La perra, desde el punto de vista reproductivo, se define como una especie con ciclo sexual monoéstrico de ovulación espontánea. El intervalo interestro, definido como el tiempo desde el comienzo de un ciclo estral hasta el inicio del próximo, posee una duración variable de entre 5-11 meses. En este sentido, las perras presentan un intervalo interestro mínimo 120 días que se corresponde con la fase luteal.

Nuestras perras domésticas suelen presentar 2 ciclos estrales al año, variando entre 1 y 3 ciclos al año según la raza, la edad y el individuo, por lo que pasa gran parte del año en reposo sexual. Así, las hembras de raza Rottweiler parecen estar predispuestas a manifestar intervalos interestro cortos, mientras que las de raza Basenji y Galgos y otros cánidos silvestres normalmente tienden a mostrar intervalos interestro largos (de 10 a 12 meses). El ciclo estral de la perra, con una duración media de 18 días, está constituido por 4 fases (proestro, estro, diestro y anestro). Generalmente el inicio de la fase proestral se corresponde con el inicio del ciclo reproductivo.

El proestro, fase de incremento de la actividad folicular ovárica que precede al estro, muestra una duración media de 6-11 días (rango de 2-3 hasta 25 días según Bell and Christie en 1971). Durante esta fase, bajo estimulación estrogénica se producen una serie de cambios físicos evidentes tales como la aparición de una secreción vulvar serosanguinolenta procedente del útero, una tumefacción vulvar y atracción del macho como consecuencia de la liberación de feromonas a través de la secreción vaginal, rectal y urinaria (Goodwin et al., 1979). En cambio, durante esta fase de proestro, la hembra mantiene una ausencia de receptividad sexual, reaccionando a la cortejo con manifestaciones vocales o reacciones agresivas o violentas.

Durante el proestro los estrógenos producidos por el folículo ovárico, representan la hormona predominante, responsable de las modificaciones peculiares de esta fase. El pico de estrógenos se produce 24-48 horas antes del inicio del estro, niveles que durante esta fase sufrirán una disminución progresiva hasta caer abruptamente en el proestro tardío (Concannon et al., 1975; Olson et al., 1982), estimulando un pico en la concentración de hormona luteinizante (LH) y la posterior ovulación (Wildt et al., 1979). La concentración de progesterona, mínima durante toda la fase proestral (<0.5-1ng/ml), tiende a superar los niveles basales coincidiendo con el descenso de los niveles de estrógenos (Concannon et al., 1977a) y el pico de LH ovulatoria, consecuencia de la luteinización preovulatoria de las células foliculares (Handley, 1975; Wildt et al., 1979). Las concentraciones de las gonadotropinas (FSH y LH) son reducidas durante el proestro para incrementar hasta niveles máximos al inicio del estro (Olson et al., 1982), induciendo la ovulación.

 

         
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