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Título del texto editado:
Epístolas satisfactorias. Una, a las objeciones que opuso a los poemas de don Luis de Góngora el licenciado Francisco de Cascales, catedrático de Retórica de la santa Iglesia de Cartagena, en sus “Cartas filológicas”. Otra, a las proposiciones que, contra los mismos poemas, escribió cierto sujeto grave y docto, Epístola II, capítulos 3 y 4.
Autor del texto editado:
Angulo y Pulgar, Martín de
Título de la obra:
Epístolas satisfactorias. Una, a las objeciones que opuso a los poemas de don Luis de Góngora el licenciado Francisco de Cascales, catedrático de Retórica de la santa Iglesia de Cartagena, en sus “Cartas filológicas”. Otra, a las proposiciones que, contra los mismos poemas, escribió cierto sujeto grave y docto.
Autor de la obra:
Angulo y Pulgar, Martín de
Edición:
Granada: Blas Martínez, 1635


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Número 3. * *


La proposición tercera es: "lo formal (si lo es el lenguaje) es muy extraordinario. " O lo es, digo, por las voces nuevas y peregrinas o por la colocación de ellas o por la ampliación de sus significados. Si lo extraordinario es por las voces peregrinas, hallo defensa en Aristóteles, pues dice (como sabe vuestra merced): "nam inusitata (vocabula scilicet) grauiorem reddunt orationem; quod enim ad peregrinos et aduenas patimur, id etiam ipsum ad dictionem sustinemus. Quocirca inusitatiora sunt adhibenda: haecenim ex omnibus admiramur. Mirabile autem omne iucundum est. In metro igitur multa id faciunt, commodeque ibi dicuntur." Y que sea tolerado a los poetas el uso de estas voces lo da a entender el mismo Aristóteles: "multae enim" (dice) "dictionis ipsius affectiones sunt quas poetis indulgemus." No hallo menos defensa en Horacio, pues dice:

Ego cur, adquirere pauca
si possum, inuideor, cum lingua Catonis et Enni
sermonem patrium ditauerit et noua rerum
nomina protulerit? Licuit semperque licebit
signatum praesente nota producere nomen.


Y en apoyo de que se deben usar voces nuevas, alega entre otros este ejemplo:

Vt siluae foliis pronos mutantur in annos,
prima cadunt, ita uerborum uetus interit aetas,
et iuuenum ritu florent modo nata uigentque.


Y concluye con la doctrina común referida en la carta del licenciado Cascales:

Multa renascuntur quae iam cecidere cadentque
quae nunc sunt in honore uocabula, si uolet usus.


La misma licencia da Cicerón y duda lo que Horacio: "si enim Zenoni licuit " (dice), "cum rem aliquam inuenisset inusitatam, inauditum quoqueei rei nomen imponere, cur non liceatCatoni?" . Y esto de inventar voces, prestándoselas de una lengua en otra o por vecindad, como lo enseña la experiencia, o por lo que dijo Lucrecio, De rerum natura, libro 1: "propter egestatem linguae et rerum nouitatem," es muy ordinario y no de nuevo origen, pues dice Quintiliano: "et confessis quoque Graecis utimur uerbis ubi nostra desunt, sicut illi a nobis nonnunquammutuantur." Cicerón grande ejemplo nos da, que dice, hablando de los elementos: "principio enim terra sita in media parte mundi circunfusa undique est hac animabili spirabilique natura cui nomen est Aer: Graecum illud quidem, sed receptum iam tamen usu a nostris; tritum est enim pro latino. Hunc rursus amplectitur immensus aether, qui constat ex altissimis ignibus (mutuemur hoc quoque uerbum dicaturque iam aether Latine, quam dicitur aer)." Con tales patrocinios, bien, como atento, pudo usar don Luis voces nuevas y peregrinas, ya lo fuesen por sí, ya deducidas o reducidas al nuestro del dialecto latino o de otro idioma, que "addiscere caeteris mortalibus iucundissimum" est, dijo Aristóteles. Y no es defecto ser extraordinario en esto, sino loable singularidad, siendo con la templanza que don Luis lo usó.

Si lo extraordinario es por la nueva colocación de voces, demás de lo que dije al licenciado Cascales, digo ahora que esto es por lo que don Luis merece mayor alabanza, pues, igualando el nuestro al lenguaje latino, si excedídole no, ha sacado de vulgar nuestra poesía y de la mediocridad con que se han satisfecho nuestros predecesores. Lo primero aconseja que se haga Aristóteles: "sed opus est" (dice) "ampliorem orationem facere ac uulgo alienam." Y lo segundo no puede sufrir que se excuse Horacio, pues dice:

Mediocribus esse poetis
non Dii, non homines, non concessere columnae.


Ayuda mi conclusión lo que Aristóteles dice: "elocutio autem artificiosa, quocirca qui id facere possunt rhetores, iis quoque sicut et pronuntiantibus praemia posita sunt. Nam orationes scriptae uehementiores propter elocutionem uidentur quam propter sententias. Coeperunt igitur, sicut natura postulat, id primo poetae mouere." Pues ¿por qué se le ha de quitar a don Luis el premio de su alabanza, si es tan conforme con la naturaleza componer la oración artificiosa, porque las de sus versos lo sean, y cuando así merecen más que sentenciosas? Horacio por todo su arte enseña que el poeta grande debe componer con estilo alto y sublime, y le niega el nombre si no lo hace así, y sólo se le concede no al que sólo hace versos, sino:

Ingenium cui sit, cui mens diuinior atque os
magna sonaturum, des nominis huius honorem.


Y esto mismo quiere Aristóteles. No favorece menos Cicerón este intento, pues dice por los que desestiman el ornato en su propio lenguaje: "res uero bonas uerbis electis grauiter ornateque dictas quis non legat? Nisi qui se plane Graecum dici uelit." Concluya Quintiliano, que habló más claro: "fit enim" (dice) "aspera et dura et dissoluta et hians oratio, si ad necessitatem ordinis sui uerba redigantur" ¿Qué mayores apoyos para que don Luis dignamente haya usado la nueva, grave y dulcísima colocación de voces, ni para que deba por ella ser muy loado y que vuestra merced le deba dar y dé blanco el voto?

Si lo extraordinario es por la extensión en los significados de las voces, con que por la translación recibe esplendor la lengua y las frases, novedad, imitación es de grandes poetas, pues si don Luis ( uerbi gracia ) usó de esta voz ceñir por acompañar en el soneto a don Pedro de Cárdenas Angulo, diciendo en el verso 8 por Genil:

…Mas la siempre orilla amena
canoro ceñirá muro animado,


y por adornar en el soneto Al tramontar del Sol… :

mas luego que ciñó sus sienes bellas
de los varios despojos de su falda,


y por coronar, como en la estancia 31 del Panegírico :

El Júpiter novel, de más coronas
ceñido que sus orbes dos de zonas,


también Virgilio dilató este verbo accipere a que significase credere, y dijo: "accipe daque fidem." Y lo usó por audire: "accipe nunc Danaum insidias." Y por dormire: oculisue aut pectore noctem / accipit. Así lo nota Enrico Farnesio en el tratado que juntó al Calepino, "De uerborum splendore et delectu" . No le falta ejemplo castellano, pues Garcilaso usó esta voz escrito por retratado, y dijo:

Escrito está en mi alma vuestro gesto.


Y estimar por imaginar :

Los montes Pirineos, que se estima
de abajo que la cima está en el cielo.


Y perdonar por sosegar:

Sin perdonar al blanco pie corría.


Y calar por hundir. Y dice:

Al fondo se dejó calar del río.


Demás de esto, Aristóteles en su Poética (a donde me remite vuestra merced), tratando del uso de las voces para excluir el vulgar (y de las nuevas también habla), dice: "quapropter errant non parum qui huiusmodi dictionis genus accusant quique poetam ipsum incessere audent." Y en el mismo arte favorece estas tres causas por que vuestra merced (a mi ver) puede juzgar por extraordinario lo formal de los poemas de don Luis, esto es, las voces nuevas, la ampliación y colocación de ellas, y dice: "proinde sicut illud non triuiale ac minime humile, lingua, translatio, ornatus, caeteraeque dictae species pariunt: ita" etc. Y no me atreviera yo a entenderlo de esta suerte sin recurrir a la mejor inteligencia que le dará vuestra merced. Pero según esto, no le debe ahora negar lo que merece a don Luis por haberse calzado el coturno, pues, como con el zueco, ha excedido en lo formal de su poesía a tantos, dando modo sublime que imitar, ni debe decir que en esto no anduvo "ni por el cielo ni por la tierra;" pues, levantándose de esta, tocó en aquel sin exceder a los preceptos del arte, imitando a graves autores, ilustrando con aumento su lenguaje materno; y así infiero que mereció más por el coturno que por el zueco o, cuando menos, tanto por lo serio y culto, lírico y heroico, como por lo burlesco y satírico le concede vuestra merced.

Número 4.


La cuarta proposición es: "son muchas las licencias de don Luis. " Pues ¿quién se tomó tantas como Virgilio? Dígalo Tolomeo Español en su Corolario, que allí le nota infinitas: sean ejemplo las que se siguen. En el verso 647, 3, Aeneida, dijo: "uastosque ab rupe Cyclopas." En el 5, verso 143: "nostrisque stridentibus aequor." Y dice este autor: "i breuiat primam instridentibus, contra legem." En el 9, verso 26, dijo: "pictai uestis et auri." Donde se hallan tres licencias: "diuisio scilicet sillabae et productio uocalis ante uocalem." Y otra que notó Eritreo en el índice de las obras del poeta (verbo pictai ), y es que en esta voz usó el diptongo griego ai y dejó el latino ae, debiendo decir pictaeuestis. Y dice Tolomeo: "si haec, inquam, multaque alia similia faciunt (antiqui poetae scilicet) et impune: cur in huiuscemodi delictis iuniores quotidie in ius trahuntur?"

Y si entre los castellanos buscamos poetas licenciosos, ninguno tanto como el sentencioso Juan de Mena; véalo vuestra merced que dice:

Y toda la otra vecina planura
estaba cercada de nítido muro,
así transparente, clarífico, puro,
que mármol de Paro parece en albura,
tanto que el viso de la criatura
por la diáfana claror de los cantos,
pudiera traer objetos atantos
cuantos contiene so sí la clausura.


Seis voces tiene peregrinas, y en el verso 7 un hipérbaton bien duro, y en el 6, una diástole, que la usa a cada paso, y consuena a "caos con dos" y a "zodiaco con flaco." Y no se hallará que en casi 600 poemas que don Luis compuso tomase esta licencia más que cinco veces; tres en dos sonetos que comienzan "El conde mi señor se va a Napóles" [y] "El conde mi señor se fue a Napóles;" y en el verso segundo de este, que dice:

Y el duque mi señor se fue a Francía.


Y las dos en el romance de la santa madre Teresa de Jesús, copla 28, que dice:

A la beatificación,
laureada hasta las cejas
ha convocado Cordóba
sus Lúcanos y Senécas.


Pero así los sonetos como el romance son de burlesco estilo y con todo eso excusa la calumnia de licencioso, y prosigue:

At carmen potest produci,
como verdolaga en huerta,
a cualquiera pie concede
la autoridad nebrisensia,
como sea pie de Carmen,
calce cáñamo o vaqueta.


Veamos a Garcilaso, el justamente celebrado, que usó este bien duro hipérbato:

Entrada en una huerta con él siendo.


No como el de don Luis en el Polifemo:

Al viento que lo peina, proceloso.


Y en la Canción dijo Garcilaso:

Por el hervor del sol demasïado.

No las francesas armas odïosas.


Y cuando usa don Luis esta diéresis, es para significar con ella el concepto del verso, como en estos:

Espacïosamente dirigido.

Con vïolencia desgajó infinita.


Aquí se verifica bien, sí, lo que dijo Quintiliano: "quod quaedam quae singula procul dubio uitiosa sunt iuncta sine reprehensione dicuntur?"

También Garcilaso, en los sonetos 4 y 24, dijo:

Desnudo espíritu o hombre en carne y hueso.

La fuerza y el espíritu a vuestro Laso.


No así usa don Luis las sinalefas, sino como la de este verso, comparando la estatura de Polifemo:

Un monte era de miembros eminente.


Y dice Quintiliano, libro 9, capítulo 4, tratando del concurso de las vocales: "praecipue tamenerit hiatus earum quae cauo atque patulo ore efferuntur. E plenior est, i angustior." Esta es la de Garcilaso y aquella de don Luis.

También Garcilaso usó licenciosos consonantes y dijo:

Manchado de otra sangre
sosteniendo la hambre.

En el campo
cual queda el lirio blanco.

Sólo puedes
hacer lo que tú debes.


Y otros. Usa no menos de voces extrañas de nuestro lenguaje, pues dijo: punición, meta, deas, genio, intonso, asedio, acerba, dubio, argento y otras. Pues ¿por qué han de ser licencias (puesto que lo sean) reprehensibles en don Luis, cuando en lo teórico las favorecen Aristóteles, Horacio, Cicerón y Quintiliano (como vimos), y en lo práctico las hallamos usadas primero en otros tan celebrados poetas, así latinos como castellanos, y aun con más continuación y atrevimiento? Y cuando no tuvieran este patrocinio ni don Luis por sí pudiera tomarse licencias, como ingenio de primera magnitud, digo que o son permitidas en el arte o no; si lo primero, libres van de reprehensión; si lo segundo, deseo ver algunas en don Luis para satisfacer al que me las mostrare, si pudiere, o vencerme. Y a mi parecer y de otros muchos de grande juicio, la mayor licencia de don Luis es la alteza de su estilo y haber sido el primero a quien se le debe el culto sumo a que ha llegado nuestra poesía. Esta misma gloria (como dije al licenciado Cascales) pretendieron, sin reprehensión, Horacio, Propercio, Virgilio y Lucrecio.

Auia Pieridum per agro loca, nullius ante
trita solo, iuuat integros accedere fontes
atque haurire, iuuatque nouos decerpere flores
insignemque meo capiti petere inde coronam
unde prius nulli uelarint tempora musae.






GRUPO PASO (HUM-241)

FFI2014-54367-C2-1-R FFI2014-54367-C2-2-R

2018M Luisa Díez, Paloma Centenera