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El conocimiento puede convertirse en una especie de elixir de juventud, un hilo invisible que te mantiene conectado al mundo. Lo saben muy bien los centenares de estudiantes mayores de 50 años que cada tarde se conectan a sus dispositivos móviles para seguir las clases online del Centro Intergeneracional "Profesor Francisco Santisteban". Seguir aprendiendo una vez que tu vida laboral llega a su fin y hacerlo por el mero placer de aprender es un revulsivo. La misión de la Universidad como transmisora de conocimiento cobra aquí un especial sentido. Se engrandece y devuelve a la sociedad su mejor versión. Desde 1997, un grupo de profesores de la UCO altamente comprometidos y miles de estudiantes mayores mantienen viva la llama del conocimiento en el Centro Intergeneracional. En plena pandemia, nuestros mayores han demostrado un grado de madurez, disciplina y compromiso encomiables. Venciendo la resistencia al trabajo por medios telemáticos, más de 1.600 mayores de Córdoba, Cabra, Lucena, Priego de Córdoba, Puente Genil, Peñarroya-Pueblonuevo, Pozoblanco y Montilla han demostrado que la Universidad no se para y se han adaptado, más allá de la edad o la falta de práctica, a las clases online. Hemos charlado con algunos de ellos y hemos comprobado que el entusiasmo por vivir y aprender sigue gozando de muy buena salud.

 “Para lo que esperábamos, la matriculación de este año ha sido una sorpresa”, nos cuenta José Juan Aguilar Gavilán, profesor de Microbiología de la UCO y director del Centro desde 2014, donde también imparte clases desde 1999. “El año pasado llegamos a los 2.400 alumnos y este año tenemos más de 1.600. Al impartirse las clases totalmente en modo online pensábamos que iba a ver un bajón más importante. El confinamiento de marzo fue un periodo de prácticas, por así decirlo, en el que muchos mayores han tenido que familiarizarse con las TIC”, explica. Este curso académico, por tanto, nuestros mayores, al igual que el alumnado de Grado o Máster, asisten a clase a través de Moodle y las videoconferencias se imparten en Blackboard. En la plataforma se cuelgan los apuntes y hay un chat que se abre a las preguntas y dudas de los alumnos. El informático del Centro, Antonio Fernández, ha creado videotutoriales para hacer todo el proceso más sencillo.

Las clases online tienen la ventaja de que pueden llegar a un público que tiene miedo a desplazarse o que no está en condiciones de hacerlo. Además, al ahorrarse los desplazamientos del profesorado por los distintos municipios de la provincia, este año la matrícula ha sido gratuita. Incluso se ha añadido otra ventaja comparativa y es que el alumnado de la provincia ha podido elegir hasta 7 asignaturas este año, frente a las 4 del pasado curso académico.