Patología apícola.

Son varias las enfermedades que pueden sufrir las abejas como resultado de la acción de diferentes organismos patógenos, por este motivo y según afecten a los adultos o a la cría en desarrollo las agrupamos en dos apartados: enfermedades de las abejas adultas y enfermedades de la cría.

Cada agente patógeno tiene su propia estrategia de actuación y hemos elegido el criterio de estudiarlos de acuerdo a un grado creciente de complejidad orgánica. De esta forma comenzaremos con los virus y finalizaremos con los artrópodos. También hemos estimado interesante incluir un pequeño apartado para exponer algunos aspectos de las intoxicaciones que pueden afectar a estos insectos.

En el control de las enfermedades descritas el manejo adecuado de las colonias tiene, en varios casos, casi mayor importancia que los tratamientos. También el control periódico de las colmenas es de gran importancia, gracias a los controles podemos evitar que se genere una situación (aparición de causas predisponentes) que favorezca el ataque de un organismo patógeno y que pueda llegar a producir la muerte de la colonia.


Enfermedades de la cría (etiología, diagnóstico y tratamiento).

Obviamente en este apartado se incluyen los agentes que afectan a los animales en desarrollo. Durante mucho tiempo estas enfermedades, junto con la acariasis, han sido consideradas como las infecciones más graves que podían sufrir las abejas y por lo tanto las más importantes para los apicultores.


Virosis.

En la página web en la que exponemos las enfermedades que pueden afectar a las abejas adultas describimos los virus que pueden atacar a los insectos adultos. En este apartado citamos los agentes que parasitan a la cría en desarrollo.

Es importante resaltar que las virosis no tienen tratamientos efectivos y que la presencia de virus en las colonias no se encuentra asociada forzosamente al desarrollo de una determinada enfermedad. El virus de mayor incidencia para la cría es el de la cría ensacada.

Virus
Sintomatología
Modo de transmisión
La cría muerta está en el interior de una bolsa llena de líquido. Puede provocar la muerte de las abejas adultas.

Horizontal y potencialmente vertical. Varroa destructor

Provoca la muerte de las larvas de las futuras reinas y en algunos casos también de la cría de obrera.
Horizontal. Nosema apis

Tabla 1. Virosis que pueden afectar a la cría de A. mellifera. La transmisión horizontal se realiza entre los habitantes de la colonia.

Virus de la cría ensacada.El agente causal de esta enfermedad fue aislado por L. Bailey en el año 1963. Se trata de un virus ARN isométrico, que presenta un diámetro de 28 nm. Como su nombre indica el virus afecta al “pollo” o cría en desarrollo, y la sintomatología visible aparece cuando los animales se encuentran operculados, por lo que es difícil la identificación del proceso patológico.

Las larvas en desarrollo sufren el proceso de pupación  a los 4 días de haber sido selladas las celdillas que las contienen. Las larvas afectadas no pupan y presentan una acumulación de fluido entre el cuerpo de la larva y la cutícula de la última muda, que forma una especie de saco. Las abejas no terminan su desarrollo en el interior de las celdillas selladas, mueren quedando adheridas a las paredes y presentando el cuerpo extendido.

Aunque experimentalmente este virus puede transmitirse vía alimentación a todas las larvas en desarrollo, sea cual sea su edad, las más susceptibles son las que tienen 2 días.

Cuando las larvas son alimentadas con preparaciones diluidas de este virus, las pupas no presentan síntomas y finalmente emergen como animales adultos aparentemente sanos.

Las larvas van cambiando de color conforme progresa la enfermedad, debido a que el virus ataca a varios tejidos diferentes. Comienzan tomando un color amarillo pálido, finalizando su vida de un color marrón oscuro y cuando mueren parecen estar envueltas en una especie de bolsa llena de líquido. Si la enfermedad se encuentra en los últimos estadios de su desarrollo, se pueden extraer las larvas dentro de su bolsa sin que esta se rompa y sin que se vierta el líquido que contiene. Finalmente las larvas se deshidratan y los restos adquieren el aspecto de una escama con forma de góndola.

En la cría en desarrollo el virus se multiplica en el interior de las glándulas dermales que recubren el cuerpo del insecto, dichas glándulas son las encargadas de segregar enzimas que desprenden la cutícula durante el proceso de muda. El virus inhibe la secreción de los enzimas, por lo que la larva no puede desprenderse de su cutícula
.

En las obreras adultas el virus se multiplica preferentemente en las glándulas hipofaríngeas, sin que los animales manifiesten ninguna sintomatología. Aunque no se manifiesten síntomas, es posible que esta infección vírica reduzca la esperanza de vida.

Esta es una enfermedad estacional. Los brotes se suele producir en primavera y normalmente desaparecen cuando llega el verano. Su incidencia es normalmente baja y no suele causar problemas serios, pero en algunos colmenares afectados por varroa se han producido brotes virulentos.

El contagio dentro de la colmena se produce cuando las nodrizas retiran las larvas afectadas. El fluido que rodea la larva es rico en partículas víricas y las nodrizas se contaminan por ingestión de este fluido. El virus invade las glándulas hipofaríngeas y las nodrizas lo transmiten cuando alimentan a las larvas sanas.

Parece ser que la falta de virulencia de este virus se debe al cambio de comportamiento que sufren las abejas nodrizas afectadas. Los animales cambian de actividad y dejan de alimentar a la cría en desarrollo, pasando en la mayoría de los casos a realizar labores de pecoreo. Solamente cuando debido a otra causa se altera el reparto del trabajo entre las obreras y los insectos contaminados vuelve a alimentar a la cría en desarrollo, es cuando se desencadena un brote virulento.

El ácaro Varroa destructor también puede actuar como vector transmisor de este virus. Se han encontrado partículas víricas en la saliva de este parásito.

Virus de las realeras negras.Este virus se descubrió en muestras de larvas y prepupas de reinas muertas encontradas en realeras que presentaban manchas de color oscuro. En los estados iniciales de la infección las larvas muertas tienen un color amarillo pálido y parecen estar rodeadas de una especie de saco semejante al que rodea a la cría de obrera afectada por el virus de la cría ensacada.

El virus depende de Nosema apis para poder infectar a las obreras adultas, pero desconocemos como se asocia el virus al microsporidio nosema. Sabemos que las obreras infectan a las larvas en desarrollo vía alimento. Se han encontrado partículas víricas presente en cuerpos de obreras que no presentaban ningún tipo de síntomas. Otros virus que actúan asociados a microsporidios son el virus filamentoso y el virus Y.

Se ha detectado la presencia de este virus en diferentes apiarios, por lo que se considera que su presencia debe de ser muy común. En uno de los estudios se detectó su presencia en el 58% de la población de abejas adultas durante el verano. También se ha confirmado su persistencia a lo largo del año en los apiarios.

En muchos casos la acción del virus provoca la muerte de las reinas en los estados de larva o prepupa, en estos casos los animales en desarrollo se vuelven oscuros y finalmente se descomponen, presentando las realeras manchas negras en las paredes. En el medio natural la cría de obrera raramente se ve afectada por este virus, aunque el virus se ha detectado en pupas de obrera sin ningún tipo de sintomatología.


Bacteriosis.

Un aspecto a tener en cuenta al estudiar las bacteriosis es la capacidad que muestran muchas especies de fabricar algún tipo de forma de resistencia (ej esporas) que permite soportar las condiciones ambientales desfavorables. Si esta capacidad la reflejamos en las prácticas apícolas es evidente que las esporas pueden quedar en el material usado, en la miel o en el polen de una colmena que ha sufrido el ataque de algún germen patógeno.

Las loques son dos enfermedades que afectan a la cría en desarrollo, una de ellas recibe el nombre de loque americana o maligna, la bacteria ataca a la cría después de la operculación y presenta una gran virulencia. La loque europea o benigna actúa antes de la operculación y su virulencia es inferior a la de la americana.

Cuando una determinada bacteria ataca a algún ser vivo, es muy corriente que la vía que se abre en el sistema defensivo del hospedador sea aprovechada por otras especies, produciéndose infecciones mixtas. En el caso de la loque americana este hecho no se suele producir, pero con la loque europea aunque exista una especie bacteriana mayoritaria, otras comienzan a proliferar aprovechando la situación, por lo que en realidad pueden ser varias las especies que desencadenen una determinada patología.

La aparición de patologías producidas por bacterias suelen ser casi siempre consecuencia de una situación de desequilibrio en la colonia, que favorece la proliferación de estos microorganismos. La falta de cuidados a la cría (ej. alimentación inadecuada) o la ingestión de miel contaminada (ej. procedente del pillaje) son dos tipos de situaciones que pueden favorecer la aparición de brotes.

Es una costumbre bastante extendida entre los apicultores el realizar tratamientos preventivos contra las loques. Esta es una práctica que se debe de intentar desterrar, ya que en la mayoría de los casos lo que estamos consiguiendo es que las cepas bacterianas se hagan resistentes a los antibióticos; de esta forma cuando realmente tengamos que realizar un tratamiento nos podemos encontrar en una situación en la que los antibióticos empleados no sean efectivos.

Loque americana (maligna). Se encuentra extendida por todo el planeta y está producida por el (Bacillus larvae) Paenibacilus larvae , especie en la que se han identificado siete tipos o subespecies de diferente virulencia.

Ataca a las larvas en desarrollo y suele provocar la muerte de la colonia; esta bacteria puede esporularse, siendo las esporas muy resistentes (toleran temperaturas de 100º C) y permaneciendo viables durante largos períodos de tiempo (hasta 35 años). Puede aparecer en cualquier época del año, siempre que haya cría y los animales en desarrollo suelen morir a los 4 ó 5 días de ser operculados; las colmenas afectadas en un estadio avanzado desprenden un fuerte olor a agrio (parecido al que tiene la cola de carpintero).

Las esporas que son ingeridas por las larvas germinan en el tubo digestivo originando bacilos flagelados, estas bacterias aprovechan el paso de larva a pupa para invadir el interior del cuerpo de la abeja en desarrollo. Una vez que se introducen en los tejidos se multiplican activamente provocando la muerte del pollo antes de que alcance el estado de pupa, finalmente cuando el aporte de nutrientes disminuye y las condiciones ambientales dejan de ser favorables, las bacterias fabrican las esporas de resistencia que contaminan por millones el cadáver disecado. Cuando una abeja limpiadora retira los restos de la celdilla de cría va difundiendo las esporas por toda la colonia.

Las larvas afectadas comienzan a manifestar los síntomas tomando un aspecto pardusco (las esporas germinan en el intestino a las 24-48 horas de haber sido ingeridas), posteriormente toman una coloración parecida al café con leche y una consistencia viscosa y filante, finalmente y debido a un proceso de deshidratación la masa viscosa se transforma en una escama de color pardo oscuro, que se adhiere fuertemente al fondo de las celdillas.

En las colmenas infectadas la zona de cría no aparece compacta, tiene un aspecto irregular en mosaico; las celdas afectadas presentan los opérculos hundidos, oscuros, y de apariencia húmeda y aceitosa, además de poseer perforaciones irregulares o grietas. Si introducimos un palillo a través del opérculo de una celdilla afectada en grado avanzado, se extrae una masa viscosa de consistencia pegajosa consistente en los restos de la larva en estado de putrefacción; además la masa putrefacta se estira como si fuese caucho o chicle.

Mediante este enlace se puede acceder a un video demostrativo del diagnóstico de campo

La transmisión básicamente se realiza por vía bucal (las nodrizas juegan un importante papel), y una de las formas más frecuentes es a través de la miel contaminada con esporas; para su tratamiento se ha empleado tradicionalmente las sulfamidas o tetraciclinas (Apiciclina© es un preparado comercial que contiene sulfatiazol sódico y clorohidrato de oxitetraciclina), pero el uso de antibióticos no consigue eliminar la enfermedad.

La transmisión entre colmenas se realiza gracias a la deriva, a los zánganos , al pillaje, o bien participa el apicultor no lavando el material después de haber trabajado en colmenas afectadas, o intercambiando material entre colmenas enfermas y sanas.

Como no existen tratamientos que den buenos resultados se aconseja la destrucción de la colonia (generalmente se queman los cuadros de cera de la colmena junto con la miel y el polen) y una buena desinfección del material para su posterior uso (ej. tratamiento de los cajones en autoclave o con parafina líquida a 130º C, también podemos tratar el material con sosa al 10% seguido de un intenso flameado). En el caso de que se quiera conservar parte de la población se seleccionarán los ejemplares adultos, se pasarán a una caja limpia y se tratarán además con Apiciclina® (oxitetraciclina y sulfatiazol) que es el único tratamiento legalizado. Se recomienda a los apicultores que el uso de este tratamiento se reserve para los casos realmente necesarios al objeto de evitar la aparición de resistencias.

El diagnóstico de campo no es totalmente fiable, y en algunos casos los síntomas se pueden confundir con los producidos por otros agentes, como Bacilus alvei que se presenta en las colmenas afectadas por loque europea, y que también produce una masa putrefacta que se puede estirar formando hilos.

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La secuencia de fotografías muestra una prueba diagnóstico de campo de esta enfermedad

El diagnóstico de laboratorio se realiza mediante la preparación de frotis, en los que se observa que las bacterias no forman cadenas; también se puede emplear como prueba diagnóstico la edad de los animales afectados. En el caso de que estén presentes otros agentes oportunistas, es necesario aislar esta bacteria mediante el empleo de técnicas específicas (ej. cultivo en medios selectivos).

Loque europea (benigna). Es producida por Melissoccocus pluton (Bacillus pluton o Streptoccocus pluton) y es más benigna que la americana; suele ser una enfermedad estacional que depende de factores predisponentes y que raramente mata la colonia. Los brotes se suelen producir en primavera, las larvas son afectadas antes de su operculación (las abejas alimentadoras son las que propagan la infección) y los animales se convierten en masas putrefactas (de color crema o chocolate) que originan un olor intenso del tipo ácido o similar al pescado podrido, que no se adhieren a la celda y pueden ser sacadas por las obreras.

El diagnóstico se realiza mediante la preparación de frotis, en los que se buscan cadenas de bacterias, para el tratamiento de esta enfermedad se emplea el antibiótico oxitetraciclina (Apicilina®), también se puede usar la sulfamida (1 gr mezclada con el alimento, repetir el tratamiento tres veces con un intervalo de una semana).

En algunos casos las larvas atacadas pueden ser parasitadas secundariamente por la bacteria Paenibacillus alvei que les da un tinte oscuro, los animales mueren después de la operculación y los síntomas se asemejan a los de la loque americana.

Aunque tradicionalmente se considera que hay una clara distinción entre los dos tipos de loques, lo cierto es que con gran frecuencia la situación es más complicada de lo previsto, apareciendo patógenos oportunistas y enfermedades secundarias que pueden enmascarar la situación.

No se deben efectuar tratamientos preventivos ya que aumenta el riesgo de aparición de resistencias. Para evitar problemas hay que cuidar las posibles causas predisponentes (ej. desproporción en la relación cría/nodrizas o falta de proteínas en el alimento), no hay que alimentar con miel de origen desconocido y tomar medidas higiénicas básicas. La forma de diseminación dentro y entre colmenas es la misma que se expuso para el caso de la loque americana.


Micosis.

Ascosferosis. También conocida vulgarmente como pollo escayolado, cría calcárea, cría escayolada o cría yesificada, es producida por el hongo ascomiceto Ascophaera apis. El nombre de "pollo escayolado" procede de la observación de la cría afectada por esta enfermedad. En su fase final se produce la deshidratación de los restos de lo que fue una abeja en desarrollo, quedando éstos como una pequeña "piedra de yeso". Se considera una enfermedad estacional y factorial, ya que necesita unas determinadas condiciones para que el proceso se desencadene.

A. apis es un hongo ascomiceto heterotálico formado por hifas septadas. Se reproduce sexualmente mediante la unión de cepas haplóides (+ y -) de similar tamaño. Los cuerpos fructíferos contienen ascosistos en los que se desarrollan las esporas, los auténticos agentes infestantes.

Podemos comenzar a describir el ciclo vital del hongo con la ingestión de las esporas por las larvas en desarrollo (las esporas se suelen encontrar en el alimento que dan las nodrizas, aunque también se pueden localizar adheridas a la obreras , o a la superficie de las celdillas). Las esporas necesitan unas condiciones especiales para poder germinar en el aparato digestivo de la larva (intestino medio), atraviesan la pared intestinal aprovechando las modificaciones estructurales que produce la metamorfosis y crecen dentro del cuerpo del animal. Finalmente aparecen en la superficie corporal (generalmente a los 3 días de ser ingeridas) cuando la larva alcanza el estado de prepupa.

Para salir fuera del cuerpo de la larva las hifas rompen la cutícula en la región caudal de la larva y progresa hacia la zona anterior. Finalmente toda la larva se cubre de un micelio de color blanco. Conforme se van desarrollando los cuerpos fructíferos el color va cambiando adquiriendo tonos marrones y finalmente negros.


Los cuerpos fructíferos o ascocistos son los responsables de producir una nueva generación de esporas. Las larvas de entre 3 y 4 días de edad son las más sensibles al ataque del hongo

La presencia de las esporas en las colmenas no es rara, debido a que pueden permanecer viables durante muchos años (hasta 15, aunque su viabilidad se va reduciendo con el tiempo). Pero tampoco esta presencia es causa suficiente para el desarrollo de la enfermedad, debido a que para provocarla hace falta la actuación de una serie de causas predisponentes o estresantes (ej. enfriamiento de la cría en un momento cercano a la operculación de la misma).

Junto con el enfriamiento de la cría debido a diferentes causas (ej. desproporción nodrizas/cría) se han propuesto otras causas predisponentes como: abuso en el uso de los cazapolen o una alta humedad ambiental. La mayor incidencia de esta enfermedad se suele producir en primavera, cuando es más probable que se produzcan fuertes cambios en la temperatura ambiental.

Respecto a la forma de dispersión pueden ser varias las vías por las que las esporas penetran en una colonia o son diseminadas dentro de la misma. Las pecoreadoras o el contacto entre abejas de diferentes colmenas pueden actuar como vectores de dispersión. También la torfalaxia, una forma de intercambio de alimento entre las obreras de una colonia, es un buen sistema de dispersión. Finalmente las obreras que alimentan a la cría (nodrizas) son las que les pasan las esporas junto con el alimento.

Pero los apicultores también pueden contribuir a la dispersión cuando traspasan diferentes materiales de una colmena contaminada a otra que no lo está. Por ejemplo, pasan cuadros con momias desde las colmenas enfermas a las sanas para que "los limpien". También introducir en una colonia un cuadro de miel o polen procedente de una colmena enferma, es la mejor vía que podemos usar para dispersar la enfermedad.

No existe un tratamiento efectivo, por lo que no podemos recomendar ninguno de los productos autorizados para su tratamiento. Solamente se pueden aplicar medidas preventivas de manejo, como son: renovar los cuadros para evitar la acumulación de esporas, no abrir las colmenas los días fríos, o eliminar las reinas de los enjambres en los que sistemáticamente aparezcan brotes de la enfermedad. También los apicultores tienen que limpiar el material antes de reutilizarlo y reducir el intercambio de cuadros entre colonias, especialmente cuando unas están débiles y otras fuertes.

El diagnóstico se realiza mediante la identificación de cadáveres momificados en las celdillas, en el fondo o en las proximidades de la colmena.

En los primeros años de la década de los 80 esta enfermedad era de interés para los apicultores, pero con la llegada de varroa pasó a un segundo plano. Además la aparición del ácaro parásito coincidió con una atenuación de los brotes.

Cría pétrea o aspergilosis. Es una micosis de menor virulencia que la ascosferiosis. Está provocada por hongos del género Aspergilus. Los síntomas son muy parecidos a los de la ascoferiosis, ya que en este caso también aparecen momias pequeñas de aspecto calcáreo.

Para poder diferenciar ambas enfermedades hay que observar las momias con una buena lupa y buscar las formas reproductivas del hongo. En el caso de la ascoferiosis son ascosistos esféricos más o menos lisos, y en el caso de las aspergilosis son conidióforos de aspecto glomerular. Es una enfermedad poco frecuente que suele presentar pocos problemas a los apicultores.

La dispersión de las esporas dentro de la colonia y entre colmenas sigue las mismas pautas expuestas para la ascosferiosis.

Como recapitulación general sobre las enfermedades fúngicas y de otro tipo que afectan a las abejas podemos decir que la mejor prevención consiste, como casi siempre, en un buen manejo del colmenar y una correcta renovación de los panales. También es muy importante la limpieza del material que se va a emplear.


Enemigos de las abejas.

Una colonia de abejas, representa para muchos animales, un almacén de comida que puede ser saqueado cuando las condiciones son las adecuadas, o un refugio que se puede emplear en las estaciones desfavorables. En otoño los roedores pueden penetrar en las colmenas destruyendo los panales; también hay pájaros insectívoros (ej abejaruco) para los que las abejas forman parte de su dieta, o aves que pueden taladrar las colmenas (ej pitos reales, Picus viridis).

La esfinge de calavera (Acherontia atropos) es un lepidóptero provisto de un dibujo en el tórax en forma de calavera, que suele penetrar en las colmenas para alimentarse (su dieta alimenticia se basa en soluciones azucaradas o néctar, y cuando entra en la colmena no altera la cera de los cuadros); estas mariposas emplean las uñas de las patas, para desgarrar los panales y poder acceder con la probóscide a la miel. No suele provocar problemas en las colmenas, su exoesqueleto es bastante grueso, por lo que pocas veces resulta muerta cuando es atacada por las obreras.

Mediante este enlace se puede acceder a un video sobre Acherontia atropos

La planta huésped preferida por las orugas de esta mariposa es el olivo, y en algunos casos los apicultores pueden encontrar a los animales adultos muertos dentro de las colmenas, debido a los picotazos de las abejas.

La piral de la cera o falsa tiña gigante o polilla grande de la cera (Galleria mellonella) es otro lepidóptero que aparece donde existen colmenas. Es una mariposa nocturna de color marrón grisáceo que con las alas extendidas alcanza un tamaño de 20 a 30 mm, la hembra puede poner entre 300 y 600 huevos (agrupados en conjuntos de 30-50 huevos) en las fisuras de la colmena, de los huevos nace una larva que cuando es joven tiene un color blanco grisáceo, pasando posteriormente a tener un color gris y alcanzando un tamaño de unos 2.5 cm; después de unos 18-19 días la larva busca un soporte sólido hilando un capullo de unos 2 cm de longitud, del que saldrá una mariposa que vive entre 3 y 30 días (las hembras comienzan a poner huevos entre los 4 y 10 días después del nacimiento), si las condiciones ambientales son buenas se desarrollan varias generaciones de forma ininterrumpida. Es muy temida por los apicultores ya que las orugas se alimentan de la cera de los panales, produciendo una alteración denominada cría pelada.

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La secuencia de fotografías muestra los destrozos producidos por Galleria mellonella

Las colonias fuertes y bien pobladas se suelen defender fácilmente del ataque de esta mariposa, pero no ocurre lo mismo con las débiles; también puede atacar a las colmenas almacenadas, por lo que se recomienda almacenar las alzas que contengan cuadros con cera (tratadas con un gas insecticida, como el producido por los cristales de paradiclorobenceno), en pilas tapadas con un cubridor. Para destruir a estos animales se emplea un insecticida biológico (una bacteria denominada Bacillus thurigiensis, cepa awasi) que se comercializa bajo el nombre de B401®.

Otro lepidóptero que puede atacar a las colmenas es Achroia grisella, denominado vulgarmente polilla menor de la cera, es una mariposa de color gris plateado con la cabeza amarillenta; su tamaño oscila entre los 13 mm de las hembras (pueden poner entre 250 y 300 huevos) y los 10 mm de los machos. Su presencia se detecta al igual que en el caso de la piral, por la presencia de galerías en la cera de los panales que contienen capullos de seda en su interior. El tratamiento es el mismo que para Galleria mellonella.

Varias avispas se pueden considerar como verdaderos enemigos de las abejas, entre las especies más dañinas se encuentra el avispón o tabardo (Vespa crabro), este insecto fabrica nidos subterráneos de gran tamaño y puede incluso exterminar colonias enteras.

El coleóptero Cetonia melicivorus es un comensal que penetra en la colmena para alimentarse, su presencia se detecta por la aparición en los panales de surcos anchos y sinuosos. El caparazón del que están provistos estos animales impide que las abejas puedan atacarlos, por lo que en las zonas donde sean muy abundantes hay que recurrir a la reducción del tamaño de las piqueras (orificios de acceso a las colmenas).


Intoxicaciones.

En algunas ocasiones las abejas se pueden intoxicar si liban néctar que contenga productos tóxicos, como ocurre con los castaños de indias. También se pueden envenenar los animales, cuando empleamos de forma inadecuada insecticidas o acaricidas usados para tratar algunas enfermedades. Pero los envenenamientos o intoxicaciones más frecuentes, son los provocados por los insecticidas empleados en las prácticas agrícolas. No existen tratamientos y la única acción posible consiste en intentar limitar los daños trasladando las colonias a un nuevo emplazamiento.

Los síntomas producidos por una intoxicación con un insecticida o acaricida son variados, pero los podemos agrupar en los apartados siguientes:

1. Si las pecoreadoras se han intoxicado fuera de las colmenas y mueren antes de regresar, observamos que las colmenas se despueblan sin que existan causas evidentes. Además se produce un desequilibrio en el balance cría/obreras, es decir, hay una gran cantidad de cría y pocas obreras para atenderla.

2. Las pecoreadoras consiguen regresar a la colonia pero cuando se encuentran agonizantes son expulsadas, por lo que los cadáveres se localizan en las tablas de vuelo y en las proximidades de la colmena. En algunos casos el virus de la parálisis crónica (VPC), puede desarrollar una sintomatología similar a la descrita.

3. El agente tóxico transportado por las pecoreadoras alcanza a todos los componentes de la colonia. En este caso mueren dentro de la colonia las obreras e incluso las larvas pero no se observa ningún síntoma de enfermedad infecciosa.


© Francisco Padilla Alvarez y J. M. Flores Serrano

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