El público de los corrales de comedias durante el Barroco se distribuía en función de la clase social a la que pertenecía. Así, los palcos eran ocupados por la clase más alta, en la que entraban a formar parte los administradores, los jueces, el clavario, el conde y el virrey, entre otros personajes de la sociedad noble. La zona del patio estaba destinada al clero, al ciudadano honrado y a las clases medias, ocupando cada clase su sitio en los bancos y gradas, o su espacio en caso de que este estuviera desprovisto de bancos, por lo que el espectador permanecía de pie. Asimismo quedaba reservado frente al escenario un espacio, la cazuela, exclusivo para las mujeres, de manera que permanecían separadas de los hombres. Un ejemplo de la composición social del público lo vemos en el corral de la Olivera, donde los nobles y ciudadanos honrados ocupan el 59'2 % del público, las clases medias un 29'9% y, en último lugar, aparece el clero con un 10'9%. Estos datos son de 1678 y se puede apreciar en 1682 un aumento de la presencia de la clase media.

     Por otro lado, el público debía respetar una serie de reglas de comportamiento si quería asistir a una representación o acto, así como también disponía de carteles en los que se anunciaban las comedias que iban a representarse, con indicación de las partes y naturaleza del espectáculo. En cuanto al comportamiento y los códigos del público, el espectador que ocupaba los palcos y aposentos se caracterizaba por una quietud acompañada de silencio, mientras observaba la obra. En cambio, el público del patio era más bien dinámico, se caracterizaba por su movilidad, provocando en ocasiones algarabía, bailando con otros compañeros o simplemente gritando o cantando. 

     Los precios de entrada al corral variaban en función del tipo de entrada, es decir, la entrada más cara era la que se pagaba por asiento en los palcos o aposentos, el precio disminuía en los bancos, gradas y cazuelas y la entrada sencilla era la que se pagaba por permanecer en el patio, normalmente de pie. Todos pagaban la entrada sencilla como base y los espectadores que ocupaban asientos o puestos más elevados tenían que añadir un suplemento.

 

 

 

     

 

     Asimismo los precios de entrada desde 1600 hasta 1800 aproximadamente iban en aumento, sufriendo en ocasiones algunas paradas, cuando, por ejemplo, al ayuntamiento le parecía excesivo el precio impuesto. Tenemos, por ejemplo, que en 1608 se pagaba por una entrada sencilla 1 real y 1/4, y una suma adicional de 1 real para el asiento en banco y de 12 reales para la entrada en aposento. En 1670 la entrada sencilla es de 1 real y 3/4, al banco se le añade 1 real y 1/2 y el aposento asciende a 17 reales. 

     Esto ocurre a medida que avanzan los años, aunque a partir del siglo XVIII la situación tiende a estabilizarse. Tengamos en cuenta que, si un maestro carpintero cobra 7 reales diarios, se podría permitir ir ocasionalmente al corral de pie en el patio o incluso ocupando un banco, asiento o grada. Sin embargo, un labrador humilde, que gana unos 4 reales diarios, podría asistir sólo de vez en cuando, y pagaría por estar en el patio de pie, ya que su salario no le permite ocupar un asiento de lujo. Es interesante, por tanto, ver la accesibilidad del público a un tipo de asiento y observar cuánto frecuenta el corral en función de su salario. Asimismo es conveniente saber cuál era el presupuesto de gasto diario de un trabajador y cotejar el precio de entrada a un corral con el precio de otros productos como el alimento, por ejemplo. Otro punto que conviene señalar es que el precio de la entrada, así como el de otros productos, y el salario variaban según las distintas ciudades. Así mostramos ejemplos de Madrid y Valencia. 


      Modelo madrileño: teatro de "corrales"

Modelo valenciano: teatro de "coliseo"

Categorías

Patio y cazuela

Bancos y cazuelas

 

Bancos

Sillas

 

Aposentos

Aposentos

 

CATEGORÍA

MADRID

VALENCIA

Patio/cazuela

20 mvs. (de pie en patio)

19'92 mvs. (sentado siempre)

Bancos de patio

31 mvs.

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Sillas

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31'54 mvs.

Gradas de patio

36 mvs.

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Aposentos

409'9 mvs.

305'5 mvs.

Localización:  Josep Lluís Sirera: "La infraestructura teatral valenciana", Teatro y prácticas escénicas II: La comedia; Támesis Books, London, 1986, p. 39.


     

     En definitiva, con respecto al precio de entrada, se pueden ejemplificar con balances los ingresos recogidos en los años 1641-1644 y en el año 1820, así como también se establecen estadísticas en las que se recoge el público medio diario por corrales, por compañías o por días de la semana.

     En cuanto a la situación de los actores, sabemos que se servían de gestos, de palabras, de tonos, de ciertos movimientos del cuerpo, del maquillaje, del peinado, de los accesorios, el decorado, la iluminación, la música y el sonido. Todos estos elementos influían en la representación de una obra, pero uno de los complementos más importantes de los actores es el vestuario. Las prendas de vestimenta eran muy variadas para ambos sexos y eran utilizadas por las distintas clases sociales.

     Chinelas, chapines, botas, sombreros o cuellos eran algunas de esas prendas. Las más variadas eran las prendas femeninas, aunque también tenemos prendas masculinas e incluso vestidos alegóricos, todas ellas reflejan una gran riqueza en el tejido y el diseño.

* Imágenes:

  • Imagen 1: Corral de Almagro
  • Imagen 2: Comedia del Mercader Amante (portada).
  • Imagen 3: Precios del Coliseo de la Cruz (1737).

* Mas información en Parnaseo

* Bibliografía sobre el público

* Bibliografía sobre la representación