Gómez Villamandos propuso un "diálogo íntimo con la muerte" en el que planteó "el porqué, el cómo, el para qué, el dónde y el cuándo". Este tipo de muerte celular programada, según explicó, "programada, ordenada y silenciosa, es un proceso imprescindible para la vida, para la correcta morfogénesis de los organismos, con la remodelación y eliminación de estructuras, en el control de la superproducción de células, así como la renovación y la eliminación de las células que amenacen su supervivencia, procesos regulados a través de una combinación de señales positivas y negativas que reciben las células. Su alteración, ya sea por inhibición o por exceso produce múltiples enfermedades, como cáncer, enfermedades autoinmunes e infecciones víricas persistentes en el caso de la inhibición, o, en el caso de su incremento, enfermedades neurodegenerativas y alteración de las respuestas de defensa del organismo". El rector señaló que este último grupo de enfermedades han sido estudiadas por su equipo desde los años 90, "investigando sobre los mecanismos que la originan en diferentes enfermedades víricas que se caracterizan por estados de inmunodepresión".
Gómez Villamandos finalizó el discurso reflexionando ,con varios ejemplos, sobre la importancia de la investigación generadora de conocimiento como base de los avances que mueven a la humanidad, así como que para que la investigación sea efectiva precisa de masa crítica de investigadores y de investigación, de estabilidad y de inversión. Recordó que "no son los países más ricos los que más invierten en educación e investigación, sino que los países que más han invertido en educación e investigación han llegado a ser los más ricos".
Previamente, intervino Marina Álvarez que centró su discurso en la evolución del diagnóstico del cáncer de mama, desde el descubrimiento de los Rayos X y su aplicación a la glándula mamaria (mamografía) hasta los programas actuales, que incorporan la tecnología digital o la mamografía 3D, la mamografía con contraste o la biopsia extirpativa de mama. Tras plantear los retos de futuro, Álvarez concluyó que «el diagnóstico más preciso permitirá un tratamiento más personalizado, mejorando la respuesta al tratamiento y el pronóstico del cáncer».