“Contra los encarecimientos de las coplas españolas que tratan de amores”
Estando
conmigo
a
solas,
me viene un antojo loco
de
burlar
con causa un poco
de las
trovas
españolas
al presente, [5]
de aquellas principalmente
muy altas y
encarecidas,
excelentes y pulidas
que mucho estima la
gente;
y de aquellos extremados [10]
que, por
estilo
perfecto,
sacan del pecho secreto
hondos
amores
penados.
Son del cüento
Garci
Sánchez
y otros
ciento
[15]
muy gentiles
caballeros
que por esos
cancioneros
echan suspiros al viento.
No se me achaque o
levante
que me meto a decir
mal
[20]
de aquel subido metal,
de su
decir
elegante;
antes siento
pena de ver sin
cimiento
un tal gentil edificio [25]
y unas obras tan sin vicio
sobre ningún
fundamento.
Los requiebros y primores
¿quién los niega de
Boscán
y aquel
estilo
galán
[30]
con que cuenta sus
amores?
Mas trovada
una
copla
muy penada,
él mismo confesará
que no sabe dónde va [35]
ni se
funda
sobre
nada.
Aunque no por un tenor
todos
van por un camino,
también sabe
Guardamino
quejar su mal y dolor [40]
sin paciencia;
no hay de él otra diferencia
al que se cuelga de un hilo
que no ser tal el estilo
sobre la misma sentencia. [45]
Y de aquí debe venir
que, contando sus pasiones,
las más más
comparaciones
van a parar en morir;
y de suerte [50]
que nunca salen de muerte
o de perderse la vida;
quitadles esta guarida,
no habrá copla que
se
acierte.
Por donde los
trovadores
[55]
son de burlas y reír,
que no se dan a escribir
sino
penas
y dolores.
¡Cosa vana
que la lengua castellana, [60]
tan cumplida y singular,
se haya toda de emplear
en
materia
tan liviana!
Coplas
dulces, placenteras
no pecan en liviandad, [65]
pero
pierde
autoridad
quien las escribe de veras
y entremete
el seso por alcahuete
en los misterios de
amor,
[70]
cuanto más si el
trovador
pasa ya del caballete
Y
algunos
hay, yo lo sé,
que hacen obras fundadas
de coplas enamoradas [75]
sin
tener
causa por qué.
Y esto está
en
costumbre
tanto ya,
que
muchos
escriben penas
por remediar las ajenas [80]
sin saber quién se las da.
Pero digo que arda en ellas
de los pies a la cabeza;
decidme: ¿a quién endereza
sus
coplas
y sus
querellas?
[85]
Si las vende
a la dama que le prende,
¿qué mayor desaventura
que hablar por escritura
con quien sé que
no
la entiende? [90]
Cuanto más que ni leer
las más saben ni escribir
y en el dar o recibir
aún hay algo que hacer.
Mal mascada [95]
vais, copla desventurada,
y la que más os estima
devana su seda encima
y quedaisos aislada.
Ved qué donoso presente, [100]
que la que más se aventura
por gozar de esta locura
ni la
gusta
ni la siente;
y el provecho
es que la meta en su pecho [105]
alguna dama loquilla
y diga por maravilla:
«¡Ay qué coplas que me han hecho!»
Pues si donde era razón
tan pequeño
fruto
hacen [110]
con los demás, aunque aplacen,
deshonesta
cosa son;
y muy vano
ejercicio, y aun profano,
publicar
yo mis flaquezas, [115]
liviandades y bajezas
y escribirlas de mi mano.
Sobra de bien y pan tierno
hace que los amadores
comparen el mal de
amores
[120]
a las penas del infierno.
Tú, Cupido,
estás muy favorecido
pensando que aquello es,
mas adonde hay mal francés [125]
el tuyo queda en olvido.
Final
Coplas
y locuras mías,
vuestro tiempo se ha llegado
para aliviar el enfado
de estos trabajosos días. [130]
Todas pasaréis por buenas,
siendo aquel que os da favor
por natura mi señor
y, por
suerte,
mi
mecenas.