En las economías desarrolladas, se viene observando una demanda creciente para que los dos pilares fundamentales de las instituciones universitarias, como son la docencia y la investigación se dirijan a la consecución de objetivos económicos y sociales específicos. Un conjunto de entidades públicas y privadas, de responsabilidad en su ámbito geográfico, vienen demandando a las universidades que, al estar ubicadas en regiones, provincias, municipios, contribuyan activamente al desarrollo de estos territorios. Estas indicaciones han surgido, sin duda, a consecuencia de los nuevos procesos de globalización y localización del desarrollo económico, en los que el entorno local es tan relevante para determinar la capacidad de las empresas de competir en la economía global como la situación macroeconómica nacional. En consecuencia, las universidades comprometidas territorialmente pueden y deben convertirse en un activo geográfico clave y en una fuente de desarrollo económico.

Aunque la Universidad de Córdoba siempre ha contribuido con su sentido de responsabilidad cívica al desarrollo social y cultural de su territorio, el nuevo marco de desarrollo territorial exige que el compromiso territorial se reconozca formalmente como un “tercer papel” que la universidad ha de desempeñar, no sólo como actividad paralela a sus principales funciones de docencia e investigación, sino totalmente integrada en ellas.

En este contexto la Universidad de Córdoba, realizó una decisiva apuesta estratégica de largo alcance asumiendo los riesgos inherentes que siempre conlleva el poner en marcha una innovación de nivel. Se apostó por desarrollar un grupo empresarial, que a través de una gestión integral, impulsara y promoviera la puesta en valor de activos económicos del ámbito universitario. La Corporación Empresarial de la Universidad de Córdoba ha impulsado y promovido un significativo grupo de empresas, desde la coherencia de objetivos y con la meta estratégica de su consolidación.