Miércoles, 12 de Septiembre de 2012 08:03

"Estudio y documentos para la historia de la diplomacia española en el siglo XVIII" nuevo libro del Servicio de Publicaciones de la UCO

GC
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El libro “Estudio y documentos para la historia de la diplomacia española en el siglo XVIII, editado por el Servicio de Publicaciones de la Universidad de Córdoba y el Instituto de Humanidades de la Universidad Rey Juan Carlos, del que son autores Luis Palacios Bañuelos, Ignacio Ruiz Rodríguez y Fernando López Mora, es sobre todo un estudio histórico, resultado de un trabajo de investigación realizado en los últimos cuatro años en torno a la diplomacia española dieciochesca y a los distintos reinados que se sucedieron en aquel siglo. En sus páginas se rescatan y transcriben un total de 105 documentos generados por los diplomáticos de la España de la época y conservados en distintos centros documentales –sobre todo en el Archivo Histórico Nacional (sección Estado), pero también en el Archivo General de Indias, en el Archivo General de Simancas y en la Biblioteca Nacional– que se completan con dos breves anexos que los explican y enmarcan en la realidad histórica del período, sendos apartados dedicados a las fuentes y la bibliografía, y finalmente un muy útil índice onomástico.

 

En el análisis histórico, los profesores Palacios Bañuelos, Ruiz Rodríguez y López Mora con cierto afán revisionista aportan nuevas claves fundamentales de la diplomacia española del XVIII a partir de fuentes originales y en algún caso inexploradas, así como de la trayectoria política de los reinados que jalonaron el siglo, desde el final de la dinastía de los Austrias con Carlos II y la implantación de los Borbones, a la etapa del último Borbón de aquella centuria, sin obviar la Guerra de Sucesión, las reformas borbónicas y los reinados de Felipe V, Luis I, Fernando VI, Carlos III y Carlos IV. En ese extenso capítulo, analítico y conclusivo a la par, los tres autores logran condensar la evolución de la política y la diplomacia de todo un siglo. Período considerado para algunos historiadores como decadente, pero que hoy día la historiografía más avanzada y perspicaz ha sabido reinterpretar y comprender como época de cambio, transformación e incluso reforma del país y sus gentes gracias, sobre todo, a la impronta de las ideas ilustradas.

Respecto a la diplomacia española en el siglo XVIII, según los mencionados autores, España debió esforzarse en gran medida en lograr un imposible, consistente en que, una vez perdida la hegemonía mundial lograda en los siglos precedentes y sobre todo tras la Guerra de Sucesión al trono español, el retroceso territorial y la influencia internacional del otrora invencible imperio español no fueran a más. Todo ello en el marco de la confrontación de las dos grandes potencias de la época, Francia –con la que finalmente se alía España por la relación familiar entre las dinastías reinantes– y Gran Bretaña; sin olvidar que nuestro país también tuvo que mantener un severo pulso con otras potencias emergentes que ambicionaban los territorios dinásticos españoles, como fue el caso de la Rusia de los zares. Por todo ello, los diplomáticos al servicio de la Corona de España debieron desarrollar un intenso esfuerzo de adaptación, que este libro contribuye a rescatar en muchos casos del campo del olvido. Y como se argumenta en la monografía, también tuvo su importancia la incipiente profesionalización del oficio diplomático
Toda esta empresa intelectual se ha conciliado en torno a la presencia de dos imperativos: dar cuenta de la diversidad de la actuación internacional de la Monarquía española y retratar las líneas de fuerza que dan a su evolución, en relación al mundo político internacional, inteligibilidad histórica.

Entre el centenar largo de documentos transcritos, fechados entre el 2 de diciembre de 1700 y el 11 de diciembre de 1793, se localizan los nombramientos de distintos cargos de la diplomacia española –en especial, de embajadores y ministros plenipotenciarios–, la correspondencia diplomática sobre asuntos de una marcada trascendencia para España, las instrucciones para el desarrollo de las embajadas ante distintas cortes europeas (como el marqués de Grimaldi en Viena, el marqués de Esquilache en Venecia, el duque de Sotomayor en Portugal, el marqués de Almodóvar en Rusia, el conde de Aranda en París…), etc. Sólo por citar algunos de los documentos publicados en este libro para que el lector de esta recensión obtenga una idea amplia y precisa de su interés historiográfico, podrían destacarse los siguientes: las cartas credenciales de distintos embajadores españoles, el ceremonial que Felipe V estableció para la recepción de embajadores y príncipes extranjeros (1717), las instrucciones a los comisarios que debían realizar la demarcación de límites entre España y Portugal a través del río de la Plata (1751), los informes dados al rey sobre los abusos de los corsarios ingleses en aguas españolas, la instrucción sobre límites de Florida y Luisiana y sobre la navegación del río Mississippi (1784), etc.

En definitiva, una monografía que da cuenta del profundo significado histórico de la acción diplomática española cuya importancia señalan los tres autores antemencionados. Una obra especialmente atractiva para todos aquellos interesados, especialistas o no, en acercarse a la política exterior de España en una época crucial de nuestra historia.