Razón, conocimiento y destino en el Edipo de Séneca

Ignacio Pajón Leyra

Como es sabido, el texto del Edipo senequiano supone una reinterpretación del mito griego de Edipo muy alejada del mayor referente trágico hoy conservado sobre este material mitológico: el Edipo Rey de Sófocles. El Edipo de Séneca es un personaje más atormentado, torturado por la culpa y la sospecha y sumergido en un ambiente más oscuro, inquietante y en ocasiones aterrador. El tono expresivo de la obra es más violento y explícito que el de Sófocles, llegando en ocasiones a poder ser calificado de sangriento. Y a diferencia del trágico griego, Séneca juega con la angustia del lector sometiendo a los personajes a un proceso de pesquisa de la causa de la peste que asola Tebas en el que la incertidumbre e ignorancia de los intervinientes en la obra no hace sino aumentar la ansiedad con la que el proceso es contemplado “desde fuera”.

Así, las ideas filosóficas de Séneca sobre el cosmos, el orden, el tiempo, el ser humano, la virtud, la vida y la muerte se convierten en puntos de articulación cruciales para su obra trágica. Y entre esas ideas no es de importancia menor un modo específico de comprender un concepto tan nuclear para los estoicos como es el lógos.

El lógos estoico, a un tiempo razón, proporción, divinidad y destino, rige un mundo cambiante muy próximo al heraclitiano. Porque hay un lógos, el devenir no puede ser considerado caótico, azaroso ni irracional. Pero ese lógos que todo lo gobierna es, todo él, razón y virtud, y se opone diametralmente a la maldad y la irreflexión. El mal, por tanto, procede solo del hombre que actúa de un modo no conforme con ese lógos universal; y de este modo, como para Sócrates, para el estoico antiguo el malvado es solo el ignorante, o con mayor precisión el que no conoce ni comprende la razón cósmica que se manifiesta tras el devenir de la naturaleza.

Sin embargo, la visión que ofrece Séneca del lógos en esta tragedia parece, en un primer momento, separarse de esa pura racionalidad benévola para convertirse en una fuerza arrebatadora, arbitraria y que no se manifiesta ni como benigna ni como racional. Y el motivo de que esto ocurra no aparenta ser solo la mera congruencia con el destino trágico griego entendido como fuerza ciega irrefrenable. El objetivo de este trabajo será aproximarse al análisis del tratamiento que Séneca da al destino en su texto trágico, atendiendo a su puesta en relación con otros textos tanto del propio Séneca como de la tradición estoica latina e incluso de formas de pensamiento posteriores para aclarar, en la medida de lo posible, la cuestión de su racionalidad o irracionalidad.