EL MITO

Según se nos cuenta en la Odisea, al terminar la guerra de Troya, Odiseo (el Ulises de los romanos) emprende el regreso a su patria Itaca, pero su flota es extraviada por el dios Poseidón y durante diez años el héroe vaga de aventura en aventura por un mundo fabuloso -las sirenas, el Cíclope, Escila y Caribdis, Circe, Calipso... -, hasta que al fin llega al país de los feacios, que lo acogen hospitalariamente y lo llevan, sano, salvo y solo, a su destino.

El astuto Odiseo se disfraza de mendigo, temeroso de encontrarse en Itaca con una situación conflictiva, como efectivamente ocurre: su esposa -Penélope- es asediada por un grupo de nobles -los pretendientes- que le piden, cada vez más acuciante e insolentemente, que tome de entre ellos un esposo que a la vez ocupará el trono vacante de Odiseo, al que dan por muerto después de tanto tiempo.

Poco a poco el recién llegado va revelando su identidad a los que durante su ausencia se le han mantenido fieles -criados, criadas, su propio hijo Telémaco- con los que trama una venganza.

Odiseo acaba con los pretendientes y recupera el trono de Itaca y el amor de Penélope.

Se trata de la mejor adaptación cinematográdica de La Odisea. Lo más coincidente es el uso del flash-back para contar las aventuras de Ulises en el film, que se corresponde con el relato que en la obra literaria hace Ulises ante la corte de los Feacios. No obstante, hay importantes diferencias como es la no aparición de los dioses como agentes de los hechos de los hombres. El Ulises que nos presenta la película es autosuficiente y se basta con su inteligencia.

En cuanto a la ambientación, destaca la inspiración minoica en los decorados del palacio de Alcínoo y en los vestidos, sobre todo en el de Nausícaa. En la morada de Ulises, mucho más oscura y tétrica que el brillante palacio de Alcínoo, pueden verse los leones de Naxos.

La ciudad de Tebas sufre una epidemia. Su rey, Edipo, pregunta al oráculo por qué han enviado los dioses semejante castigo contra su ciudad, y éste le responde que se debe al asesinato del rey anterior, Layo, y que el castigo divino durará mientras no se aclare quién lo asesinó.

El monarca inicia entonces una investigación sobre el crimen, investigación que lo es, al mismo tiempo y fatalmente, sobre su propia identidad, hasta terminar descubriendo que el asesino fue él mismo y que Layo era su padre. Y no sólo eso, sino que, además, Yocasta, la reina viuda a la que Edipo desposó al llegar a Tebas, era -es-, consiguientemente, su propia madre.

Esta terrible historia se nos cuenta en la tragedia Edipo Rey de Sófocles.

A pesar de de la aparente complicación de su estrategia narrativa -construcción en cuatro tiempos, saltos temporales hacia atrás y hacia adelante- Edipo Rey revela hoy una coherencia que le confiere una curiosa sencillez, se integra en un todo de paradójica armonía: uno de los trabajos más acabados de Pasolini. Al concluir Edipo Rey, aparece evidente que el prólogo no es una simple solución vistosa, una actualización inteligente de Sófocles. Es la "verdadera película" y lo que le sigue es mucho menos una lectura moderna de la tragedia griega que la evocación de una infancia italiana y su proyección inmediata en el mito. Y resulta significativo que con esta recapitulación suma de sus experiencias estilísticas, Pasolini cierre también de un modo definitivo en su cine todo un capítulo de su autobiografía personal.

Tenía dos objetivos: primero, hacer una especie de autobiografía completamente metafórica (y, por consiguiente mitificada); y segundo, confrontar el problema del psicoanálisis sobre el mito, pero en lugar de proyectar el mito sobre el psicoanálisis, reproyecté el psicoanálisis sobre el mito. Esta era la operación fundamental de Edipo...

EL MITO

Orfeo es un príncipe tracio con el don de la música, a cuyo son subyuga no sólo a las personas, sino también a los animales y las plantas.

Al morir su amada Eurídice, Orfeo baja al reino de Hades, el país de los muertos, a rescatarla. Hades permite que se la lleve y que los dos enamorados vuelvan a estar juntos, pero pone una condición: que Orfeo no mire a Eurídice durante el camino de vuelta al mundo de los vivos. Orfeo desobedece durante un momento y Eurídice se desvanece definitivamente.

Orfeo murió desgarrado por las mujeres de Tracia, existiendo varias versiones de las causas de su muerte. La tradición contaba que su cabeza y su lira, flotando, llegaron a la isla de Lesbos.

En "Orfeo" Cocteau encuentra, amplificadas y dominadas, las sensaciones que fueron suyas veinte años atrás, cuando rodaba por entonces "La sangre de un poeta"

El tema de las dos películas es el mismo: el poeta debe morir y renacer repetidas veces, que son como pruebas iniciáticas. Debe amar su muerte y hacerse amar por ella del único amor que vale, entre todos misterioso, aquel que nos sumerge en esa "tremenda incomodidad" de la que hablaba Stanislas, poeta también, en "L'Aigle á deux têtes".