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CONDUCTAS
VANIDAD

      DIEGO MEDINA CATEDRATICO DE UNIVERSIDAD 14/02/2005

    Baumgarten hacia el 1750, en su libro Aesthetica , introdujo el término "estética" para designar el saber que se ocupa del arte o de lo bello; un saber que suponía el conocimiento sensible, aunque "perfecto", de las re-presentaciones. Este concepto fue también objeto de atención de otros muchos autores, como fue el caso de Hume (Regla del Gusto, 1741) o Burke (Acerca del origen de las ideas de lo sublime y de lo bello, 1756); aunque sería definitivamente Kant quien determinaría la identidad de lo bello al afirmar, en su Crítica del Juicio, que "la naturaleza es bella cuando tiene la apariencia del arte".

    La noción de lo "bello" está muy extendida en el uso común, sobre todo hoy día en el culto de las formas o lo cánones a la moda; por eso en la historia de lo estético se presentan gran variedad de definiciones de lo que sea arte y de lo que sea bello, aun cuando no todo, indiscriminadamente, puede ser considerado arte, ni todo puede ser considerado bello; si algo caracteriza a lo estético --a lo bello--, a lo artístico es su vocación de permanencia, de solidez, de esencia perdurable, producto del encuentro entre la naturaleza y el hombre.

    Lo contrario a la estética es la vanidad que, como su nombre indica, viene de lo vano, de lo frívolo, de lo insustancial. La vanidad no tiene esencia, ni permanencia, ni vocación de perdurar y consiste en la sublimación de lo efímero y de lo superficial. Por eso mientras que la vanidad es una cuestión de meras formas, la estética --o el arte-- es una cuestión de esencias.

    Se ve que a Pedro Almodóvar se le ha acabado el arte y que, por consiguiente, en un súbito ataque de vanidad ha sucumbido al mundo de las --efímeras y por ello feas-- formas. No se si dicha conducta es reprobable o, por el contrario, aceptable; pero quizá es normal en quién, como este chico, siempre estuvo más interesado en las formas que en las esencias. En todo caso, mi más sentido pésame.

     
     

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