Miguel Ríos & The Black Berry Trío y Javier Ruibal

Escasos minutos después de las 21h y hacía su aparición en el escenario del Teatro de la Axerquía el maestro Javier Ruibal y su banda: Javi Ruibal (Batería/Percusión),  Joaquín Sánchez (vientos/armónica) y José Recacha (bajo/guitarra). Exquisitos músicos y grandes composiciones las de este trovador talentoso que deleitó al público cordobés con su arte y fusión sin límites. Lo primero que hizo fue presentar a sus músicos y posteriormente abrir con «Amor en la Red» y a continuación «La Reina de África». «Astronomía», «La Geisha Gitana», «Un ave del paraiso» hasta llegar a su grandiosa «Pensión Triana». La Axerquía iba degustando tema a tema a golpe de presentación y un poco de humor gaditano, siempre pidiendo paciencia por ser ellos un aperitivo antes del banquete del rockero más grande de este país: Miguel Ríos. «Black star line» y «La gloria de Manhattan» precedieron a la aparición estelar de Miguel Ríos para cantar junto a Ruibal y su banda «Sueños». Tras esta emocionante colaboración y poco frecuente entre grupo invitado y artista principal, interpretaron la maravillosa, étnica, jazzera y rockandaluza «La Rosa Azul de Alejandría» para cerrar con «Música en vena». Esta última canción, resume con humor e ironía la terapia que significa la música para diferentes situaciones enumerando iconos musicales nacionales e internacionales. En resumen, el maestro Ruibal es ya un catedrático descomunal, creador de canciones enormes que cuidan el mensaje y su estética con la misma belleza y cariño que lo hace su musicalidad. Y en directo, son pura poesía.

 

A las 22h y poco comenzó el show de Miguel Ríos and the Black Berry Trío (Luis Prado al piano, José Nortés a las guitarras, Gabi Pérez aal Lap Steel y Manu clavijo al violín) abriendo con «Hola, Ríos Hello», de su disco «Un largo tiempo» (2021). Un formato poco habitual y que proyectaba la esencia del más puro rock and roll cincuentero, en ausencia de bajo y batería y con los arreglos violinísticos que aportaron un punto de folk brillante. 3 horas de repertorio hizo el granadino de 78 años, con un excelente estado de energía y voz, haciendo realidad la canción que tocó en sexto lugar «Los viejos rockeros nunca mueren». El show prosiguió con «Bienvenidos», «Memphis Granada» y la italiana «Maruzzella». Desde «Por San Juan», «Vuelvo a Granada» hasta «Memorias de la carretera» o «Cruce de caminos», el estelar rockero encadenaba canciones mientras que retrataba anécdotas vitales de 60 años de trayectoria. Especial y algo más extensa la presentación de «Raquel es un burdel» donde recalcó la problemática de la prostitución como sinónimo de explotación humana. El largo repertorio prosiguió con «Luna de Alabama», «A contra ley», «En la frontera», «Todo a pulmón» (versionando al argentino Alejandro Lerner), «El blues de la tercera edad», «No estás sola» hasta el coreado «Blues del autobús». A continuación se retiró del escenario para que dos de sus músicos tocaran canciones de sus proyectos propios: «El volante» y «Estoy gordo», algo que se agradece para dar a conocer el talento de músicos desconocidos pero que alargaron el concierto ya de por sí largo y con una temperatura que bajaba estriposamente hasta el momento que el propio Miguel se abrochaba la camisa y salía con un fular para abrigar su cuello. En el siguiente bloque de canciones interpretaron «Año 2000», «Oración», «La estirpe de Caín» y «Rocanrol Boomerang». El momento culmen de la noche llegaría con la invitación al escenario de Javier y Javi Ruibal para hacerse, por primera vez y «con poca preparación», la joya de rock andaluz «Al-Ándalus» del homónimo disco del año 1977. Geniales Ruibal, Ríos, la banda y su Javi al cajón.

Finalmente aparecieron de nuevo tras petición popular en los bises, donde Miguel y los suyos nos deleitaron con «El río», «Santa Lucía» y el «Himno a la alegría». En definitiva, un show a la altura de una vida entregada a la música, décadas de rock, de vivencias, de energía y vitalidad, mucha vitalidad. Enorme Miguel, enorme.