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Jueves, 28 de Julio de 2005 15:09

Corduba 05. Samir Khalil aboga por el control de las mezquitas e imanes en los países occidentales como freno del integrismo islámico

G.C. - R.A.
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"Europa debe trabajar en la formación de una sociedad musulmana integrada en el sistema occidental". Este es a juicio del profesor egipcio Samir Khalil Samir uno de los pasos fundamentales que debe dar Occidente para intentar frenar los movimientos integristas islámicos. El autor del libro 'Cien pre
guntas sobre el Islam", considera necesario un control de las mezquitas y de los imanes, "que sean musulmanes pero que hablen español", señalaba como ejemplo el profesor en el transcurso de su participación en Corduba 05. Para este jesuita, profundo conocedor de la historia y la cultura musulmanas "los países occidentales tienen que hacer un esfuerzo por integrar a los musulmanes, combinar su religión con el modo de vida democrático de Occidente".

Paralelamente a esta labor, es necesario que en puntos como el Líbano, Marruecos o Túnez, se desarrolle también un "proyecto musulmán" que propicie el avance de ideas liberales y modernistas que conjuguen razón, libertad y fe, que "extiendan una nueva interpretación del Corán".. En la actualidad, sin embargo, pese a que los grupos integristas sean reducidos suponen, dice Samir Khalil, "una minoría activa y muy dinámica ante la que los otros musulmanes guardan silencio".

El profesor egipicio ha profundizado en los orígenes, estrategias y objetivos del fundamentalismo islámico. De un lado, intentan desplazar progresivamente a los gobiernos de los países árabes que a su juicio "no representan el Islam verdadero con el objeto de reislamizar estos pueblos"; de otro, y de cara a Occidente, enrolan a pequeños grupos que son formados en Arabia Saudí, Afganistán o Pakistán donde se les forma militarmente y técnicamente para "crear individuos capaces de convertirse en bombas humanas porque de esta manera obtendrán su camino a la salvación". Estos grupos no cuentan con el respaldo de ningún país en concreto, sus pautas de actuación proceden de los imanes, muchos de ellos formados en Arabia Saudí y Egipto".

El problema reside, a juicio de Samir Khalil, en que el proyecto islámico es "un proyecto total, integral, en el que religión y política se entremezclan". Este es el caso del conflicto palestino donde "un problema estrictamente político se ha viciado para confundirse con lo religioso". La razón no es otra que no "existe un interpretación adecuada del Corán y de la tradición islámica". Ante esto sólo existe una solución, "crear un núcleo más fuerte de musulmanes abiertos que realicen una nueva interpretación del Corán y que posibilite el contacto y el entendimiento entre culturas".