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Título del texto editado:
Discurso sobre la poesía castellana
Autor del texto editado:
Argote de Molina, Gonzalo 1549-1596
Título de la obra:
El conde Lucanor
Autor de la obra:
Juan Manuel, don, 1282-1348
Edición:
Sevilla: Casa de Hernando Díaz, 1575


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DISCURSO HECHO POR GONZALO DE ARGOTE Y DE MOLINA SOBRE LA POESÍA CASTELLANA CONTENIDA EN ESTE LIBRO


Aunque tenía acordado de poner las animadversiones siguientes en la poesía castellana en el libro que don Juan Manuel escribió en coplas y rimas de aquel tiempo, el cual placiendo a Dios sacaré después a luz, con todo me pareció tratar lo mesmo aquí, tomando ocasión de estos versos, que tienen alguna gracia por su antigüedad y por la autoridad del príncipe que los hizo.

COPLA CASTELLANA

REDONDILLA

Si por el vicio y holgura
la buena fama perdemos,
la vida muy poco dura,
denostados fincaremos.


De este lugar se puede averiguar cuán antiguo es el uso de las coplas redondillas castellanas, cuyos pies parecen conformes al verso trocaico que usan los poetas líricos, griegos y latinos.

Y cuanto más antigua sea que el verso español, vémoslo por la poesía de los griegos, los cuales las usaron guardando el mesmo número de sílabas que en nuestro castellano tienen, como hace el poeta Anacreón en muchas de sus odas, como en la segunda, cuarta y quinta, y en otras, y como también leemos en algunos versos de Marciano Capella en sus bodas mercuriales, y en algunos himnos de Prudencio. Los poetas cristianos más modernos dieron a este verso la consonancia que ya en la lengua vulgar tenía, como hizo santo Tomás al Himno del sacramento.

Leemos algunas coplillas italianas antiguas en este verso, pero él es propio y natural de España, en cuya lengua se halla más antiguo que en alguna otra de las vulgares, y así en ella solamente tiene toda la gracia, lindeza y agudez, que es más propia del ingenio español que de otro alguno.

Los poetas franceses usan de esta composición con algo mejor garbo que los italianos, especialmente algunos modernos, y entre ellos el más excelente Ronsardo, el cual hizo algunas odas y canciones en este verso, pero aún no con aquella vivez que los muy vulgares nuestros.

En el cual género de verso al principio se celebraban en Castilla las hazañas y proezas antiguas de los reyes; y los trances y sucesos así de la paz como de la guerra; y los hechos notables de los condes, caballeros e infanzones, como son testimonio los romances antiguos castellanos, así como el del rey Ramiro, cuyo principio es:

Ya se asienta el rey Ramiro,
ya se asienta a sus yantares,
los tres de sus adalices
se le pararon deante:
mantenga vos Dios el rey; [5]
adalides, bien vengades.


Y algunos en vascuence como el romance de Esteban de Gariuay y Çamalloa trae en su historia que con gran diligencia y estudio compuso, donde se demuestra su mucha lección y notica de las cosas de España, que dice así:

Mila urte igarota
ura vede videan
guipuezcoarroc sartu dira:
gazteluco echean.
Nafarronquin batu dira: [5]
beotibaren pelean.


Es romance de una batalla que Gil López de Oña, señor de la casa de Larrea, dio a los navarros y a don Ponce de Morentana, su capitán, caballero francés, año de mil y trescientos y veinte y dos, cuya significación en castellano es que, aun pasados los mil años, va el agua su camino y que los guipuzcoanos habían entrado en la casa de Gaztelu, y habían rompido en batalla a los navarros en Beotibar. En los cuales romances hasta hoy día se perpetúa la memoria de los pasados y son una buena parte de las antiguas historias castellanas, de quien el rey don Alonso se aprovechó en su historia, y en ellos se conserva la antigüedad y propiedad de nuestra lengua.

La cual manera de cantar las historias públicas y la memoria de los siglos pasados pudiera decir que la heredamos de los godos, de los cuales fue costumbre, como escribe Ablavio y Juan Upsalense, celebrar sus hazañas en cantares, si no entendiera que esta fue costumbre de todas las gentes, y tales debían ser las rapsodias de los griegos, los areitos de los indios, las zambras de los moros y los cantares de los etíopes, los cuales hoy día vemos que se juntan los días de fiesta con sus atabalejos y vihuelas roncas a cantar las alabanzas de sus pasados, los cuales todos parece [sic] que no tuvieron otro misterio que este, pero esto terna más oportuno lugar en otro tratado que el presente.

Volviendo al propósito, los castellanos y catalanes guardaron en esta composición cierto número de pies ligados con cierta ley de consonantes, por la cual ligadura se llamó “copla”, compostura cierto graciosa, dulce y de agradable facilidad y capaz de todo el ornato que cualquier verso muy grande puede tener, si se les persuadiese esto a los poetas de este tiempo que cada día la van olvidando por la gravedad y artificio de las rimas italianas, a pesar del bueno de Castillejo, que de esto graciosamente se queja en sus coplas, el cual tiene en su favor y de su parte el ejemplo de este príncipe don Juan Manuel y de otros caballeros muy principales castellanos, que se pagaron mucho de esta composición, como fueron el rey don Alonso el sabio, el rey don Juan el segundo, el marqués de Santillana, don Enrique de Villena y otros, de los cuales leemos coplas y canciones de muy gracioso donaire.

A lo menos los ingenios devotos a las cosas de su nación y a la dulzura de nuestras coplas castellanas (de los cuales florecen muchos en esta ciudad) son en cargo a la buena memoria del reverendísimo don Baltasar del Río, obispo de Escalas, que mientras duraren sus justas literarias no dejaran las coplas castellanas su prez y reputación por los honrados premios que instituyó a los que en este género de habilidad más se aventajasen. Lo cual ha sido ocasión de que esta ciudad sea tan fértil de felices ingenios de poetas que han ganado muchas veces premios en estos nobles actos de poesía, como el buen caballero Pero Mejía, grande ornamento de su patria, que entre otras partes de buenas letras que tenía, como dan testimonio sus obras tan conocidas aun en las naciones y lenguas extranjeras, no se desdeñó de este apacible ejercicio. Y el ingenioso Iranzo y el terso Cetina, que de lo que escribieron tenemos buena muestra de lo que pudieran más hacer y lástima de lo que se perdió con su muerte, lo cual colmadamente se compensaba con el raro ingenio y felicísima gracia del buen licenciado Tamariz, si sus estudios más graves y ocupaciones tan santas e importantes le dieran licencia a dejarnos algunas graciosas prendas de este género de habilidad, en que él solía deleitarse en las horas del extraordinario pasatiempo. Perdimos con su muerte un raro ejemplo de virtud y discreción y una grande facilidad de ingenio para todo lo que quería, con una riqueza de muchas facultades y artes que lo hacían más excelente, de todo lo cual lo menos será su agradable poesía latina y vulgar, que pudiera ser principal caudal de otros sujetos. Quédonos en lugar de esto la pena de su apresurada muerte, con un vivo deseo y perpetua memoria de su virtuoso nombre que nunca se acabara mientras vulere [sic] cortesía y gusto de buenas letras. No hago memoria de otros muchos valientes justadores que ahora viven, que no solamente en esta liza podían romper lanza, sino en todo trance de poesía ganar mucho nombre porque sus justas alabanzas merecen no resumirse en tan breve tratado.

VERSOS GRANDES

Non vos engañedes, nin creades que en donado
faze home por otro su daño de grado.


Usábase en los tiempos de este príncipe en España este género de verso largo, que es de doce o de trece y aun de catorce sílabas, porque hasta esto se extiende su licencia. Creo lo tomaron nuestros poetas de la poesía francesa, donde ha sido de antiguo muy usado, y hoy día los franceses lo usan haciendo consonancia de dos en dos o de tres en tres o de cuatro en cuatro pies, como los españoles lo usaron, como se parece en este ejemplo de una historia antigua en verso del conde Fernán González que yo tengo en mi museo, cuyo discurso dice así:

Entonces era Castilla un pequeño rincón,
era de castellanos Montedoca mojón
y de la otra parte Fitero fondón
moros tenien Carraço en aquella sazón.
Era toda Castilla solo un alcaldía, [5]
manguer era poca y de poca valía,
nunca de hombres buenos ella fue vacía:
de cuales ellos fueron, parece hoy en día.
Varones castellanos, fuera su cuidado
llegar su señor a más alto estado [10]
de un alcaldía pobre hiciéronla condado,
tornáronla después cabeza de reinado.
Hubo nombre Ferrando el conde primero,
nunca hubo en el mundo a tal caballero,
fue este para moros mortal omicero [15]
decíenle por las lides “el buitre carnicero”.


En algunos romances antiguos italianos y en poetas heroicos se hallan estos versos, pero con la ley de consonantes que guardan las octavas rimas, pudo ser que todos los tomasen de la poesía bárbara de los árabes, los cuales le usan como vemos en este ejemplo que Bartolomé Georgie Viz peregrino, en el libro que escribe de las costumbres y religión de los turcos trae, que dice así:

Birechen bes ora eisledum derdumi
yaradandan istemiscen jardumi
terach eiledum zahmanumi gurdumi
neileim jeniemezum glun glumi.


Que traducidos en castellano dicen así:

De una de mis cuitas he hecho cincuenta
al criador acorro en esta sobrevienta
demandándole ayuda en tan gran tormenta
de regalo de mi patria no hago ya cuenta
que haré que no puedo vencerme en esta afrenta. [5]


Son versos turquescos amorosos dedicados a la diosa de los amores que los turcos en su lengua llaman Asich, y de esta cuantidad son algunos cantares lastimeros que oímos cantar a los moriscos del reino de Granada sobre la pérdida de su tierra a manera de endechas, como son:

Alhambra hanina gualcoçor taphqui
alamayarali, ia Muley Vuadveli
ati ni faraci, guadarga ti albayda
vix nansi nicatar, guanahod Alhambra
ati ni faraci, guadarga ti didi [5]
vix nansi nicatar, guanahod aulidi
aulidi fi Guadix, Vamarati fijol alfata
ha hati di noui, ya seti o Malfata
aulidi fi Guadix, guana fijol alfata
ha hati di noui, y a seti o Malfata. [10]


Esta canción lastimosa que Muley Vuabdeli, último rey Moro de Granada, hace sobre la pérdida de la real casa del Alhambra cuando los Católicos Reyes don Fernando y doña Isabel conquistaron aquel reino, la cual en castellano dice así:

Alhambra amorosa, lloran tus castillos,
¡oh, Muley Vuabdeli!, que se ven perdidos,
dadme mi caballo y mi blanca adarga
para pelear y ganar la Alhambra;
dadme mi caballo y mi adarga azul [5]
para pelear y librar mis hijos.
Guadix tiene mis hijos, Gibraltar, mi mujer;
Señora Malfata, hicísteme perder
en Guadix mis hijos y yo en Gibraltar,
señora Malfata, hicísteme errar. [10]


Quien quisiere saber la cuenta y razón de este verso lea la Gramática española del maestro Antonio de Lebrija, donde en particular se trata. Los ingenios de ahora como son algo coléricos no sufren la lerdez y espacio de esta compostura por parecer muy flemática y de poco donaire y arte, aunque en los antiguos autores da algún contento y debe ser por la antigüedad y extrañeza de la lengua más que por el artificio.

VERSO ITALIANO

Non aventures mucho tu riqueza
por consejo del hombre que ha pobreza.


Este género de verso es en la cantidad y número conforme al italiano usado en los sonetos y tercetos de donde parece esta composición no haberla aprendido los españoles de los poetas de Italia, pues en aquel tiempo, que ha casi trescientos años, era usado de los castellanos como aquí parece, no siendo aún en aquella edad nacidos el Dante, ni Petrarca, que después ilustraron este género de verso y le dieron la suavidad y ornato que ahora tiene. En estos mismos tiempos leemos haber florecido muchos poetas notables españoles, provenzales, que en él escribieron, cuya lengua de aquel tiempo se conformaba con la castellana muy antigua; y así, los versos y poesía fue [sic] semejante, como fue Mossen Iordi, caballero cortesano del rey don Jaime que ganó a Valencia y se halló con él en el pasaje de ultramar, año de mil y doscientos y cincuenta, poco más, a quien no solamente imitó el Petrarca en muchas cosas, pero aún se hallan algunos muy honrados hurtos entre sus obras, como dice Per Antón Beuther Valenciano, en el prólogo de la crónica que hizo de España.

Dice Monsen Iordi:

E non he pau, y non tinch quim guarreig;
vol sobrel cel, y non movi de terra;
e non estrench res, y tot lo mon abras
hoy he de mi, y vul altri gran be
sino amor dons aço que será. [5]


Dice Petrarca:

Pace non trovo e non ho da far guerra,
e volo sopral cielo, e ghiaccio en terra,
e nulla stringo, e tuttol mondo abbraccio,
e ho in odio me stesso, e amo altrui
si amor non he, che dunque e quel que io sento.


También floreció en aquel tiempo otro caballero llamado Monssen Febrer que hizo unos sonetos describiendo una gran tormenta que desbarató la armada del dicho rey don Jaime en la expedición que hacía a la Tierra Santa, de más del muy famoso Ossías [sic] March, tan celebrado entre los poetas catalanes y de la Provenza.

Llaman endecasílabo a este verso, porque tiene once sílabas, si no cuando fenece en acento agudo, que entonces es de diez, como en este ejemplo de Bneutroscán: “aquella reina que en la mar nació”. O cuando acabare en dicción que tiene el acento en la antepenúltima, que entonces tiene doce sílabas, como en este lugar de Garcilaso: “el río le daba de ello gran noticia”.

Y como son todos los versos que llaman esdrújulos, que son semejantes a los que los griegos y latinos llaman coriámbicos, asclepiadeos, el cual esdrújulo es muy usado en las Bucólicas del Sannazaro. Los otros comunes son de la medida de los endecasílabos de Catulo.

Las leyes de consonancia con que se combina este género de pies en los sonetos, rimas y canciones es cosa muy sabida y resérvase para otro tratado. Es verso grave, lleno, capaz de todo ornamento y figura, y, finalmente, entre todos géneros de versos le podemos llamar “heroico”. El cual, al cabo de algunos siglos que andaba desterrado de su naturaleza, ha vuelto a España, donde ha sido bien recibido y tratado como natural, y aun se puede decir que en nuestra lengua, por la elegancia y dulzura de ella, es más liso y sonoro que alguna vez parece en la italiana.

No fueron los primeros que lo restituyeron a España el Boscán y Garcilaso, como algunos creen, porque ya en tiempo del rey don Juan el segundo era usado, como vemos en el libro de los sonetos y canciones del marqués de Santillana, que yo tengo; aunque fueron los primeros que mejor lo trataron, particularmente Garcilaso, que la dulzura y lindeza de conceptos, y en el arte y elegancia no debe nada al Petrarca, ni a los demás excelentes poetas de Italia.

VERSOS MAYORES

Si Dios te guisare de haber seguranza,
pugna cumplida ganar buena andanza.


Llaman versos mayores a este género de poesía que fue muy usada en la memoria de nuestros padres por lo mucho que en aquellos tiempos agradaron las obras de Juan de Mena, las cuales, aunque ahora tengan tan poca reputación cerca de hombres doctos, pero quien considerare la poca noticia que en España había entonces de todo género de letras y que nuestro andaluz abrió el camino y alentó a los no cultivados ingenios de aquella edad con sus buenos trabajos, hallará que con muy justa causa España ha dado el nombre y autoridad a sus obras, que han tenido y es razón que siempre tengan, a cerca de los ingenios bien agradecidos. Este género de poesía, aunque ha declinado en España después que está tan recibida la que llamamos italiana, pero no hay duda si no que este verso tiene mucha gracia y buen orden y es capaz de cualquier cosa que en él se tratare, y es antiguo y propio castellano, y no sé por qué mereció ser tan olvidado siendo de número tan suave y fácil.





GRUPO PASO (HUM-241)

FFI2014-54367-C2-1-R FFI2014-54367-C2-2-R

2018M Luisa Díez, Paloma Centenera