TEATROS
COLISEO DEL PRINCIPE.
El amor al uso, de don Antonio Solís
Aunque ves mi condición
tan galante y esparcida,
te prometo que en mi vida
he dado esta permisión,
si no es solo a don Gaspar, [5]
que, por hablar de buen gusto
alguna noche, este susto
he querido atropellar;
y esto no es quererle yo,
que eso de que amor engaña, [10]
abrasa y rinde es patraña,
que algún ocioso inventó.
Amor es duende importuno,
que al mundo asombrado trae;
todos dicen que le hay, [15]
y no le ha visto ninguno:
¿A quién no causa fastidio
esta pasión amorosa,
no siendo amor otra cosa
que una fábula de Ovidio? [20]
¿Y qué importa que se nombre
amor este devaneo,
si es confirmar el deseo
y luego mudar el nombre?
¡Válgate Dios por dolencia [25]
no acabada de entender!
¿Es esto más de creer
que está allí mi conveniencia?
¿No tira la voluntad,
geómetra. superior, [30]
todas las líneas de amor
al punto comodidad?
Yo no sé si a mí me tiene
ciega en lo que me aconseja,
pero bien sé que me deja [35]
mirar lo que me conviene.
Y si está en mi pecho fiel
algo más privilegiado,
es don Gaspar, que he hallado
más conveniencias en él; [40]
porque el querer con fervor
a otro es amor impropio,
y así solo el amor propio
viene a ser el propio amor.
Juana. Eso, señora, ¿quién puede [45]
negarlo, siendo tan justo
y cosa de tan buen gusto
esto del amor adrede?
Clara. Ya no hay quien no quiera así
y en lo más cierto se da, [50]
y todos lo afectan ya,
nadie llora para sí.
No hay cosa para este aliento,
no afligir el corazón,
gastar la respiración [55]
en suspiros para el viento.
Perezca el gemir confuso,
falte el suspirar perplejo,
muera el amor a lo viejo,
y viva el amor al uso. [60]
Acreditar sin pena una pasión,
perder miedo y cariño a la beldad,
hacer su voluntad sin voluntad,
suspirar sin dar cuenta al corazón,
no matarse en pasando la ocasión, [5]
llorar en ella por curiosidad,
formar de una mentira una verdad,
hacer de una palabra una razón,
mudar de sitio en el primer vaivén,
arrojar los pesares por ahí, [10]
recibir los favores al desdén.
Y, en fin, para acabar de estar en sí,
querer a todas las mujeres bien,
y mal a cada una de por sí.
Este, Ortuño, es el amor
que se usa.