Marea – Festival de la Guitarra 2019

Los comentarios escuchados en nuestra ciudad desde que se hizo público el cartel del 39 Festival de la Guitarra, comentarios que en muchos sentidos infravaloraban el nivel  y la categoría  (a mi modo de ver injustamente)  de los y las artistas que lo componían, han hecho planear permanentemente una sombra de duda sobre el número de asistentes que cada show podría llegar a tener, haciendo temer en algunos casos la posibilidad de estrepitosos vacíos en un escenario como la Axerquía, donde tan estridente resulta una entrada inferior a las  mil personas, por ejemplo. Menos de un millar nos acercamos a ver a Saxon y un lleno acompañó a Rozalén. Era pues una incógnita cuántos seguidores podían congregar los navarros. A su favor que hacía once años que no se acercaban a nuestra ciudad y que ahora lo hacían con un álbum nuevo y en plena gira; en contra que han estado tiempo sin funcionar como banda, dedicados a sus proyectos personales, colaboraciones de terceros y demás.

Marea (Festival de la Guitarra - Foto Cordópolis)

Marea (Festival de la Guitarra – Foto Cordópolis)

Salimos pronto de la duda al ver una Axerquía que podría estar cerca de los tres cuartos de entrada, con un público variopinto en edad, con personas cercanas a los 60, los menos, pero también con algún que otro infante y no pocos adolescentes.

Que Kutxi Romero es un animal escénico no es sorpresa para nadie…por eso nadie se sorprendió cuando se comió el escenario de la Axerquía durante las dos horas que duró el concierto .  Venían de telonear a Bon Jovi en Madrid esa misma semana y a tenor de las crónicas y de alguna pancarta que había en el propio Teatro cordobés no lo  debieron hacer nada mal.

El showman-frontman-poeta-compositor y demás sustantivos aplicables a Romero salió ataviado con una indumentaria que ya es un clásico en la historia del rock patrio, negro riguroso, chaqueta, sombrero, y un foulag-bufanda-pañuelo blanco alrededor del cuello. Un cayado de madera, también habitual, completaba el cuadro.

La escenografía era simple, para no hacernos reparar en lo superfluo y centrarnos en la música. A mi modo de ver, y no fui el único, la luminotecnia, o mejor dicho su abuso, fue excesiva; luces relampageantes que de cuando en cuando cegaban al personal, especialmente a los que estábamos en la pista.

Presentaban El Azogue, y aunque evidentemente sonaron muchísimos temas de sus discos anteriores siempre se queda algo en el tintero. Interactuando con la banda y el público permanentemente, ora para pedirles tabaco ora para hacer algún cometario respecto a algo que oía en las primeras filas del auditorio, con sempiterno vaso en ristre se paseaba a un lado y otro del escenario.

Si tenía que interrumpir el espectáculo para que saliera “todo el que pueda salir” a saludar y llevarse el aplauso del respetable porque “los más importantes están detrás, esto lo hacen posible más de 50 personas”, lo hacía. También abundaban las presentaciones poéticas de los temas que sonarían a continuación e incluso referencias nada ambiguas, como por ejemplo a las bandas tributo, de las que dijo que “son todas unas hijas de puta”(sic) para a continuación  loar a la que según él era la mejor banda española de siempre y tocar dos temas suyos:  Los Suaves, y  Dulce Castigo y Preparado para el Rock and Roll, respectivamente.

Marea (Festival de la Guitarra - Foto Cordópolis)

Marea (Festival de la Guitarra – Foto Cordópolis)

También hubo colaboraciones, como la de Jorge Salán, en un par de temas, e incluso una cesión del micro principal para el Piñas, su bajista, una persona que sí es el jefe “y no ese señor mayor que dicen que lo es”, en peyorativa alusión a Bruce Springsteen.

Mención aparte merece desde mi punto de vista la actuación de Kolibri, un guitarrista que no tiene nada de la estética rock y que cumple a la perfección aquello del hábito y el monje. Espectacular de principio a fin, incansable, ni una nota pisada, nada fuera de sitio, los excesos propios de los punteos de un guitarrista principal pero siempre sabiendo cuál era su papel.La batería, también muy piropeada , con mucho peso, como es lógico en una banda como Marea, sin apoyos externos de vientos o teclados. Del baterista dijo que hacía que la banda funcionara como tal e hiciera lo que hacía.

Escuchando a unos y otros al acabar el concierto los más rockeros convenían en que había sido una maravilla y los más heavies pensaban que había sido muy poético y lírico pero plano en lo musical. Tal y como yo lo veo fue un concierto de rock, mucho más que correcto, de una banda que se entregó y que no engaña a nadie: su propuesta es la que es, el peso de sus letras es evidente en el conjunto de su obra y aunque no desatiendan lo musical no vamos a encontrar una sucesión de solos más o menos inconexos en su puesta en escena.

Mal haríamos en no aplaudir en nuestra tierra un concierto de dos horas de rock and roll con unas letras que apuntan, disparan y alcanzan sus objetivos, y eso en una época de vacuidad lírica y excesos estéticos no es poco.

Marea (Festival de la Guitarra - Foto Cordópolis)

Marea (Festival de la Guitarra – Foto Cordópolis)