La aparición sistemática de los corrales de comedias en España se inicia a finales de la década de 1570. Sin embargo, la mayoría de los locales se inauguran en el período comprendido entre 1580 y 1600. En algunas tradiciones dramáticas (en la romana, por ejemplo) la existencia del recinto teatral es previa a la creación de textos autóctonos que representar en él. No ocurre así en el caso del teatro clásico español. Fue necesario reformar locales que hasta entonces habían sido empleados con diversas finalidades (como mercados y almacenes, básicamente) para establecer los primeros espacios de representación de la comedia barroca. En este sentido, el nombre de algunos de los primeros corrales resulta revelador: Corral de la Longaniza (Valladolid, 1575), Mesón de la Fruta (Toledo, 1576), Corral del Carbón (Granada, 1588)...

     La existencia de corrales está documentada a lo largo y ancho de toda la Península , desde Lisboa (Patio de las Arcas, finales del Quinientos) a Valencia (La Olivera, 1584), desde Logroño (Corral de Comedias del Hospital de la Misericordia, 1604) hasta Málaga (Corral de Comedias, 1590). Los corrales no se extendían, sin embargo, de un modo uniforme a lo largo de la Península. La mayoría de los edificios se concentraba en los principales núcleos de población de la época. De este modo, Sevilla y Madrid llegaron a contar con casi una decena de recintos.

     También eran importantes centros de difusión del teatro barroco las ciudades de Valencia (alguno de sus corrales se inauguró en la década de 1560), Valladolid, Toledo y Zaragoza. Las zonas de menor densidad dramática eran el norte y el occidente del país. A los corrales documentados en la Península hay que sumar un número en absoluto despreciable de corrales americanos, cuya aparición es rigurosamente contemporánea a la inauguración de sus homólogos peninsulares. Baste citar los dos recintos con que contaba Ciudad de México (1580, 1604), el cercano Corral de Comedias de Puebla (1602),  y el limeño Corral de Santo Domingo (1594).Son mucho más tardíos los corrales de Veracruz y Zacatecas. Cabría pensar que el número de corrales documentados aumenta progresivamente desde la aparición de los primeros recintos (en torno a 1570) hasta el declive del género a mediados del Seiscientos. Curiosamente, no es así. El régimen de propiedad de los recintos dramáticos produjo una peculiar evolución en su desarrollo. En un principio, los locales eran propiedad de particulares. Lope de Rueda, por ejemplo, solicitó permiso en 1558 al ayuntamiento de Valladolid para construir el Corral de Comedias de la Puerta de Santiesteban (no está documentada la fecha de su apertura, pero sí la de su cierre en 1575).

     Este régimen de propiedad posibilitaba la existencia de varios recintos en una misma ciudad y explica, de paso, el nombre de muchos de los corrales de comedias: Corral de Cristóbal de la Puente (Madrid, década de 1570), Corral de doña Elvira (Sevilla, 1579)... Con el paso del tiempo, sin embargo, las autoridades locales decidieron regular la actividad dramática. Generalmente establecieron un monopolio de las representaciones, cuyos beneficios iban a parar, en unos casos, al cabildo y, en otros, a los hospitales, las cofradías y otras entidades de caridad.

Galería del Corral de Almagro

     Queda constancia de ello en los nombres de muchos edificios: Patio del Hospital de Nuestra Señora de Gracia (Zaragoza, 1590), Patio del Hospital de Comendador Alonso de Sotelo (Zamora, 1574), Patio de Comedias del Hospital de San José (Valladolid, 1575), Corral de Comedias del Hospital de la Misericordia (Logroño, 1604)... Se conserva en algunos casos documentación relativa a pleitos emprendidos contra algún empresario "independiente" por diversos hospitales, que usualmente acusaban a sus competidores de "hurtar a los pobres".

Vista del patio del Corral de Almagro desde detrás del escenario

     La desaparición de los corrales y el declive de la comedia barroca son paralelos. Ambos fenómenos se inician a mediados del Seiscientos y prosiguen durante casi un siglo. Algunos de los corrales, que habían servido de mercado antes de que alguien decidiera utilizarlos para fines más nobles y que habían vuelto a su empleo originario durante las épocas de prohibición, regresaron de un modo definitivo a su prístina finalidad. Otros se derruyeron para construir locales aptos para la representación de otro género de espectáculos (sobre todo, ópera).

 

     

     El Corral de Comedias de Alcalá de Henares ejemplifica a la perfección este proceso. Inaugurado en 1601, se habilitó para proyecciones cinematográficas a mediados del siglo XX y, en la actualidad, es la sede del Teatro Cervantes. Durante el siglo XVIII, los teatros a la italiana sustituyeron progresivamente a los corrales. Algunos desaparecieron en incendios espectaculares y permanecieron de este modo en la memoria de las gentes. El Coliseo de Comedias de Zaragoza, por ejemplo, quedó reducido a cenizas el 12 de noviembre de 1778. Francisco de Goya inmortalizó el suceso. En la actualidad, como es sabido, sólo se conserva intacto el corral de comedias de Almagro.

 

* Planos:

  • Plano 1: Hospital Real de los Indios.
  • Plano 2: Plano del Corral de la Cruz (manuscrito).
  • Plano 3: Plano del Corral de la Cruz (antiguo, 1730).
  • Plano 4: Colisero de la Cruz  (1735, reproducción de 1785)

* Bibliografía