PERSPECTIVAS DEL SECTOR CARNICO ESPAÑOL

    La situación actual del sector cárnico porcino viene mediatizada como todos sabemos por dos grandes problemas sanitarios, como son la crisis de la BSE y la aparición de la Peste Porcina Clásica en varios países europeos.

Como consecuencia de los efectos de la BSE, el consumo de carne de porcino aumentó en el año 1996, y aunque, según los expertos la tasa de crecimiento irá disminuyendo hasta el año 2005, durante este periodo, la ganancia por año se situará en torno al 0’5%.

No podemos olvidar que la CEE es el segundo productor mundial de carne porcina, después de China, con una producción de 16’3 millones de toneladas en 1996.

Las perspectivas para este año se han visto negativamente afectadas por la grave crisis abierta trás la declaración de la PPC, ya que el sacrificio de animales en las zonas cerradas con destino a la destrucción ha provocado un fuerte descenso en la oferta de cerdos con su consiguiente repercusión en los precios del cerdo vivo.

Por otro lado no podemos desligarnos del consumo en nuestro país, índice que parece recuperarse en lo que llevamos en 1997, en comparación al estancamiento sufrido en el ejercicio pasado. 

Pese a la mejora gradual experimentada por el consumo en general, debemos señalar que no sucede lo mismo con las ventas de productos alimentarios, que por ejemplo disminuyeron en un 3% en el mes de junio. Por lo tanto estamos asistiendo a una pérdida de ponderación en lo que se refiere al peso de la alimentación dentro de la cesta de la compra de los españoles; lo cual puede ampliarse al consumo de productos cárnicos en general.

Otro punto a destacar son los cambios bruscos que se están produciendo en la distribución alimentaria, destacando el peso específico que está tomando la moderna distribución en cuanto al mercado cárnico en general y en especial en lo referido a los elaborados cárnicos.

Todo este entorno afecta de manera específica a los distintos sectores transformadores:

- Mataderos/salas de despiece. El principal problema de este sector es la gran atomización de las unidades de producción, con cerca de 500 mataderos homologados o pendientes de homologación en nuestro país, cifra que contrasta extraordinariamente con los 17 mataderos industriales existentes en Holanda por ejemplo. En este sentido el binomio eficacia-eficiencia obligará, bien de una forma organizada ó bien de una forma drástica a eliminar volumen de sacrificio excedentario y a la creación de unas más grandes unidades de sacrificio si pretenden continuar en un mercado tan sumamente competitivo como es al que nos referimos.

Coyunturalmente el principal problema see halla en la crisis de oferta provocada por la PPC, lo que ha supuesto en muchas empresas la pérdida de 2000 pesetas/canal durante las semanas de precios de cerdo más elevadas, en las actividades de sacrificio y despiece.

Si a ello sumamos el esfuerzo inversor que han hecho muchos mataderos en los últimos años para adecuar sus instalaciones a las normativas higiénico-sanitarias de la CEE, y la sobrecapacidad productiva de la industria cárnica nacional respecto a la demanda del mercado interno, podemos pensar en un futuro inmediato difícil para este sector. Estas dificultades se traducirán en muchos casos en problemas de liquidez financiera para atender las deudas contraidas, y dados los escasos márgenes con que el alza de los precios permite operar, se puede prever la desaparición de varias empresas de tamaño pequeño o mediano, y sólo sobreviviran aquellas con gran capacidad de sacrificio o integradas verticalmente hacia atrás ( ligadas a producción), o hacia adelante (ligadas a fabricantes). Dentro de este escenario cobra especial relevancia la capacidad de atender mercados de exportación, punto clave para las empresas que pretendan posicionarse en un futuro a medio plazo. 

No podemos olvidar, que como muy bien reflejan las estadísticas, el sector exterior se ha convertido en una de las principales salidas del sector cárnico español a día de hoy.

Otro de los puntos débiles a los que se enfrenta el sector es la rigidez laboral, que le impide adecuar su actividad a la situación del entorno. Según la opinión de varios empresarios del sector, las medidas de flexibilidad pactadas en el Convenio Colectivo son insuficientes para hacer frente a la situación de incertidumbre actual.

Por todo lo anterior vemos que el corto plazo no es nada halagüeño para el sector de sacrificio y despiece, aunque quizás lo más positivo de la actual crisis, sea que el consumidor ha entendido, que ha diferencia de la BSE, la PPC es una enfermedad que únicamente afecta a los animales y no supone un riesgo para la salud pública. Por lo tanto el menor consumo de carne porcina sufrido en los últimos meses sería más achacable al incremento de su precio, y actualmente parecería volver a sus niveles habituales.
 


 


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