La sociedad española del Antiguo Régimen se caracterizó por la obsesión nobiliaria y por la limpieza de sangre, dos cualidades que se debían poseer, o al menos aparentar, para formar parte de las clases dirigentes locales y nacionales. El problema radica en que a lo largo de los siglos XV y XVI, el poder del dinero y el servicio a la Corona había posibilitado el ascenso social de miles de familias que poseían orígenes plebeyos, muchas de las cuales además descendían de judíos, expulsados de España en 1492 por los Reyes Católicos.

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