Un grupo de investigación de la Universidad de Córdoba, el IMIBIC y el Hospital Universitario Reina Sofía relaciona la normalización del  fósforo en sangre con el descenso de una hormona dañina para el corazón

La hormona FGF23 (Factor de crecimiento fibroblástico 23) se origina en el hueso para comunicar al riñón que debe excretar el exceso de fósforo que el hueso está detectando. Su función principal es la comunicación hueso – riñón para eliminar fósforo, pero ¿qué pasa cuando se trata de una persona con insuficiencia renal en la que los riñones no funcionan y la capacidad de excreción está muy mermada? Que el riñón que no funciona tampoco  es capaz de obedecer al FGF23. Sin embargo, el hueso sigue produciendo esta hormona porque no detecta que el riñón ha dejado de funcionar, y el resultado final es una acumulación de esta hormona (FGF23) en sangre.

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