Hay quien cree --con la candidez que otorga la ignorancia-- que
todas las religiones exigen comportamientos a sus seguidores que se
justifican en una rígida aplicación de dogmas. Quienes así piensan
comparan a las religiones, con cierta torpeza --como si de un simple
silogismo se tratase-- y sin conciencia de la complejidad del tema,
con lo regímenes políticos totalitarios.
La Iglesia, no así otras comunidades religiosas, ha sido siempre
en el plano terrenal una institución social que ha distinguido, al
menos en su vertiente católica, lo divino de lo humano, es decir que
ha regido su estructura social mediante normas jurídicas (el derecho
canónico) y no precisamente mediante dogmas religiosos.
Como consecuencia de ello la Iglesia Católica ha permitido (en
respeto de la libertad) la aparición de diversas órdenes religiosas,
como jesuitas, franciscanos, dominicos agustinos y un largo
etcétera; asociaciones todas ellas autónomas y que, como múltiples
ejemplos históricos ilustran, no siempre se alinearon con el papado
en lo que a los temas terrenales se refiere.
Es decir, que si la Iglesia ha dado algún ejemplo no ha sido
precisamente el del totalitarismo.
Todavía en el Medievo Santo Tomás afirmó que: el hombre en cuanto
ser natural y racional posee su propia autonomía en el sentido de
que necesita darse a sí mismo su propia ley.
Santo Tomás creía que la vida terrenal debía tener leyes
buenas y acordes con los tiempos, los dogmas los dejaba sólo para la
salvación y aún en ese caso admitía que incluso aquella podía
alcanzarse sin necesidad de ser cristiano. ¿Se puede ser más
respetuoso con las libertades? El totalitarismo sólo aparece
vinculado al fundamentalismo o al integrismo, igual da que sea
religioso o jurídico positivo. No hay que ser simplistas!
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