en la angustia se comprueba [35]
y el que es amigo en todos tiempos ama.

Con amistad y ciencia me embarazo,
yo no sé a cuál dirija mi alabanza
por ser más singular, y no te admire,
porque a fe que una y otra es cosa rara. [40]

Del difícil problema mi discurso
la gravedad conoce, y no le basta
todo su esmero a resolver la duda,
que tu modestia rompe y no desata.

Aplausos de tu amigo solo anhelas, [45]
los tuyos ni los buscas, ni te agradan.
Guarde, pues, tus encomios el silencio,
y más se admiren cuanto más se callan.

Y tú, triste cadáver que algún día,
orgánico depósito de una alma, [50]
respiraste en alientos de elocuencia
sublimes atractivos de palabras,

tú, que mientras estambres hila Cloto
que, diligente, Láquesis devana,
eslabonaste a impulsos de tu labio [55]
cadenas que el mayor numen forjaba,

no juzgues, no, que de Átropos el golpe,
si a la huesa te arroja, ya te acaba;
que si el hilo ha cortado de tu vida,
no ha de poder cortar el de tu fama. [60]

No te avergüences, no, de que te cubra
desconocida tierra, pues nombrada
será hoy, mas tan solo porque en ella
un sabio tan famoso en paz descansa.

¿Cómo del Ponto Euxino por el orbe [65]
corriera la noticia dilatada,
si en su bárbaro seno por acaso
las cenizas de Ovidio no guardara?

Si vuelvo a lo católico los ojos
–porque sin ello todo, todo es nada–, [70]
confío que a su tiempo te veremos
más luciente que el sol en otra patria.

En este infeliz valle de miserias
tu materia admiramos informada
de un religioso espíritu que, dócil, [75]
supo hacer cuanto supo profesaba.

Yo supongo –y supongo con motivo–
que es astro ya brillante en la elevada
celeste del empíreo cumbre hermosa
que trepa la virtud y aun la arrebata. [80]

Con él te habrás de unir y por justicia,
pues fuiste compañero en la jornada;
para el trabajo y mérito del premio
entrarás a la parte que te aguarda.

Nadie imagine hipérboles las frases [85]
con que el héroe mayor mi pluma ensalza;
espere a sus escritos, si se logra
que al público se expongan en la estampa.

Verá un sabio profundo y muy ameno,
de erudición muy sólida y muy vasta, [90]
en las divinas letras consumado,
igualmente fecundo en las humanas.

Si alguno juzga que estas con aquellas
en amistad constante no se enlazan,
locamente presume como necio: [95]
no solo son amigas, sino hermanas.

¡Cómo se dan la mano! ¡Qué sensible
es ver las bellas letras poco amadas!
Yo aseguro que muchos las quisieran
como de espacio muchos las trataran. [100]

Émulos tuvo grandes, no lo ignoro,
pero esto a la virtud, ¿qué embaraza?
Feliz fue por aplausos que tenía,
infeliz por envidias que causaban .

Sus huesos eligieron ya la muerte, [105]
por ser esta mejor que vida amarga,
y el día de su ocaso con buen nombre
al de su oriente mucho se aventaja.

Tú, grande Benegasi , tú le vengas
del olvido , que acaso se anhelaba, [110]
cuando en discretos giros de tu pluma
sus méritos consiguen nuevas alas.

Camine, corra, vuele entre los sabios
dichosa en todo póstuma su Fama,
añadiendo este honor a nuestra ilustre, [115]
esclarecida, docta, insigne patria.






GRUPO PASO (HUM-241)

FFI2014-54367-C2-1-R FFI2014-54367-C2-2-R

2018M Luisa Díez, Paloma Centenera