Contextualización del problema y enfoque adoptado

Cuando se hace un acercamiento a los problemas actuales que se producen en los desplazamientos de los escolares hacia y desde los centros educativos, existen dos hechos cuyas causas merece la pena estudiar de cara a plantear soluciones: el fuerte incremento sufrido en las últimas décadas por el uso del vehículo motorizado en los desplazamientos al centro educativo, y la falta de autonomía hasta edades avanzadas en los desplazamientos que se producen en medios no motorizados. Estos hechos provocan problemas a varios niveles:

  • En la ciudad, por el incremento de viajes diarios obligados en vehículos motorizados, que lleva aparejado mayores niveles de emisiones contaminantes, ruidos y congestión vial, así como un aumento de la inseguridad vial en zonas sensibles como las puertas de los centros educativos.
  • En las familias, por las dificultades logísticas que representa la organización del camino al colegio cuando el escolar no lo realiza de forma autónoma.
  • En los propios escolares, que por un lado aumentan la propensión a sufrir enfermedades crónicas como la diabetes tipo II o la obesidad, y por otro, ven comprometido su desarrollo psicosocial por no ganar responsabilidades y autonomía hasta edades avanzadas de su desarrollo.

Detrás de la elección del modo de desplazamiento de los escolares en ciclos de educación primaria se sitúan siempre los adultos responsables de éstos, por lo que es lógico buscar en sus motivaciones y necesidades las causas de estos dos hechos. Si investigamos los factores que influyen en la elección de las familias del modo de desplazamiento de los escolares en ciclos de educación primaria, la bibliografía científica nos dice que los 8 principales factores que influyen en éste son:

  1. La distancia al colegio
  2. El miedo de los padres al tráfico o a que les hagan daño
  3. Problemas de horario de trabajo-colegio
  4. Valores (actividad física, número de coches en la familia, lejanía…)
  5. Condiciones climáticas
  6. Características y políticas del centro educativo
  7. Fuentes o recursos (Ingresos familiares, educación, etc.)
  8. Factores culturales

Los principales factores de influencia están relacionados, por tanto, bien con los miedos de las familias a que los niños caminen sólos, bien con el domicilio de éstas o las condiciones y horarios laborales.

Los miedos de las familias a que los niños caminen se reducen drásticamente cuando éstos lo hacen acompañados por adultos. En la actualidad, la gran mayoría de los escolares de primaria que hacen el camino a pie, son acompañados por sus propios familiares. Sin embargo, en el caso de que por cuestiones organizativas o de distancia, los familiares no puedan acompañar a pie a los escolares al centro educativo, existe una probabilidad mucho más alta de que éstos hagan el trayecto casa-colegio-casa en vehículos motorizados.

Es por esto que buscar alternativas de desplazamiento que afecten a estos factores, mejorando la confianza de las familias o aportando alternativas para que el desplazamiento autónomo a pie encaje en su organización diaria, puede representar la forma más efectiva de paliar los problemas citados.

Una alternativa de desplazamiento escolar muy utilizada en proyectos de camino escolar en varios países es el pedibus. Un pedibus es un grupo de escolares que caminan juntos al centro educativo acompañados por una o varias personas adultas. La organización de grupos de pedibus en los centros educativos puede tener una influencia importante en los factores que determinan más fuertemente la elección modal, especialmente si la organización de éstos tiene en cuenta las necesidades de las familias que hacen los desplazamientos en vehículos motorizados: aportan la confianza suficiente a las familias, y suponen una alternativa a los desplazamientos en vehículo motorizado, especialmente a aquellos que se dan en distancias que las familias consideran que son caminables por los escolares.

Para familias cuyos domicilios se encuentran a distancias más grandes, el establecimiento de cabeceras de rutas de pedibus en lugares habilitados para hacer la entrega/recogida puede significar al menos una forma de que los niños realicen la última parte del desplazamiento a pie y disfruten de parte de las ventajas de este hecho.

Si bien los pedibuses no son una fórmula que otorgue una autonomía total al escolar, sí suponen una herramienta intermedia muy valiosa para desvanecer los miedos de las familias al camino autónomo a pie, y la adquisición progresiva de responsabilidades por parte de los niños, que con mucho mayor probabilidad acabarán haciendo en el desplazamiento de esta forma.

Este trabajo trata de investigar la eficacia de distintos métodos de puesta en marcha de grupos de pedibus en centros educativos apoyados por herramientas tecnológicas. Estos métodos van desde la autoorganización por grupos de las familias interesadas con el apoyo de un coordinador, hasta la puesta en marcha de un servicio de rutas de pedibus para la familias que no puedan o quieran comprometerse con la organización del acompañamiento, pasando por una fórmula mixta que incluye el acompañamiento de monitores varios días a la semana. Cada fórmula presenta una serie de ventajas e inconvenientes y está enfocada a un tipo de familias y motivaciones. Sin duda, la recurrencia diaria que proporciona un servicio de pedibus puede ser la fórmula más eficaz para romper los hábitos adquiridos por las familias, aunque evidentemente, los costes asociados al sueldo de los monitores signifiquen un lastre para este tipo de fórmulas. Sin embargo, por su eficacia, es posible que se puedan empezar a plantear este tipo de servicios si se detecta una demanda dispuesta a solicitarlo, de forma similar a como se hace con el autobús escolar.

Actualmente, debido a su menor coste estructural, la fórmula más comunmente usada en los proyectos de camino escolar es la de la autoorganización de las familias en grupos de pedibus, apoyadas o no por un coordinador en función de la complejidad de los proyectos. Sin embargo, esta fórmula se encuentra con problemas en el corto plazo referidos a la puesta en marcha inicial y la captación de familias voluntarias, y en el largo plazo referidos al mantenimiento de la motivación de los participantes, al esfuerzo organizativo que supone para éstos, y a la no adecuación a las necesidades de la gran mayoría de las familias.

Una fórmula mixta interesante sería el acompañamiento inicial de los grupos de pedibus por parte de monitores profesionales una o varias veces a la semana, ayudando sobre el terreno a generar el hábito, la confianza y las relaciones entre los miembros del grupo en las primeras semanas, y ayudando a organizar la autoorganización del grupo los días en que no participa el monitor.

Por lo tanto, parece conveniente estudiar las ventajas e inconvenientes de las distintas fórmulas de puesta en marcha de grupos de pedibus acompañados por personas especializadas que pueden actuar como un activador dentro de la comunidad escolar en las primeras fases o que pueden convivir incluso con grupos autoorganizados con la ayuda de un coordinador.

Para apoyar la puesta en marcha rápida de los grupos y la pervivencia de estos en el tiempo, los métodos de despliegue de pedibuses llevados a cabo por este proyecto se basan en la utilización de herramientas digitales que facilitan la elección del grupo más conveniente para cada familia, la organización y comunicación diaria y el análisis de la información por parte de los responsables. El uso de estas herramientas y la utilización prioritaria de la comunicación digital hace que proyectos basados en ellas puedan alcanzar una mayor escalabilidad y mantener unos costes reducidos.

Este tipo de despliegue no es incompatible con un proyecto tradicional basado en la concienciación y educación ambiental dentro de la comunidad educativa, sino complementario. Los resultados obtenidos por este tipo de campañas cuando las alternativas están siendo visibles y constatadas por las familias diariamente, pueden mejorar los resultados actuales, que suelen ser lentos y difícilmente evaluables en cuanto a su objetivo final que no es otro que la modificación de conductas.