Información sobre el texto

Título del texto editado:
Fragmento de Obras de Garci Lasso de la Vega (Anotaciones de Herrera) (IV)
Autor del texto editado:
Herrera, Fernando de 1534-1597
Título de la obra:
Obras de Garci Lasso de la Vega con anotaciones de Fernando de Herrera
Autor de la obra:
Vega, Garcilaso de la 1501-1536
Edición:
Sevilla: Imprenta de Alonso de la Barrera, 1580


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Fuentes
Información técnica






No puedo dejar de decir aquí que es vicio muy culpable entremeter versos de otra lengua, aunque Petrarca, en el fin de una estancia de canción, puso este principio de la de Arnaldo Daniel:

Droit et raison…


que también hicieron en la lengua latina, con no mucha alabanza suya, Marcial y Ausonio. Pero es insufrible en el Ariosto, cuando dijo Orlando como Sileno:

solvite me…


y el Este, de donde dedució el apellido de la casa de Este, que fue inadvertencia grande en un poeta heroico bien considerado y prudente. No satisfecho de esto, escribió en otra parte:

il re fece giurar su l’agnus Dei.


Donde Gerónimo Ruceli, porque no le faltase que hablar, juzgó que el Ariosto lo dijo molto leggiadramente; tanto va de la buena censura y del conocimiento de la virtud poética al común, que alaba lo vituperable. En nuestra lengua, porque no pudiesen los italianos alabarse de haber incurrido ellos solos en este error, se han inclinado muchos a entrelazar versos italianos y españoles. Y paréceme que se puede decir por los que hacen esto lo que se dijo por los que escrebían junto verso y prosa: que eran dos veces sin juicio, porque es mezcla mal considerada y ajena de la prudencia y decoro poético, y grandemente huida y abominada de todos. Así dice el príncipe de la elocuencia romana, que no querría usar más de voces griegas en oración latina que lo que usan los griegos de las latinas en la griega. Y Horacio, en la Sátira 10 del Libro I, culpa esto, y se ríe de ello contra Lucilio, que tejía latín y griego en sus versos, juzgando por ilícito entreponer palabras griegas en lenguaje romano. Y si Juvenal, cuya autoridad es grande, las puso valiéndose de ellas en dos lugares, fue en el primero refiriendo los regalos y mimos y blanduras de los amantes, que se enternecían con oración floja y demayada y efeminada y griega. Y en el Libro 3 se sirvió prudentísimamente (según quiere Escalígero) de aquella lengua como lasciva y desvergonzada, y no honesta y casta como la latina, en quien no era justo decir torpezas; aunque no son menos impuros escritores algunos latinos que los griegos, ni su lengua mucho más religiosa que la transmarina.





GRUPO PASO (HUM-241)

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2018M Luisa Díez, Paloma Centenera