Muchos criadores confían en el recuento de los días desde el inicio del proestro, y creen que las perras ovulan siempre en un número determinado de días desde este evento (aproximadamente 12 días desde el inicio del proestro). Sin embargo, esto no es cierto y el rango de ovulación puede variar tanto como que una perra ovule el día 5 de proestro y otra lo haga el 30. Por lo tanto, el apareamiento en los días 12 y 14 del ciclo, lo que es común en la práctica reproductiva, no siempre culmina en gestación. A lo expuesto, debemos sumar que en la perra ha menudo existe una pobre correlación entre los eventos endocrinos y los comportamentales, hecho que impide usar los signos conductuales para determinar el momento óptimo del servicio.

Visto el reducido número de ciclos estrales manifestados por la perra a lo largo del año, se hace necesario el uso de varias evaluaciones clínicas en el manejo reproductivo de la perra, y poder, a través de ellas, determinar el momento de ovulación y el momento ideal de cubrición.

- Ablandamiento vulvar:
Al inicio del proestro, la influencia estrogénica incrementa el edema en el aparato genital de la perra y la vulva y los tejidos perineales que se tornan turgentes. En el momento del pico de LH el descenso de los estrógenos y el aumento de la progesterona  reducen el edema del aparato reproductivo con el consecuente ablandamiento vulvar. Estos cambios se pueden evaluar mediante valoración subjetiva del grado de turgencia vulvar 1 ó 2 veces al día.

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Figura 1: a) fotografía de una perra en proestro que muestra la tumefacción de la vulva
 
b) fotografía de una perra en diestro que muestra la ausencia de tumefacción vulvar.
 

         
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