JUEGOS CONDUCENTES A LA COMPRENSION DEL PESO

Primera clase de juegos. Juegos conceptuales

Antes de que los niños empiecen a medir pesos, es preciso que sepan 10 que significa pesado, ligero, más pesado que, menos pesado que, tan pesado como, etc., y es preciso que sus experiencias se desarrollen de manera que no puedan confundir el tamaño con el peso. Una vez más, es preciso que la maestra disponga de colecciones de objetos que permitan a los niños adquirir esta experiencia. Estos objetos tienen que ser lo m s variados posible al mismo tiempo que sean conocidos por los niños. Una experiencia tiene más sentido cuanto más asociada está a la vida corriente. Se dispondrá, pues, de piedras de diversos tamaños, de paquetitos, libros, pedazos de madera, metal, etc. Sus medidas preferentemente serán tales que los niños puedan manejarlos con una sola mano, aunque puede haber algunos m s grandes y más pesados. Hay que dar a cada niño numerosas ocasiones de que tenga un objeto en cada mano, para que evalúe cuál es el más pesado o el más ligero. Se puede hacer también que ordenen los objetos en dos montones, el montón de los objetos "ligeros" y el de los

objetos "pesados". Esta división es bastante arbitraria, pero tiene su importancia. Estos juegos se pueden variar dando a los niños objetos más grandes para sostener, uno después de otro, y preguntándoles cuál es más pesado. La experiencia es completamente distinta de la de sostener los objetos al mismo tiempo, uno con cada mano. Más tarde, se les hará decidir entre dos objetos de peso similar, elegidos de manera que los niños no puedan hallar fácilmente la diferencia. Entonces se les encaminar a que se pregunten si no existiría otro medio para averiguar con certeza la respuesta, e incluso en el caso en que no haya ningún niño que tenga la menor idea de la operación de pesar o medir pesos, admitir n todos que hay casos en que esto es necesario.

- Segunda clase de juegos. Empleo de la balanza

Pero hay muchas probabilidades de que haya por lo menos un niño que haya visto a su abuelita utilizar una balanza para pesar los ingredientes de sus pasteles o confituras. La maestra puede entonces presentar una balanza ordinaria, con un fiel y dos platillos dispuestos a igual distancia del centro: es el modelo m s elocuente para lo que aquí¡ nos interesa, y se utilizar simplemente para comparar entre si el peso de dos objetos y no para averiguar su "peso" absoluto. Antes de utilizarla, los niños tienen que examinar la balanza, y tienen que observar que cuando los platillos est n vacíos, están colocados al mismo nivel. La maestra coge entonces dos objetos que tengan el mismo peso y coloca uno de ellos en cada platillo. Como que los niños los habrán sopesado con anterioridad, sabrán que pesan lo mismo el uno que el otro. Entonces observan con interés que los dos platillos permanecen en equilibrio. Luego se cogen dos objetos cuyos pesos sean muy diferentes. Se les hace sopesar a los niños previamente y luego se colocan en los platillos de la balanza. Los niños observan que uno de los platillos está más bajo que el otro. Si lo desean, se les puede dejar que cojan los objetos, y que se den cuenta de que el platillo que está más bajo es el que contiene el objeto más pesado.

- Tercera clase de juegos. Medida del peso. Unidades arbitrarias

Algunos niños, que se cuentan entre los mejor dotados, quieren saber cuántos clavos son necesarios, o cuántas monedas, para equilibrar un objeto cualquiera. Se coloca pues, un objeto en uno de los platillos de la balanza, el cual entonces desciende completamente. Luego se van colocando clavos en el otro platillo, uno a uno, basta que la balanza recupere el equilibrio. En contestación a la pregunta formulada por la maestra, los niños est n de acuerdo en que se han necesitado "tantos" clavos para equilibrar el objeto, de modo que ‚este pesa igual que la cantidad necesaria de clavos. Se coge otro objeto, el cual a su vez se equilibra con monedas de diez céntimos o de una peseta, y se obtiene otro resultado. También se puede equilibrar el mismo objeto sucesivamente con dos clases de unidades, lo cual da lugar a dos respuestas distintas. Se pide a continuación a los niños que aprecien a ojo cuánto pesar un objeto cualquiera, medido con clavos o con monedas. En un principio, se les puede dejar que sostengan el objeto en la mano, al mismo tiempo que con la otra van recogiendo una cantidad de clavos que consideren equivalente; luego el contenido de una y otra mano respectivamente en los platillos de la balanza, y miran lo que sucede. Si no se establece el equilibrio, se añaden o se quitan clavos, según sea necesario, con lo que se puede comprobar la equivocación sufrida. En la etapa siguiente, se les deja que sostengan solamente el objeto, y hay que adivinar cuántos clavos se necesitarán para equilibrarlo. Hay que dejar que cada niño del grupo haga su propia apreciación, declarándose ganador al que se aproxime más a la verdad.



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