El doble modelo de la argumentación

Quintín Racionero
Coimbra, 6 de abril de 2011

La constatación de la existencia de dos modelos en el desarrollo de la argumentación retórica fue ya señalada por los comentaristas antiguos de Aristóteles, quienes, en vista de su carácter fuertemente contrastante, trataron de reducirlos a un canon común. Este canon, fijado en forma definitiva por Quintiliano en las Institutiones oratoriae, ha definido la recepción histórica de esta parte fundamental de la Retórica aristotélica, al menos hasta la incorporación de los métodos genéticos introducidos por Werner Jaeger. De acuerdo con tales métodos, que, para el caso de la Retórica, fueron defendidos por Fr. Solmsen y P. Gohlke, el problema debe ser replanteado en el sentido de, 1º, enfatizar las diferencias existentes entre aquellos dos modelos, 2º, declarar su incompatibilidad intrínseca y, 3º, proponer como solución la existencia de una evolución en el pensamiento de Aristóteles, que habría dado lugar a la redacción de dos o más versiones de la Retórica, incontroladamente mezcladas por Andrónico de Rodas. Por múltiples causas, que serán expuestas en el curso de esta ponencia, ni la propuesta tradicional unitaria ni la fragmentación que procede de los métodos genéticos parecen hoy posiciones hermenéuticas que puedan ser defendidas. En su lugar, desarrollaremos una interpretación sintética, que, ante todo, mostrará cómo los dos citados modelos responden efectivamente a distintas fases de la enseñanza de Aristóteles, para argüir, después, en qué forma resultan compatibles, por virtud de qué motivos puede decirse que el resultado final procede con toda certeza del pensamiento aristotélico y cómo este resultado final da pie a una concepción de la argumentación retórica que, en línea con algunas de las preocupaciones actuales, busca específicamente introducir y rentabilizar productivamente los factores afectivos en el marco de un modelo fuerte y racionalmente fundado de persuasión.