Miércoles, 22 Abril 2020 10:04

El Área de Cooperación y Solidaridad edita un vídeo de la visita de Cecilia Banshuy a la UCO y otras universidades andaluzas

Escrito por G.C.
Cecilia Banshuy en uno de sus encuentros con estudiantes Cecilia Banshuy en uno de sus encuentros con estudiantes Área de Cooperación y Solidaridad de la UCO

La campesina e indígena ecuatoriana Cecilia Banshuy visitó la Universidad de Córdoba y otras universidades andaluzas del 9 al 15 de marzo para compartir con el alumnado su experiencia emprendedora como productora de la Organización de Mujeres Indígenas Yurak Sisa (Flor Blanca) en Santa Cruz (Guamote, Ecuador). Allí, junto con otras mujeres de su comunidad y la ayuda de la Fundación Maquita, ha conseguido mejorar sus condiciones de vida y promover la igualdad entre mujeres y hombres a través de las redes y principios de Comercio Justo.

Por invitación del Área de Cooperación y Solidaridad de la UCO, Cecilia visitó tres universidades andaluzas para hablar de Comercio Justo, equidad de género y medio ambiente, en el marco del proyecto “Fortalecimiento de alianzas de Universidades Andaluzas para lograr un mayor compromiso de la comunidad universitaria en el marco del comercio justo, el medio ambiente y la equidad de género” financiado por la AACID (Agencia Andaluza de Cooperación Internacional para el Desarrollo).

El día 10 de marzo estuvo con 27 alumnas/os de la asignatura de “Mercados Internacionales” impartida en el campus de Dos Hermanas de la Universidad Loyola de Andalucía; ante quienes hizo especial hincapié en la necesidad de mejorar la ética de las relaciones internacionales, especialmente en las comerciales, debiendo exigir más información a los vendedores sobre la realidad productiva de lo que se compra y adquiere ya que en ocasiones los bajos precios esconden realidades de precariedad, explotación y degradación ambiental.

El día 11 de marzo participó, junto con 63 estudiantes, en la asignatura de “Trabajo Social con grupos” de la Universidad de Málaga en la que se centró en contar los aspectos más relevantes de su vida personal y profesional; reforzó la idea de que su motivación por conseguir mejores condiciones para las mujeres de su comunidad y el apoyo que consiguió de muchas de estas fue lo que permitió llevar a delante la importante transformación social que han conseguido a través de Yurak Sisa. La sesión estuvo plagada de emoción.

El viernes 13 de marzo estuvo con la decena de alumnas/os que asistieron a la asignatura de “Teorías y técnicas para la sostenibilidad” de la Universidad de Córdoba, ante quienes expuso los proyectos puestos en marcha por su organización de mujeres para certificarse en producción ecológica y producir su propio compost orgánico. La casi totalidad del alumnado afirmó que la exposición hecha por Cecilia le había gustado mucho, que tenía relación con su asignatura y aplicación en su futura carrera profesional. Aunque durante la semana del 16 al 22 de marzo tenía más actividades programadas en las Universidades de Jaén, Granada, Sevilla y Pablo de Olavide, tuvieron que ser anuladas por la Declaración del Estado de alarma ante la pandemia del COVID-19 y la suspensión de las clases presenciales en todas las universidades andaluzas.

Durante su visita se realizó un vídeo para conocer en primera persona el testimonio de Cecilia, disponible para poder utilizar en cualquier actividad docente.

El vídeo completo (16 minutos) puede verse aquí: https://www.youtube.com/watch?v=arHbEY9Oq6c

Un resumen del mismo (2 min) está disponible aquí: https://www.facebook.com/watch/?v=228434314886570

 

Sobre Cecilia Banshuy

Cecilia es una mujer sencilla, con muchísimo arraigo a la tierra, a la cual le sorprende las grandes extensiones de cultivo existentes en Andalucía. Ella se autodefine como ‘indígena, campesina y santacruceña’. Es una mujer orgullosa de sí misma, y se emociona cuando habla de su proyecto de comercio justo, el cual construyó, junto a sus compañeras, con muchísimo sacrificio y esfuerzo. En las intervenciones que ha realizado en las diferentes universidades andaluzas, las cuales ha comenzado siempre en su lengua nativa, el quichua, ha reiterado la necesidad de seguir trabajando para conseguir mayores niveles de igualdad entre mujeres y hombres.

En cuanto a su vida, afirmó en sus intervenciones que cuando era pequeña“era muy difícil que las mujeres accedieran a la educación, la discriminación empezaba por la misma familia, ya que se pensaba que nuestro rol era para criar hijos, cuidar a los padres, las labores del cultivo y la crianza de animales”, a pesar de eso, su madre fue su apoyo incondicional, lo que le permitió superar sus estudios primarios. Cuando era tan solo una niña, su jornada empezaba a las 4 de la mañana; a esa hora, junto a su madre y hermana, comenzaba a cortar la hierba, preparar el desayuno, ordeñar la leche y caminar alrededor de una hora para llegar al mercado central y venderla; después asistía a la escuela. A los 17 años tuvo que dejar sus estudios secundarios para contraer matrimonio. Sus primeros años de casada los dedicó por completo a cuidar a su primera hija y a realizar las labores domésticas, mientras su marido vivía en otra ciudad trabajando como vendedor de frutas.

Fue en 1993, junto a otras mujeres de la Comunidad Santa Cruz de Guamote, cuando funda la Organización de Mujeres Indígenas Yurak Sisa (Flor Blanca), con la finalidad de visibilizar el trabajo que realizan las mujeres para que fuera valorado por toda la sociedad. Su lema es“las mujeres también podemos hacer las mismas actividades que realizan los hombres, y ellos las que habitualmente hemos asumido nosotras en el hogar, tenemos la misma capacidad de organizarnos, tenemos ideas y tenemos voluntad de cambiar las cosas”. Su principal logro como dirigente de la organización de mujeres ha sido que las horas de trabajo en su comunidad tengan el mismo valor, tanto si son realizadas por mujeres como por hombres; tal como afirmó en sus intervenciones “anteriormente, por el mismo trabajo en el campo, a las mujeres nos pagaban medio jornal y a los hombres el jornal completo. No era justo”. Además, denuncia como, a la discriminación por ser mujeres, se le añaden otras como la de ser indígenas y campesinas, lo que limita sus oportunidades para desarrollarse plenamente y alcanzar sus aspiraciones tanto individuales como colectivas; aún así no han cejado en su empeño y hoy confirman que su esfuerzo les ha permitido “vivir mejor y con más igualdad”. Además, como dirigente de Yurak Sisa ha logrado llevar a cabo algunos emprendimientos productivos como la mejora de la quinua orgánica, poner en marcha una iniciativa de producción de cuys (Cavia porcellus) para alimentación humana, la elaboración de compost orgánico para la fertilización de sus tierras, elaborar derivados de leche como el queso y generar mayor valor agregado a sus cultivos de hortalizas a través de su distribución en mercados locales. Actualmente se encuentran desarrollando nuevos emprendimientos con la idea de sumar a más mujeres de su comunidad al proyecto.

Su participación en las redes de Comercio Justo vino de la mano de la Fundación Maquita. Esta organización apoya a comunidades productoras ecuatorianas a que puedan comercializar sus productos en los mercados internacionales y locales con mejores condiciones (precios justos, apoyo mutuo, confianza y respeto, etc.). La primera toma de contacto de Yurak Sisa con Maquita fue la organización conjunta de talleres de capacitación para dar a conocer los derechos de las mujeres y los recursos de los que disponían para poder organizarse. Todo ello les permitió fortalecer sus capacidades de gestión y administración y mejorar su posicionamiento en la familia y sociedad, consiguiendo mayores cotas de igualdad y logrando mayor independencia económica y autonomía personal. Hoy día Yurak Sisa comercializa parte de la quinoa orgánica que produce a través de las redes internacionales de Comercio Justo a través de Maquita. El resto de su producción la dedica a autoconsumo o la comercializa en los mercados locales.

 

 

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