La jornada comenzó en el Salón de Columnas del Edificio Pedro López de Alba, sede del Consejo Social, con la intervención del rector de la Universidad de Córdoba, Juan Carlos Gómez Villamandos y del presidente del Consejo Social de la UCO, Francisco Luis Córdoba Berjillos, que presentaron la sesión y dieron la bienvenida a los ponentes y a los cuarenta asistentes al café, presentes en la sala.

Seguidamente arrancó la primera ponencia de debate denominada ‘Fundraising y mecenazgo: el reto de las Universidades públicas españolas’, a cargo de Ernesto Pedrosa Silva, presidente del Consejo Social de la Universidad de Vigo. El orador fue presentado por el presidente del Consejo Social, Francisco Luis Córdoba.
Pedrosa Silva reclamó en primer lugar una rápida aprobación de la Ley de Mecenazgo que “sigue perdida en el horizonte” y señaló durante su intervención que “las grandes fortunas españolas tienen poca relación con la universidad” porque España es un país “de filántropos de clase media”. En este sentido apostó por incrementar necesariamente la visibilidad de la Universidad para facilitar su conocimiento y cercanía social y así “hacer más fácil la captación de los necesarios fondos privados ahora y en el futuro”. Esa mayor visibilidad social debe llegar, y llegará a su juicio, a través de valiosos instrumentos de los que dispone la propia Universidad. Todos ellos resumidos, dijo, en la fórmula “afectos, ‘alumni’, comunicación y  egresados”. Estos cuatro pilares “deben ser nuestra apuesta de presente y de futuro en el nuevo modelo universitario”, concluyó.

Tras la intervención de Pedrosa Silva se puso en marcha el apartado de la sesión denominado ‘panel de experiencias’ que tuvo dos partes. En la primera de ellas, denominada ‘Experiencias de colaboración público-privada en la Universidad de Córdoba’ intervinieron Enrique Quesada Moraga, vicerrector de Innovación, Transferencia y Campus de Excelencia de la Universidad de Córdoba y Jesús Gil Ribes, catedrático de la Universidad de Córdoba. Este primer panel de trabajo y debate fue moderado por Magdalena Entrenas Angulo, presidenta de la Comisión de Plan de Actuación y Comunicación  del Consejo Social de la Universidad de Córdoba.

Quesada puso de relieve en su intervención que los avances científicos en España “no se ajustan a los niveles de innovación como deberían. Éstos van muy por detrás de aquéllos”. Animó a las empresas a poner en marcha muchos más proyectos teniendo como socio a la Universidad, e hizo un relato de los numerosos programas de ayudas, tanto a nivel autonómico, como nacional y europeo para los diferentes y posibles proyectos colaborativos de las empresas y la universidad. El reto, señaló, “es que las empresas y la universidad vayamos juntas en la innovación”.

Jesus Gil Ribes puso como ejemplo de la colaboración entre empresa y universidad un gran proyecto llevado a cabo por su departamento de investigación para desarrollar una moderna máquina para la cosecha del olivar, el mayor proyecto de este tipo que se ha puesto en marcha en Andalucía. Gil recordó que a partir de una pequeña aportación adelantada por los empresarios del aceite, la inversión final se convirtió en varios millones de euros tras la financiación pública. Pero el proyecto, insistió, “no hubiera sido posible sin ese adelanto de los productores, una aportación privada”. Gil también insistió en que la burocracia y las labores administrativas restan energía, dedicación y capacidad a las posibilidades investigadoras y reclamó que se “engrase mejor el actual sistema de gestión”.

El segundo panel de experiencias, denominado ‘Experiencia de mecenazgo en la Universidad de Córdoba fue protagonizado por Rafael Bonilla Cerezo, catedrático de la Universidad de Córdoba y presentado por Julia Romero Blanco, secretaria del Consejo Social de Universidad de Córdoba.

Bonilla Cerezo explicó precisamente su propia experiencia de mecenazgo con la universidad a través de su proyecto de financiación de una veintena de becas para otros tantos doctorandos de la Universidad de Córdoba. “Se trata de reforzar modestamente con una aportación personal los programas de becas que ya tiene la propia universidad, en concreto en su variante de tutela internacional”. Tras la experiencia Bonilla reclamó una mayor agilización y simplificación de los sistemas administrativos porque su “actual lentitud y complicación restan eficacia a las acciones de patrocinio y mecenazgo”, concluyó.