Philosophical Skepticism

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Scholasticism and Skepticism, Fourteenth Century

Introduction

Imagen de pruebaAparte de John of Salisbury la historiografía medieval es reticente a presentar sustentadores o seguidores del escepticismo en el medioevo. Sin embargo, el criticismo, como sustitutivo edulcorado del escepticismo, se ha difundido extensamente al final del siglo XIII. Se entiende el criticismo como aquel comportamiento crítico contra algunas doctrinas filosóficas adoptadas en el siglo XIII después de la llegada de la filosofía aristotélica (en la síntesis escolástica), crítica que se extiende hacia el examen concluido y cerrado del conocimiento humano y de los límites de la razón natural. Aristóteles promovía la explicación más natural y elevada del mundo que no dejaba lugar a las dudas, pero no todos opinaban de la misma forma y tanto Duns Scoto como Ockham, llegaron un escepticismo metafísico (Fernández Polanco, V., “Los precedentes medievales del criticismo kantiano, Revista de <filosofía, 28, 2 (2003): 305-323) que negaba la posibilidad racional del conocimiento de fe.

Aristóteles fundó la ciencia de la realidad del ser, inauguró la metafísica de lo real, una continuidad entre la razón y la naturaleza, dinamismo encerrado perfectamente en su finitud. Pero, el pensamiento medieval cristiano, al introducir la noción de un Dios infinito, iba a hallar serios problemas a la hora de confrontar el racionalismo natural de la metafísica aristotélica con la perspectiva teológica de la infinitud. La conclusión escéptica para el conocimiento es que Dios no puede ser accesible a la racionalidad y sólo podrá ser en adelante cuestión de fe, donde la fe es la renuncia voluntaria del ser humano a su propia razón, ya que Dios está fuera del conocimiento racional. Un escepticismo pleno sobre las posibilidades del conocimiento humano en el ámbito humano, y el reconocimiento de que la relación del ser humano con Dios, habrá que desarrollarse, en adelante, en el ámbito de lo irracional –privado-, porque el ámbito de la razón común deberá renunciar a todo intento de aproximación a la esencia o al designio divinos y aplicarse al mundo real que tiene frente a sí como objeto de investigación, que carece de toda relación con su Creador.


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