Ciervo (Cervus elaphus) Linnaeus, 1758

Orden: Artiodactyla

Familia: Cervidae

Características generales

El ciervo ibérico posee un pelaje donde predomina el color marrón uniforme, con la zona ventral de tono más claro, y un escudo anal también de tono más claro hasta casi blanco, flanqueado por bandas oscuras, con la cola corta de color marrón claro. Los cervatillos tienen un pelaje característico con fondo marrón y manchas o «pintas» blancas que mantienen durante aproximadamente los tres primeros meses de vida.

 

En relación a la alimentación, se trata de una especie que combina el pastoreo de herbáceas y el ramoneo sobre plantas leñosas.

 

Existe un gran dimorfismo sexual en tamaño; por ejemplo, en áreas ocupadas por ecosistemas de tipo mediterráneo esclerófilo, los machos, a partir de dos años de edad, tienen una longitud total cabeza-cola entre 160 y 220 cm, una altura a la cruz entre 90 y 120 cm, tarso entre 35 y 47 cm, y peso entre 80 y 160 kg. Las hembras a partir de dos años miden de la cabeza a la cola entre 160 y 195 cm, altura a la cruz entre 90 y 110 cm, tarso entre 35 y 45 cm, y peso entre 50 y 100 kg. El crecimiento corporal y desarrollo de las cuernas está fuertemente relacionado con las condiciones ambientales y con la densidad poblacional, por lo que el tamaño y el peso corporal son caracteres altamente variables entre poblaciones.

 

Los ciervos en libertad en España, incluso sin presión cinegética, difícilmente alcanzan edades superiores a los 12 ó 13 años. Las hembras son más longevas, llegando a sobrepasar los 20 años de edad. En correspondencia con las diferencias entre sexos en las posibilidades reproductivas a lo largo de la edad, el envejecimiento en los machos ocurre más prematuramente que en las hembras y está previsto desde su nacimiento.

 

Es un animal que interacciona con numerosas especies, compitiendo con otras especies como pueden ser el gamo, el muflón o el corzo, al que puede llegar a desplazar. Únicamente el lobo depreda sobre él, dependiendo de la existencia de jabalíes y ganado doméstico que haya en la zona. En relación a su estado sanitario, el ciervo comparte muchas de las patologías del ganado doméstico, por lo que deben controlarse las actividades de manejo que puedan conllevar interacciones con el ganado.

Hábitat y Distribución

Su área natural de distribución se extiende desde Europa occidental hasta Asia central, incluyendo las islas de Córcega y Cerdeña y el Magreb. Las poblaciones originales más orientales son las del Tíbet y el Turkestan, y las más occidentales las del sur de Portugal. Las poblaciones de Portugal desaparecieron en su mayor parte durante la primera mitad del siglo XX, habiéndose producido recientes reintroducciones así como colonizaciones naturales desde España. El ciervo ha sido introducido desde Europa, principalmente desde el Reino Unido, hacia diversos lugares del mundo, tales como Sudamérica o Nueva Zelanda, con fines cinegéticos o comerciales. La subespecie ibérica sólo existe en España y Portugal, y no se tiene constancia de que haya sido exportada a ningún otro lugar del mundo.

La distribución original en la Península durante los últimos siglos puede haber estado más localizada en la mitad suroccidental, coincidiendo con los hábitats ocupados por el bosque y matorral mediterráneo esclerófilo. La distribución actual es reflejo de una expansión que ha venido ocurriendo en las últimas décadas, debido a expansiones naturales y a reintroducciones cinegéticas. En estos momentos el ciervo se extiende casi por todo el territorio peninsular, con la excepción de la parte más occidental de Galicia y la costa levantina.

Reproducción

El ciervo es un ungulado típicamente poligínico, donde los machos basan su éxito reproductivo en aparearse con cuantas hembras les sea posible, mientras que las hembras aportan todo el cuidado parental a las crías.

La posibilidad de que las condiciones ambientales sean adecuadas para criar con éxito marca el momento del año en que las hembras inician su reproducción. La época de mayor disponibilidad de alimento es la primavera avanzada, por lo que las ciervas ajustarán su fenología reproductiva para que el final de la gestación y principio de la lactancia tengan lugar en ese momento.

La época de apareamiento comienza con la llamada berrea, sonido grave que emiten los machos de ciervo y que tiene como principal objetivo establecer los grados de dominancia entre machos, a la vez que puede tener efecto sobre las hembras, haciendo que entren antes en celo. La duración de la berrea en una finca o área concreta debe ser corta, de unos 25 días aproximadamente, si todas las hembras entran en celo en el momento adecuado, es decir, si todas están en buenas condiciones. La selección natural favorece a las hembras que quedan preñadas en las primeras ovulaciones que producirán partos en la época adecuada. El estrés debido a altas densidades, excesivas concentraciones de animales o actividades humanas que causan disturbios en las poblaciones, pueden favorecer que algunas ovulaciones no culminen en cópulas efectivas y gestaciones, con el consiguiente retraso de los partos.

Bibliografía

Carranza, J. (2004). Ciervo – Cervus elaphus. En: Enciclopedia Virtual de los Vertebrados Españoles. Carrascal, L. M., Salvador, A. (Eds.). Museo Nacional de Ciencias Naturales, Madrid. http://www.vertebradosibericos.org/

 

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