Información sobre el texto

Título del texto editado:
Cauciones y monitos al Panegírico (Prólogo o advertencia al lector)
Autor del texto editado:
Chirinos Bermúdez, Alonso
Título de la obra:
Panegýrico nupcial: viage… del señor don Gaspar Alonso Pérez de Guzmán el Bueno Duque de Medina Sidonia… en las bodas con… Doña Juana Fernández de Córdoba, hija del… Duque de Feria
Autor de la obra:
Chirinos Bermúdez, Alonso
Edición:
Cádiz: Fernando Rey, 1640


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Cauciones y monitos al Panegírico


Si como eres docto, o lo piensas, crítico amigo (aunque no quieras), fueras piadoso, le excusaras a este pequeño poema (grande en el asunto) de esto que llaman prólogo, y a mí me tuvieras ahorrado de esta prosa, solo escrita para informarte de la justicia de mis musas, en disculpa de tan grave delito como haberse atrevido a lo arduo de esta relación, a todos visos, digna del mayor encomio y del coturno más grave, debiendo con el consejo de Horacio medir a las fuerzas del talento la materia del asunto:
"Sumite materiam vestris, qui scribitis, aequam viribus."

Ya por esta parte me juzgarás humilde litigante de su severo tribunal, rugarás la frente, fruncirás los labios, arquearás las cejas y, finalmente, te revestirás las garnachas de Aristarco sobre la Ilíada de Homero. ¡Dios sea contigo, qué terrible estás! Los versos me tiemblan solo considerándote con los cálculos negros en la mano, hecho pretor de mis musas o con la vara censoria inquiriendo los yerros de este papel. Juzgarás, pues, que este discurso se dirige a negociar la venia de tu censura y engañarte; porque, aunque dijo Séneca bien agudamente: "nullum fine venia placuit ingenium," estoy tan lejos de ocurrir a la dispensación de tu legal juicio que antes te suplico que con todo él (cual Dios fuere servido dártelo) examines, expurgues, inquieras o destruyas (que todo es uno) este panegírico, y, finalmente, como dijo Ovidio: "sub iudicium singula verba voces?," con advertencia, que es el primero que en mi nombre permito la estampa. No te digo con esto que de mí presumo mucho y tengo tu voto en poco, ni que estoy más de parte de la confianza que del temor: non sic insanio, sino que sin valerme de aquello de non in insa cano. Soy de ánimo tan dócil que, siguiendo el dictamen del grande agustino, quiero "potius a prudentibus emendari, quam laudari ab imprudentibus." Y, en efecto, de este deseo me puedo prometer el acierto, y si no lo consiguiere, la misma grandeza de asumpto hará glorioso mi desaire, como dijo Séneca: "tanti est ire per ista casuro." Esto es lo que toca a mi particular.

En la disposición de la obra quiero que me agradezcas (y no es soborno) el darte una relación tan grande como esta, sazonada a todos gustos, como el maná, cuando por la verdad de su contexto puedes también decir lo que del maná: quid est hoc? Porque si eres colérico y apeteces el suceso en los puros naturales, las prosas marginales te lo darán desnudo de todos los accidentes y con las voces más proprias y precisas que los legos pueden desear. Si tienes genio poético y te llevan el rumbo de las frases modernas y la extrañeza de los epifonemas el verso, pienso te dará campo fértil para espaciar la travesura del discurso. Si eres de los que el vulgo de los legos pedantones llaman cultos, por ignominia, aquí te hallarás como en medio del bosque más frondoso de las Soledades, floreado de todos los anástrofes y hipérbatos de que nos dejó heredados el Fénix de Córdoba, advirtiéndote que no tienen más licencia la lengua latina y griega para menudear estas figuras en toda la estructura de sus versos que la española. Ni hasta agora los que con más agrio han censurado esta parte a don Luis de Góngora han hallado razón de diferencia entre estas lenguas, porque decir que el razonar común de España no permite estas inversiones y que esto es muy peregrino al oído, no solamente no apadrina su opinión, sino que antes es el mayor apoyo que los griegos tuvieron para la introducción de estas figuras. Así lo escribe Aristóteles en su poética, culpando de ignorantes a Arifades, que se atrevió, fundado en este mismo escrúpulo, a reprehender a los trágicos el uso del hipérbato y anástrofe: "Ariphades praeterea carpebat tragedos. Perinde atque in tragoediis suis, hi suterentur quae in communi sermone diceret nemo ut domibus ab pro ab domibus, Achile de, pro de Achile, caeteraque hujus modi. Prorsus ignorans, quod haec omnia dum proprium vitant; plebeiam interim dictionem effugiunt." Pero de esta materia más latamente en mis ocios juveniles [traté], que tengo para dar a la prensa. Entretanto no aconsejo a las orejas de Midas oigan este poema. Si eres aficionado a la claridad de industria, verás que he huido la aplicación de muchas fábulas, que, aunque adornan y arguyen erudición, obscurecen duramente la elocuencia y muestran pobreza de conceptos, intolerable en la lengua española, y siempre me ha parecido elegantísimo el dicho Corina, censurando a Píndaro de notable fabulista, refiérelo Plutarco. "Manu, inquit, ferendum est, non toto facco."

Finalmente, si eres de los que solo arquean las cejas a la extrañeza, peregrinidad de figuras, nuevas maneras de decir y hipérboles raros, vicio común en las declamaciones antiguas (como lo notó Quintiliano) y hoy frecuente en las comedias españolas, podrá ser halles aquí algo no trivial, mucho nuevo y todo propia invención mía; si no es que tienes por hurto haber entretejido dos o tres versos enteros de ajena mano, con ejemplo de los mejores griegos y latinos. Pero cotéjalos con los demás y cúlpame si te parece que no he tenido fuerzas para quitarle a Hércules la clava de la mano, como el mantuano respondió a semejante objeción.

Puede ser que algunas cosas te parezcan demasiadamente hiperbólicas o sin moderación ponderadas. A esto te satisfago que la verdad del suceso no me ha dejado ser poeta. Pregúntalo a más de cien mil testigos de vista, que contestando con lo que juzgas más poético, ni te dejarán dudar a ti, ni a mí arriesgar el crédito; coteja el verso con la prosa y verás cómo en aquel soy tan historial como en esta.

Algunas maneras de decirte parecerán inormes, que yo las tuve por insignes (tal es la variedad de opiniones) aquí es menester muy fiel la balanza del juicio, porque como dijo Plinio el mozo en una epístola: "sed opus est examine et libra, incredibilia sint haec et inania, an magnifica, et coelestia." Ya sé que me replicarás que es desacreditar la verdad vestirla de extraña cultura y licencioso estilo, pero cerrarete los labios con el parecer de Quintiliano, que en las materias panegíricas que se ejercitan en argumento verdadero, cual el de esta relación, dijo así lib. 2., c. 11. "Nam et in iis actionibus, quae in aliqua sine dubio veritate versantur, sed sunt ad popularem aptatae delectationem, quales legimus panegyricos, totumque hoc demonstrativum genus, permittitur adhibere plus cultus, omnemque artem quae latere plerumque in indiciis debet et non confiteri modo, sed ostentare etiam hominibus in hoc advocatis." Esto es en gracia de las musas, que se habrán tomado, sin duda, más licencia de la que la lima permite. Pero adviértote que casi cuatro mil versos que este panegírico contiene se dictaron en veinte días, tardándose en copiarlos y darlos a la prensa doblado tiempo. Y no quiero que esto me valga por disculpa de los muchos tropezones que ofenderán tu atención, supuesto que me puedes responder lo que Apeles al otro apresurado pintor, que en muy breve tiempo había pintado una desigual pintura: "video vel te tacente cam festinanter esse pictam; sed id miror, quod non plures tales eo spatio temporis pinxeris." No es este mi intento, ni menos decirte con Ovidio de Ponto:

"Corrigere res est tanto magis ardua, quanto."
"Magnus Aristarcho maior Homerus erat;"


sino que conozcas las poca estimación que hago de esta habilidad en mí, cuando en los demás la venero por sagrada; pues no solicito siquiera con el temor prudente (que, como dijo Plinio el mozo, es la más áspera lima: "timore mendato rasperrimus)" a cautelarme de los yerros que la prisa es fuerza haya precipitado. De veras te digo que pasó por los versos, como por ascuas (y no sé si tienen algo de sagrado calor de los poetas), tal es la velocidad (llámale arrojamiento) con que escribo o dicto estos juguetes. Con que te habrás desengañado, si acaso han llegado a tus manos las Carnestolendas de Cádiz, pruebas de ingenio de don Alonso Chirinos Bermúdez, que imprimió don Juan de Soto y Avilés, caballero del hábito de Calatrava, de afables partes y singular afecto a las buenas letras, y a quien debo insignes demonstraciones de generosa amistad, de que hay quien a un tiempo dicté ocho asuntos diversos en latín, prosa y verso. Y si los quieres en todas facultades, mira cuán poco me estimo, pues me expongo a tan conocido riesgo sin temor de que será preciso que me tengas por arrogante o loco, ya que no puede ser por capaz en todas. Con todo eso, tiene no sé qué gracia la facilidad y celeridad que se pierde para los que no la manosean de vista; como dijo Estacio: "sed apud cateros necesse est multum, illis pereat ex venia, cum a miserint, quam solam habuerunt, gratiam celeritatis." No quiero hacerme desentendido del objeto que pondrás al modo de los versos, diciendo que no escribo en octavas esta relación, huyendo el ejemplo de todos los españoles e italianos, que en este ritmo de ochos versos han escrito sus historias. A esto te satisfago que está tan válida en España la novedad que, solo con haberla conseguido, pudiera apadrinar mi elección y las buenas letras me dieran valientes fundamentos; pero no quiero parecerte antojadizo. Lo cierto es que, a juicio de muchos hombres de erudición de nuestra edad, tienen las octavas gran defecto en la semejanza de aquel continuo metro, porque la variedad es la más suave lisonja del oído, y esta no la tiene; y sin esto, como no a todas las octavas se les puede ofrecer materia de acabar epifonemáticamente, porque en una relación concurren varias cosas, y no todas dignas de ponderación o de voces magníficas, es preciso acabar muchas veces la octava con languidez o desmayo. De donde vemos las más de las relaciones grandes o panegíricos descaecer infelizmente en muchas partes, de que pudiera traer evidentes ejemplos de lo más selecto, si no temiera lo que dijo Marcial: "improbé facit qui in alieno libro ingeniosus est." A este defecto ocurre con gran felicidad la silva española, que solo respira donde el sentido lo pide y tiene maravillosa variedad de consonar las voces, abreviar o extender los versos, conforme la gravedad o tenuidad de la materia lo piden; con que siempre puede proceder con digna colocación. Estas razones comuniqué con hombres que pudieron animar o suspender mi opinión, y les satisficieron, de suerte que juzgaron por preciso lo que yo solo quería probable. Juzgo (si el amor propio no hace de las suyas) que no me ha sucedido infaustamente. Si a ti te lo parece, avísame para otra vez, que tanto me cuestan las octavas como las silvas.

Para último lugar he reservado advertirte que en el catálogo de criados que acompañaron a su excelencia no has de argüir la graduación por el orden con que los refiero. Porque demás que habiendo muchos de un grado y esfera, no pudieron ser todos referidos en un mismo lugar, como dijo Publio, "non possunt primi esse omnes omni tempore." No tocó a mi obligación más que escribirlos como en el viaje se ofrecieron, y su excelencia es tan enemigo de la afectación que, con saber que yendo los criados en orden lucirían mucho más, quiso que fuesen confusamente y como cada uno pudiese.

Concluyo con responder a algún delicado que le podrá parecer dilatada descripción la del verso, lo que Plinio el Junior en dos partes: la una, lib. I epístola, Cornelio Tácito, defendiendo la magnificencia de la elocución dilatada contra los que hacen juicio de la brevedad: "At (dice) gratior est multis actio brevis: est quidem sed inertibus, quorum delicias, desidiamque, quasi iudicium respicere, ridiculum est. Nam si vos in consilio habeas, non solum satius est breviter, sed omnino non dicere;" la otra es lib. 5 epístola Apolinari, donde habiendo hecho una larga descripción de una quinta suya, después de muchas razones con que prueba no ser dilatado el que se ajusta a la materia, concluye: "Non epistola que describit, sed villa que describitur, magna est." Esto mismo le tenga por respondido el que censurare por largo este panegírico. La descripción no es larga, sino el viaje que se describe.





GRUPO PASO (HUM-241)

FFI2014-54367-C2-1-R FFI2014-54367-C2-2-R

2018M Luisa Díez, Paloma Centenera